La F-1 contra su esencia: la velocidad
Mosley aboga por reducir la potencia de los motores de los coches para que no se repitan accidentes como el de Ayrton Senna en Imola
La voz de alarma comenz¨® a sonar hace ya algunas semanas, cuando Max Mosley, presidente de la Federaci¨®n Internacional del Autom¨®vil (FIA), abog¨® por una reducci¨®n de la velocidad para salvaguardar la seguridad de los pilotos en la f¨®rmula 1. "Si el equipo t¨¦cnico que est¨¢ trabajando en este asunto llega a las conclusiones que creemos, entonces utilizaremos todo nuestro poder, basado en el Pacto de la Concordia firmado en 1997, para disminuir la velocidad de los coches", se?al¨® sin tapujos Mosley. "Esperamos sus propuestas para tomar decisiones r¨¢pidamente, que deber¨¢n ser aplicadas de inmediato por los equipos".
Mosley sabe el peligro que supone un exceso de velocidad en las carreras. Debut¨® como piloto de F-2 en el circuito de Nurburgring en 1960 formando parte de una parrilla de 21 corredores. S¨®lo cuatro meses m¨¢s tarde, tres de sus compa?eros hab¨ªan fallecido en diversos accidentes. "Aquello era una masacre parecida a la de Vietnam", explica ahora el presidente de la FIA. "Lo m¨¢s grave es que todos los accidentes pod¨ªan haberse evitado con medidas preventivas. Yo no quiero revivir aquel tipo de situaciones. No quiero ver m¨¢s muertes".
Cuando se cumplen 10 a?os del fallecimiento del tricampe¨®n mundial brasile?o Ayrton Senna y del austriaco Roland Ratzenberger en el circuito de Imola, que recibir¨¢ el circo de la F-1 el pr¨®ximo fin de semana, Mosley se lleva las manos a la cabeza al comprobar que en las tres primeras carreras del Mundial (Australia, Malaisia y Bahrein) la velocidad se ha incrementado de forma espectacular. Hay pruebas evidentes de ello: Michael Schumacher (Ferrari) logr¨® la pole position en Malaisia rebajando en cuatro segundos el tiempo que invirti¨® el espa?ol Fernando Alonso en 2003 (Renault). En Australia, el alem¨¢n rod¨® la vuelta r¨¢pida a 226,933 kil¨®metros por hora (km/h), mientras que la de Raikkonen un a?o antes se hab¨ªa quedado en 217,623 km/h. En la misma carrera de Albert Park, la media con la que gan¨® Schumacher fue de 219,011 km/h, casi 25 km/h m¨¢s r¨¢pido de lo que hab¨ªa ido el escoc¨¦s David Coulthard para vencer en 2003.
"El peor problema", asegura el piloto catal¨¢n Marc Gen¨¦, ahora probador de BMW Williams, "se produce en las curvas de alta velocidad, porque cualquier rectificaci¨®n en aquellas condiciones se convierte en una maniobra muy peligrosa". Tras recordar los accidentes sufridos por Ralf Schumacher en Monza y Ralph Firman en Hungr¨ªa el a?o pasado, Gen¨¦ puntualiza: "Llevo a?os pensando y evaluando este asunto, y si no hacemos algo al respecto, creo que alguien acabar¨¢ seriamente herido". Sus comentarios son ratificados por el italiano de Renault Jarno Trulli. "Normalmente, como pilotos de coches que somos, estamos contentos por poder ir cada vez m¨¢s r¨¢pidos, pero ahora los b¨®lidos son demasiado veloces", afirma el compa?ero de Alonso, "y eso es algo que los t¨¦cnicos deben resolver".
Desde el fallecimiento de Senna, no ha habido m¨¢s accidentes mortales para los pilotos de la F-1, pero s¨ª algunos accidentes graves como el que sufri¨® Michael Schumacher en Silverstone en 1999. "El gran legado de Senna y de Imola", afirma Mosley, "fue la creaci¨®n de una comisi¨®n de seguridad y un grupo de investigaci¨®n. Ayrton no habr¨ªa muerto ahora en el mismo accidente". Fue gracias a los consejos de estos equipos t¨¦cnicos que en la F-1 se redujo el efecto suelo y los constructores bajaron el cubicaje de los motores de 3,5 litros a 3. Por otra parte, las ruedas se ataron al chasis para que no pudieran volar en caso de accidente, se intensificaron los crash test y los circuitos sufrieron modificaciones sustanciales, que incluyeron v¨ªas de escape y mayores protecciones de los muros. M¨¢s recientes son la aplicaci¨®n de materiales para reducir la velocidad del coche desde la salida de pista hasta el impacto y la incorporaci¨®n del HANS -protector del cuello y la cabeza unido al casco-. "S¨ª", afirma Mosley, "se ha trabajado bien desde Imola. Pero eso no basta ahora".
Lo que ahora se plantea es ir directamente contra la esencia misma de la F-1: reducir la potencia de los motores. Aunque pilotos y t¨¦cnicos afirman que la velocidad en las curvas es una consecuencia de la mejora de los neum¨¢ticos y de la aerodin¨¢mica, Ross Brawn, director t¨¦cnico de Ferrari, cree que la mejor soluci¨®n es atacar el motor. "Para 2006, el cambio m¨¢s importante que deberemos plantearnos es dise?ar coches para reducir la velocidad, porque ¨¦sta se ha aumentado mucho m¨¢s de lo que hab¨ªamos previsto. La mejor manera de lograrlo es controlando la potencia del motor, m¨¢s que obligando a los fabricantes de neum¨¢ticos a dibujar m¨¢s ranuras en las gomas o a controlar los compuestos de sus productos". Flavio Briatore, director de Renault, apunta: "Tal vez haya que dise?ar un motor para dos o tres grandes premios, a fin de reducir la velocidad, por una parte, y abaratar costes por otra".
Todo el mundo pensaba que la medida dictada este a?o por la FIA de alargar la duraci¨®n de un motor en todo un gran premio y no s¨®lo en la carrera como antes, supondr¨ªa sacrificar velocidad para ganar fiabilidad. No ha sido as¨ª, pero Mosley no se rinde. "Puede que estemos m¨¢s preocupados de la cuenta", comenta el presidente de la FIA, "pero hay que pensar en soluciones inmediatas porque si empieza a haber muertos, la F-1 no durar¨¢ mucho".
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