Cuando la escribe Hemingway
Art¨ªculo a destiempo, sin duda. Primero porque hoy tocar¨ªa analizar los m¨¦ritos (notorios, seg¨²n parece) del Zapatero con vestido presidencial, superada la etapa del l¨ªder de la pancarta. Pero estoy en Chile, lejos del mundo, como dicen los chilenos, aunque tan cerca de mi educaci¨®n sentimental... Ayer, pasando por el estadio nacional, ?qu¨¦ fr¨ªo en el alma!, ?qu¨¦ extra?a sensaci¨®n de derrota! Distintas entidades y la comunidad jud¨ªa de Chile han tenido la excesiva idea de darme una distinci¨®n de honor el d¨ªa de la conmemoraci¨®n del holocausto, distinci¨®n que ya recibi¨® el presidente Lagos, y que honra a personas que han luchado contra el antisemitismo. La distinci¨®n lleva el nombre de Javer Olam ('amigo del mundo') y es uno de aquellos regalos inmerecidos que te dejan una cara entre bobalicona y encantada durante tiempo. Sin duda, feliz. Lejos, pues, del mundo que es mi mundo, aunque cerca de mundos que siempre fueron m¨ªos, la prudencia me obliga a escribir sobre los nuevos acontecimientos con m¨¢s conocimiento de causa del que ahora tengo, as¨ª que esperar¨¦.
A destiempo, tambi¨¦n, porque el tema del art¨ªculo llega con algo de retraso, v¨ªctima de la alegr¨ªa de un s¨¢bado santero sin art¨ªculo. Pero ha sido un retraso ben¨¦volo porque por el camino, a la decisi¨®n del Ayuntamiento de Barcelona de hacer una declaraci¨®n antitaurina, se ha sumado el proyecto del Ayuntamiento de Lloret de derruir la plaza de toros y construir all¨ª unos equipamientos. Ser¨¢ con el tiempo y seguro que con dificultades, pero ser¨¢... Sin duda ser¨¢... Y ser¨¢, querido amigo Joan de Sagarra, porque a pesar de los ardores taurinos que te conozco y que compartes con otros, lo vuestro es sencillamente caduco, por mucho que lo impregn¨¦is de belleza salvaje, de liturgia del dolor o directamente de poes¨ªa. Inteligente como eres, y tan ilustrado como otros ilustrados amantes de las corridas, sabes bien c¨®mo convertir un ejercicio de maldad p¨²blica en un fragmento literario. Pero no me sirve. Dir¨ªa m¨¢s, lo que la literatura puede llegar a convertir en excelso, no implica que la vida lo mantenga en la misma categor¨ªa. Hay poes¨ªa del dolor que, sin palabras ni versos, se convierte en pura barbarie, despose¨ªda de toda belleza. Mi querido amigo, la muerte s¨®lo es bella cuando la escribe Hemingway. Hablemos, pues, de los toros, de los ayuntamientos que hacen proclamas, del cabreo taurino y de tu afici¨®n. No entrar¨¦ en los aspectos biogr¨¢ficos que cada cual pueda tener para amar las corridas. Entiendo perfectamente que uno no siempre es due?o de sus gustos, y menos si llegan sobrecargados de infancia, padres, fiesta y otras derivadas proustianas. Tampoco yo, estimado Joan, entiendo por qu¨¦ me gusta la tonter¨ªa esta del f¨²tbol, y ya me ves, pose¨ªda por los demonios cuando nos golean los del blanco cuch¨¦. Sin embargo, aceptar¨¢s conmigo que hay aficiones que no provocan m¨¢s da?o que el da?o de perder el tiempo haciendo el imb¨¦cil, sin otra consecuencia tr¨¢gica. No es as¨ª con los toros. Y me dir¨¢s que uso conceptos cl¨¢sicos, pero ah¨ª los tienes, en fila: los toros son un espect¨¢culo basado en los instintos primarios, sin depuraci¨®n civilizada, sin otra justificaci¨®n que el gusto por la muerte, tan vinculados al machismo prehist¨®rico, que ah¨ª est¨¢n los braguetones del toreo ilustr¨¢ndonos con su depurado estilo ib¨¦rico. No creo que ni t¨² ni ese otro amado divino llamado Sabina pod¨¢is darme argumentos razonables para justificar tama?a barbaridad, m¨¢s all¨¢ de las tonter¨ªas de la tradici¨®n y esas cosas. ?Por qu¨¦ me atrevo a una afirmaci¨®n tan osada? Porque t¨² y yo sospechamos que no ten¨¦is ninguna posibilidad de racionalizar el orgasmo del instinto, sabiendo como sabemos que el instinto puede ser muy cruel.
