"Los inmigrantes andaluces tienen una profunda gratitud a Catalu?a"
Olga Merino (Barcelona, 1965) acaba de publicar la novela Espuelas de papel (Alfaguara). La escritora cuenta en esta obra la historia de Juana, una joven andaluza que emigra con su familia a Barcelona en los a?os cincuenta. Merino es periodista. Trabaja para El Peri¨®dico de Catalunya, del que durante cinco a?os fue corresponsal en Mosc¨². Esta experiencia le sirvi¨® de trampol¨ªn para publicar en 1999 su primera novela, Cenizas rojas, en la que explic¨® el tr¨¢nsito del r¨¦gimen sovi¨¦tico a la econom¨ªa de mercado. Merino es nieta de emigrantes andaluces. Sus abuelos y padres llegaron entre 1956 y 1957 a Catalu?a. Su madre es de Osuna (Sevilla) y su padre de Guadix (Granada).
Pregunta. ?C¨®mo se le ocurri¨® escribir la novela?
"La derecha tiene que recorrer un largo camino hacia el autoan¨¢lisis"
"En Andaluc¨ªa las diferencias sociales eran mayores que en otras regiones espa?olas"
Respuesta. Hay como una deuda familiar que me impuse. Al pertenecer a una familia de inmigrantes est¨¢n en la memoria de padres y abuelos las historias del desarraigo. Entre 1951 y 1975 salieron 1,7 millones de andaluces con destino a Madrid, Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Europa...
P. ?Aparte de las razones econ¨®micas hab¨ªa otros motivos para la emigraci¨®n hacia Catalu?a?
R. Los motivos son puramente econ¨®micos. Es cierto que hubo teor¨ªas en Catalu?a que dec¨ªan que esta emigraci¨®n fue perge?ada por el r¨¦gimen franquista para espa?olizar Catalu?a. No creo que fuera as¨ª. El franquismo era demasiado zafio para una operaci¨®n tan perversamente brillante. Las razones de la emigraci¨®n fueron econ¨®micas, provocada por a?os de sequ¨ªa y una explotaci¨®n poco razonable del campo.
P. ?Qu¨¦ problemas llevaba aparejados la emigraci¨®n?
R. En primer lugar, el desarraigo. En segundo, el tr¨¢nsito de una sociedad rural a una sociedad urbano-industrial y deshumanizada porque en la vida del pueblo hab¨ªa una especie de solidaridad, de unidad en la desgracia. Otro problema fue el sobreesfuerzo de trabajar horas extras. Se contaban proezas como la de un hombre que se aliment¨® de tocino durante meses para poder traer a su mujer a Catalu?a. O las de personas andaban hora y media desde el trabajo hasta el suburbio para ahorrarse el tranv¨ªa.
P. ?Todos los inmigrantes salieron beneficiados? ?Hubo casos de gente perjudicada?
R. Por lo que he conversado con inmigrantes el cambio fue a mejor: se arraigaron, se compraron su pisito y su cochecito. Pero la querencia de la tierra siempre est¨¢ ah¨ª. Es como un hachazo. Sin embargo, teniendo en cuenta la mejor o peor integraci¨®n, veo que los inmigrantes andaluces tienen una profunda gratitud a Catalu?a.
P. Juana, protagonista de la novela, trabaja como criada.
R. En Andaluc¨ªa las diferencias sociales eran mayores que en ninguna otra regi¨®n espa?ola. Muchos viv¨ªan con un pu?ado de aceitunas y un canto de pan. La ¨²nica v¨ªa de trabajo para las mujeres era el servicio dom¨¦stico o las f¨¢bricas textiles.
P. Y en su novela el padre trabaja en la construcci¨®n.
R. As¨ª es. Era a lo que se dedicaba la gran mayor¨ªa de los inmigrantes. Trabajaban durante jornadas matadoras. Se repet¨ªa, adem¨¢s, la misma imagen que en los pueblecitos de Andaluc¨ªa, cuando los jornaleros se juntaban en la plaza al amanecer a la espera de que el capataz del cortijo eligiera a unos cuantos. En la plaza barcelonesa de Urquinaona los capataces de las obras dec¨ªan: "?ste s¨ª; ¨¦ste no".
P. La revista Cambio 16 difundi¨® a fines de los a?os setenta los t¨¦rminos cataluces y andalanes para definir a los nuevos grupos sociales que nac¨ªan de la inmigraci¨®n. ?Qu¨¦ hay de cierto en esto?
R. A lo mejor para mi abuelo la integraci¨®n fue m¨¢s dif¨ªcil. El fen¨®meno de la integraci¨®n se mide a trav¨¦s del idioma. En los a?os cincuenta el catal¨¢n estaba prohibido. Mi abuelo no lo hablaba. Los hijos y los nietos, que es mi caso, s¨ª que tuvieron una integraci¨®n plena. En las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas y generales el aumento espectacular de Esquerra Republicana de Catalunya obedece en parte al voto de los j¨®venes, muchos de los cuales son nietos de esta inmigraci¨®n.
P. ?La represi¨®n franquista en Andaluc¨ªa fue un acicate para emigrar?
R. La represi¨®n en Andaluc¨ªa fue atroz. Los franquistas no dejaron t¨ªtere con cabeza. El historiador Paul Preston dice que el sufrimiento del pueblo espa?ol se puede calificar de holocausto. La posguerra estaba llena de familias rotas que intentaban mantener la dignidad en el silencio. No hab¨ªa d¨®nde comer. Faltaba incluso un trozo de pan y de carne.
P. El presidente andaluz, Manuel Chaves, ha animado a su hom¨®logo catal¨¢n, Pasqual Maragall, a establecer una alianza entre ambas comunidades para modernizar el Estado de las Autonom¨ªas. ?Qu¨¦ opina de esta alianza?
R. Es una idea totalmente v¨¢lida. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha llegado a La Moncloa gracias a Catalu?a y Andaluc¨ªa. Es bueno que dos puntales del progreso de este pa¨ªs se unan. La derecha tiene que recorrer un largo camino hacia el autoan¨¢lisis. Tiene que parecerse a la derecha francesa y no a una cosa cerril, negada al di¨¢logo y con resabios franquistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.