Durmiendo con el enemigo
Las relaciones de McCarthy con Mourinho se deterioran por sus salidas nocturnas en Vigo, donde tiene prometida, casa y negocio
Cuentan que Benni McCarthy no luce en su camiseta el 77 por casualidad. A su llegada al Oporto, el delantero quiso rendir con la elecci¨®n del dorsal un ir¨®nico homenaje al n¨²mero 7, en honor a la cantidad de goles que su anterior equipo, el Celta de Vigo, le endos¨® en una gloriosa noche europea al Benfica de Lisboa, implacable competidor del club al que ahora presta servicios. McCarthy inici¨® as¨ª un divertido mecanismo de rivalidades que el azar ha querido completar esta noche, con el enfrentamiento del internacional surafricano en las semifinales de la Liga de Campeones con el Deportivo, hist¨®rico antagonista del club de la ciudad donde Benni conserva casa, negocio y una novia con la que se casar¨¢ en junio.
El ariete del Oporto ha mantenido pr¨¢cticamente intacta su relaci¨®n con Vigo con independencia de su ¨²ltimo cambio de club, en junio del a?o pasado. Los 150 kil¨®metros de autopista que unen ambas ciudades en menos de hora y media de viaje le permiten entrenar y jugar con el flamante semifinalista de la Liga de Campeones sin apenas alterar su estilo de vida vigu¨¦s, al que se acostumbr¨® durante sus cuatro a?os de pasado celeste. Tanto es as¨ª que cruzar el Mi?o ya le ha supuesto un severo disgusto, cuando su entrenador, Jos¨¦ Mourinho, le releg¨® a entrenar con el filial y lo dej¨® fuera de las convocatorias durante semanas despu¨¦s de cazarlo en reiteradas fiestas nocturnas en Vigo.
El apego de McCarthy por la noche viguesa est¨¢ relacionado con sus negocios; entre otros, un bar de copas del que se encarga su novia. Pero aseguran quienes mejor le conocen que no es la suya una vida desordenada, como durante su tumultuosa relaci¨®n con el Celta. Fueron tiempos de rendimiento discontinuo y largas desapariciones del equipo titular, que convirtieron a su peculiar agente, Rob Moore, en un peri¨®dico altavoz de presuntos y despu¨¦s desmentidos deseos del futbolista de abandonar el club celeste. Consumada la ruptura, McCarthy cultiva sus amistades entre el cuerpo t¨¦cnico y la plantilla del Celta, y se asoma a su butaca de Bala¨ªdos para seguir a sus ex compa?eros cuando sus compromisos con el Oporto se lo permiten.
Si en la peyorativa terminolog¨ªa de las aficiones de Celta y Deportivo sus respectivos rivales se consideran turcos y portugueses, McCarthy, nacido en 1977 en Cape Town -ciudad rebautizada por los intr¨¦pidos marineros gallegos como Capet¨®n-, asumi¨® con su fichaje por el Oporto toda la simbolog¨ªa lusa que un sector de la hinchada c¨¦ltica m¨¢s juvenil asume como propia, y que le lleva a vivir la semifinal que hoy comienza como una versi¨®n atl¨¢ntica del derby gallego, con las simpat¨ªas derivadas hacia los Dragones de Portugal.
A pesar de los pleitos con Mourinho, goza Benni en el Oporto de mayor continuidad de la que disfrut¨® en Vigo, lo que le permite mantenerse en el primer puesto en la tabla de goleadores de la Liga portuguesa, con 17 tantos anotados. Pero, al igual que en el Celta, su comportamiento est¨¢ marcado por los altibajos: lo mismo lanza dos espectaculares zarpazos al Manchester que se enreda en semanas de sequ¨ªa, que se hacen especialmente severas para un equipo excesivamente dependiente de sus goles: la gran asignatura pendiente del rival del Deportivo por un puesto en la final de la Liga de Campeones.
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