Cuba en el siglo XXI
A principios de enero de 2004, Fidel Castro, con 77 a?os, cumpli¨® 45 a?os al frente del Gobierno de Cuba. Se trata, sin duda alguna, del dictador m¨¢s longevo del planeta, que ha dejado huellas indelebles en toda Am¨¦rica Latina. Pese a estas se?as de identidad tan claras y rotundas, la experiencia revolucionaria cubana sigue siendo un intenso tema de debate desde cualquier perspectiva. Y si bien el n¨²mero de detractores es creciente, como probaron las inequ¨ªvocas condenas contra las violaciones a los derechos humanos cometidas por el r¨¦gimen cuando se encarcel¨® a m¨¢s de 75 opositores (intelectuales y periodistas fundamentalmente), todav¨ªa hay una cantidad apreciable de furibundos defensores que insisten en los logros y las conquistas del castrismo.
ECONOM?A Y BIENESTAR SOCIAL EN CUBA A COMIENZOS DEL SIGLO XXI
Carmelo Mesa-Lago
Colobr¨ª. Madrid, 2003
210 p¨¢ginas. 14 euros
Carmelo Mesa-Lago es un profundo conocedor del desempe?o econ¨®mico cubano de la segunda mitad del siglo XX. Ha dedicado buena parte de su trabajo a seguir estos temas, como prueban su Breve historia econ¨®mica de la Cuba socialista: pol¨ªticas, resultados y perspectivas (1994) o Buscando un modelo econ¨®mico para Am¨¦rica Latina. ?Mercado, socialista o mixto? Chile, Cuba y Costa Rica (2002). M¨¢s recientemente se ha centrado en el seguimiento de los problemas en los a?os iniciales del siglo XXI, tema al cual dedica el presente libro. Su comienzo es aplastante, m¨¢s all¨¢ de los ciclos econ¨®micos, m¨¢s all¨¢ de los cambios constantes de pol¨ªticas y de las oscilaciones permanentes entre el plan y el mercado, el factor omnipresente que permite entender los derroteros complejos de la econom¨ªa cubana es la figura de Fidel Castro. La enumeraci¨®n que hace Mesa-Lago de los cargos que todav¨ªa ostenta Castro es sencillamente abrumadora: jefe de Estado, presidente del Consejo de Estado, presidente del Consejo de Ministros y de su Comit¨¦ Ejecutivo, primer secretario del Partido Comunista de Cuba y cabeza de su Bur¨® Pol¨ªtico, y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Prueba de que la separaci¨®n de poderes no existe en Cuba es el hecho de que como presidente del Consejo de Estado Castro nombra al presidente del Tribunal Supremo, ¨®rgano ¨¦ste subordinado al Consejo de Estado. La ¨²nica instituci¨®n nacional que Castro no preside es la Asamblea Nacional, pero su poder es ¨ªnfimo: s¨®lo se re¨²ne dos veces al a?o por dos o tres d¨ªas, y el resto del a?o el Consejo de Estado gobierna mediante decretos.
Es ¨¦sta la Cuba que enfrenta
los grandes desaf¨ªos del siglo XXI y la que debe elegir los caminos para integrarse o no en un mundo crecientemente globalizado. Pese a algunos logros modestos de los ¨²ltimos a?os, y a una cierta apertura en lo referente al turismo y a las inversiones extranjeras, los pasos dados no son definitivos y el temor del r¨¦gimen al capitalismo y a una mayor estratificaci¨®n social han llevado al abandono de algunas de las reformas ensayadas, como ocurri¨® con el caso emblem¨¢tico de los paladares. Pese a las barreras defensivas levantadas contra la creciente dolarizaci¨®n de la econom¨ªa cubana, las remesas de los cubanos residentes en el extranjero se han convertido en un elemento clave y en un factor equilibrador de la balanza de pagos.
Son muchos los interrogantes que plantea Mesa-Lago frente a la ausencia de reformas en profundidad, que podr¨ªan llevar en un breve lapso de tiempo al estrangulamiento del sistema. En Cuba no se ha hecho nada parecido a lo que ocurre en Vietnam, y mucho menos a lo que se ensaya en China. Sin embargo, la comparaci¨®n no se realiza s¨®lo con otros casos de reg¨ªmenes socialistas, sino tambi¨¦n con otros pa¨ªses latinoamericanos, como Chile y Costa Rica. La principal conclusi¨®n es concluyente: s¨®lo con una serie de reformas necesarias, Cuba podr¨¢ alcanzar determinadas cotas de bienestar social en el siglo XXI, sin las cuales los principales logros de la revoluci¨®n, los que todav¨ªa mantienen viva la m¨ªstica del castrismo, habr¨¢n desaparecido para siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.