La legalizaci¨®n de los claveles
El Ayuntamiento de Sevilla otorga licencias y material a vendedores ambulantes de un asentamiento chabolista
Los sevillanos que pasaban a mediod¨ªa de ayer por la puerta del Ayuntamiento de Sevilla se sorprend¨ªan de que les regalaran claveles. "Es por el D¨ªa del Libro", advert¨ªan muchos que confund¨ªan el acto con la tradici¨®n catalana de la rosa el d¨ªa de Sant Jordi. Lo que celebraban ayer una decena de vendedores ambulantes de flores era su legalizaci¨®n.
A partir del martes, estos vendedores y vecinos del asentamiento chabolista de El Vacie acudir¨¢n cada d¨ªa al sitio que les ha asignado la delegaci¨®n de Econom¨ªa e Industrias, desplegaran su carrito port¨¢til y podr¨¢n vender las flores sin miedo a que las polic¨ªa se las quite. "Era una amargura muy grande porque, si no vend¨ªamos, no com¨ªamos y est¨¢bamos siempre escap¨¢ndonos", cuenta Dolores Jim¨¦nez, quien a sus 32 a?os lleva siete vendiendo flores en la calle San Jacinto, en el barrio de Triana. Ahora seguir¨¢ en el mismo sitio, pero "sin miedo". "Vamos a pagar, a seguir adelante. Esto es un nuevo futuro para los gitanos", aseguraba ayer.
"Vamos a pagar, a seguir adelante. Esto es un nuevo futuro", dice una vendedora
El proyecto Clavel es una iniciativa municipal desarrollada dentro del programa europeo Equal por la Agencia de Inserci¨®n Sevilla Norte, que persigue mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta zona de la ciudad. Los diez beneficiarios del programa, nueve mujeres y un hombre, han recibido unas lecciones te¨®ricas, desde iniciaci¨®n y refuerzo a la escritura a consejos de comportamiento ante los clientes. Tambi¨¦n han aprendido a gestionar sus ingresos y saben que tienen que cumplir unas obligaciones legales como peque?os empresarios. Se han dado de alta en la Seguridad Social y pagan su licencia urban¨ªstica.
"A lo mejor, econ¨®micamente, es peor porque tengo que pagar, pero ahora tenemos una licencia", afirma Ricardo Su¨¢rez, quien reconoce que ha tenido que salir corriendo muchas veces con su mercanc¨ªa y que otras tantas, en las que ha estado m¨¢s despistado, se ha quedado sin las flores y ha tenido que pagar una multa de 300 euros. Antes trabajaba por la ma?ana y, ahora, para rentabilizar la licencia piensa acudir al puesto tambi¨¦n por la tarde y turnarse con su mujer. Aunque sus miras est¨¢n m¨¢s altas: tiene tres hijos y su sue?o es ser "empresario de la flor".
Todos est¨¢n convencidos de que esta iniciativa les puede servir de trampol¨ªn para ahorrar y meter la cabeza en el mundo del peque?o empresario. "Nos han dado un cursillo con mucha experiencia y hay muchos caminos que abrir", sostiene con seguridad Dolores Jim¨¦nez. "Quiero hacer m¨¢s cosas y dejar los carritos a mis hijos, que ellos no tengan que correr", dice. Le gustar¨ªa poner una tienda de ropa, pero ahora quiere hacer un llamamiento a los que pasen por la calle San Jacinto: "Llevo all¨ª muchos a?os y sigo ah¨ª. Pero el martes voy a ir con mi delantal y mi carrito y quiero que me sigan comprando flores".
Mar¨ªa Torres, otra de las participantes en el programa, tambi¨¦n est¨¢ contenta con el punto de venta que le ha asignado el Ayuntamiento, en la calle Le¨®n XIII. Quiere que los claveles lleguen en buen estado y ya ha convencido a su primo para que le lleve y le traiga todos los d¨ªas en coche. "?Qu¨¦ bonitos son los carros!", exclam¨® sorprendida al ver el material con el logotipo del programa que les entreg¨® ayer el Ayuntamiento. Ella, por su parte, asegura que va a poner todo su empe?o en ahorrar para llegar a comprarse un piso y salir del asentamiento chabolista.
En la iniciativa ha colaborado la asociaci¨®n de floristas de Sevilla, que ha acordado con el Ayuntamiento que los carritos port¨¢tiles se sit¨²en a un m¨ªnimo de 100 metros de los mercados y de 150 de la florister¨ªa m¨¢s pr¨®xima. Los beneficiarios han recibido tambi¨¦n una ayuda econ¨®mica de alrededor de 3.000 euros para poner e marcha su empresa, la subvenci¨®n habitual para el autoempleo. Pero seg¨²n la delegada municipal de Econom¨ªa e Industria, Rosamar Prieto-Castro, eso es "lo menos importante". "Lo fundamental es ayudarles a dar el primer paso para integrarles en la actividad productiva", explica la concejal.
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