Completamente inimaginable
La propaganda de Imagining Argentina dice, con pintoresco exceso de autoindulgencia, que "en cada generaci¨®n hay una pel¨ªcula que dice la verdad", y sin duda se refiere a s¨ª misma, aunque la ¨²nica verdad que asoma de ella consiste en que, estando llena de sucesos ciertos, ¨¦sta es en realidad un enorme y desquiciado embuste. Inimaginable Argentina.
Quiere Imagining Argentina contribuir, formar parte de la genial, admirable, esforzada lecci¨®n de poes¨ªa y verdad que el cine nos ha dado en su larga y esclarecedora mirada al interior de la inabarcable tragedia de la dictadura de militares antiargentinos contra su pueblo en los a?os setenta y m¨¢s tarde. Es Imagining Argentina una pel¨ªcula bondadosa, bien intencionada, porque mientras quiere (y no logra) hurgar en aquel crimen innumerable, se pone al lado de las v¨ªctimas. Pero me temo que muy poco, por decir nada, aporta a esa gloria del cine moderno.
IMAGINING ARGENTINA
Direcci¨®n y gui¨®n (de la novela de Lawrence Thornton): Christopher Hampton.
Int¨¦rpretes: Emma Thompson, Antonio Banderas, Ruben Blades, Mar¨ªa Canals, Claire Bloom.
EE UU-Argentina-Espa?a-Reino Unido, 2003.
G¨¦nero: drama.
Duraci¨®n: 107 minutos.
No se entiende por qu¨¦ se ha hecho esta pel¨ªcula. Su innecesariedad es abrumadoramente evidente. Se escapa si la novela de Lawrence Thornton tiene mayor fundamento, pero esto es irrelevante, pues de toda novela adaptada al cine lo ¨²nico que finalmente queda es lo que se ve de ella en la pantalla. Y lo que se ve en la pantalla de Imagining Argentina es prescindible, aunque est¨¦ hecho sobre una de las vetas imprescindibles del cine reciente.
El relato que aguanta la fr¨¢gil carga del filme, por in¨¦dito que sea, es conocido, archiconocido. La galer¨ªa de rostros, sucesos, personajes, conductas, cr¨ªmenes, formas de tortura, horrores que la memoria reciente almacena de aquellos a?os, lo abarca todo, es antol¨®gica. Nada por ello aporta Imagining Argentina al pozo, ni le hace falta. Su imagen nos recuerda a otras im¨¢genes y es bueno que sea as¨ª. Lo malo es la inconsistencia interior de esa su imagen, desorientaci¨®n que se entrev¨¦ detr¨¢s de ella, su flotaci¨®n sin ra¨ªces en el oficio de hacer pel¨ªculas.
Porque -detr¨¢s de una producci¨®n que goza de buenas abundancias, como estar vertebrada alrededor de presencias tan fuertes como Emma Thompson y Antonio Banderas, gente que da barniz de solvencia a la inanidad del asunto- se trata, de pura y simple, de un filme extremadamente torpe, que no debi¨® nunca hacerse, de la misma manera que su director, el brit¨¢nico Christopher Hampton -un competent¨ªsimo guionista: Casa, Las amistades peligrosas, Vidas al l¨ªmite, Mary Reilly,
Carrington, El americano impasible-, jam¨¢s debi¨® dirigirlo. El trabajo de realizaci¨®n de este excelente escritor est¨¢ bajo m¨ªnimos profesionales.
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