Es una org¨ªa de la crueldad. Institucionalizada, bien pagada con dinero p¨²blico, perfectamente asentada en las posaderas de algunas de las fortunas m¨¢s hirientes, gruesas e influyentes de la Espa?a goyesca, pero s¨®lo mantenida porque hay sociedades que deciden vivir con su dosis diaria de maldad. Y porque, querido amigo, m¨¢s all¨¢ de tu afici¨®n y la de otros, esto se mantiene porque hay mucho dinero rico detr¨¢s, porque se trata de un lobby poderoso y porque los pol¨ªticos estrechan las retaguardias cuando les aprietan seg¨²n qu¨¦ nombres y apellidos. Mucho m¨¢s poder, dinero y status que tradici¨®n, cultura u otras patra?as. ?Cultura? La pobre es como Dios, la meten en cada fregado... ?Tradici¨®n? Sin duda, tanto como tradicional era (y a¨²n parece ser) iluminar la cara de la parienta con alg¨²n buen guantazo. Hay tradiciones que necesitan convertirse urgentemente en material antropol¨®gico. Creo que sabes que no milito en parip¨¦s patrios en cuesti¨®n de corridas. Lo m¨ªo no tiene nada que ver con la espa?olizaci¨®n de Catalu?a a trav¨¦s del ol¨¦. En Catalu?a tenemos la misma capacidad de barbarie que en cualquier otro territorio, y, respecto a los toros, acumulamos algunos deplorables hitos. ?Qu¨¦ te dir¨¦ de los correbous ampostinos y otras torturas de nuestro sur catalan¨ªsimo? No, mi colega, no es una cuesti¨®n catalana. Es una cuesti¨®n de dignidad, de tolerancia y de respeto. Y tambi¨¦n es una cuesti¨®n de futuro. Porque hay futuros colectivos que necesitan dibujarse reinventado pasados macabros.
El Ayuntamiento. Ya s¨¦, s¨®lo ha sido un gesto simb¨®lico, no puede legislar, es pura ret¨®rica... Lo que quieras. Pero s¨®lo con ver la cara que se le puso al presentador del programa de toros de La 2, tan amenazador ¨¦l que lleg¨® a decir que siempre hab¨ªan existido enemigos de los toros y que siempre hab¨ªan fracasado y fracasar¨ªan, el cuerpo nos qued¨® mejor a algunos. Las sociedades tambi¨¦n avanzan cuando no temen a lo simb¨®lico. Y este gesto simb¨®lico viene cargado de posibilidades tangibles. Mira Lloret...
Las corridas de toros acabaran desapareciendo, por mucha chuler¨ªa que algunos mantengan en su poder¨ªo. Torres m¨¢s altas han ca¨ªdo. Y acabar¨¢n desapareciendo porque son un espect¨¢culo de maldad, porque est¨¢n re?idos con la civilidad, porque parten de una est¨¦tica de sangre y porque s¨®lo fomentan el instinto b¨¢sico menos depurado. Son pura pedagog¨ªa de la intolerancia. Tanta intolerancia que llegan a mezclar la diversi¨®n con la tortura, el griter¨ªo de la masa con el grito de dolor del animal ag¨®nico, el aplauso con la muerte.
En fin. Disculpa tu nombre convertido en paradigma. Vives desacomplejadamente tu afici¨®n y de ello abuso. Tambi¨¦n sabes que te respeto. Pero no respeto tu gusto, a pesar de mi liberalidad en esa materia. Tu gusto implica el disgusto del buen gusto. Y, sobre todo, implica el repudio de la raz¨®n, cuando ¨¦sta bebe de las aguas de la bondad.
Saludos.
Pilar Rahola es periodista y escritora.
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