Una complicada trama criminal
Hace cuatro a?os, el ya entonces deca¨ªdo enfant terrible del cine franc¨¦s Matthieu Kassovitz llev¨® a la pantalla una novela de Jean-Christophe Grang¨¦ en la que se glosaban las m¨¢s bien aparatosas, y muy improbables, aventuras de un polic¨ªa, el comisario Niemans, a quien Jean Reno prestaba sus rasgos. Visto el ¨¦xito, sobre todo el internacional, aqu¨ª tenemos otra vez al inspector, y otra vez metido en una trama criminal de variadas (y apocal¨ªpticas) ramificaciones.
Ya no est¨¢ Kassowitz, aunque su lugar lo ocupa, sin grandes diferencias, otro de los j¨®venes del cine de g¨¦nero galo, Olivier Dahan. Y por detr¨¢s, el aut¨¦ntico padre de la criatura: el prol¨ªfico, astuto Luc Besson, guionista y responsable de todo lo (poco) que es esta continuaci¨®n.
R?OS DE COLOR P?RPURA 2. LOS ?NGELES DEL APOCALIPSIS
Direcci¨®n: Olivier Dahan. Int¨¦rpretes: Jean Reno, Ben?it Magimel, Christopher Lee, Camille Natta, Johnny Hallyday. G¨¦nero: terror, Francia, 2004. Duraci¨®n: 97 minutos.
El gui¨®n es tan improbable que no resiste siquiera la primera pregunta
Lo mejor de R¨ªos de color p¨²rpura 2. Los ¨¢ngeles del apocalipsis no es ni su trama, decididamente mejorable; ni sus supuestas bromas (?una anfetamina de 1945 que hace todopoderoso a quien la toma!), ni siquiera sus personajes (?una cofrad¨ªa de monjes karatekas y vengativos!). Es la situaci¨®n de buena parte de la acci¨®n dentro de las trincheras de la L¨ªnea Maginot, ese laberinto terror¨ªfico que iba a impedir que Francia fuera atacada, y que de poco sirvi¨® para detener a los alemanes. Y punto. Lo dem¨¢s, todo lo dem¨¢s, es una pura filfa.
El gui¨®n es tan improbable que no resiste siquiera la primera pregunta que sobre ¨¦l se puede (se debe) hacer: por qu¨¦ una comunidad de monjes que se dedicar¨¢ a matar a un n¨²mero determinado de adeptos llama a la polic¨ªa cuando aparece el primer muerto... un disparate sin el cual, no obstante, la pel¨ªcula tendr¨ªa que ser obligatoriamente otra.
El sentido del humor m¨¢s bien se le supone, y en cuanto a las peripecias, luchas y peleas, s¨®lo decir que las hemos visto id¨¦nticas en cuanta pel¨ªcula francesa de entretenimiento ha llegado hasta nosotros: se dir¨ªa que constituyen un peaje obligado para cualquier pel¨ªcula gala con pretensiones comerciales. Pero tiene, con todo, una ventaja: si la continuidad de Niemans depende del ¨¦xito de esta versi¨®n, es posible que por fin podamos perderlo de vista.
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