El estancamiento europeo
Dos desastrosas guerras mundiales dejaron a Europa muy por detr¨¢s de EE UU desde el punto de vista econ¨®mico. Ese desfase no se redujo despu¨¦s de la primera gran guerra. Pero, para sorpresa de la mayor¨ªa de los expertos, de 1950 a 1980, las naciones del Mercado Com¨²n Europeo crecieron con mayor rapidez que EE UU. Francia y Alemania fueron los pa¨ªses m¨¢s din¨¢micos en los primeros tiempos del Mercado Com¨²n Europeo.
Antes y despu¨¦s de 1970, las milagrosas tasas de crecimiento de los pa¨ªses de la Cuenca del Pac¨ªfico -principalmente Jap¨®n y los tigres de Hong Kong, Taiwan, Singapur y Corea del Sur-, unidas al crecimiento continuado de la UE, sirvieron para reducir la participaci¨®n estadounidense en la producci¨®n mundial del 40% al 35%, y finalmente a la cuarta o la quinta parte del total mundial, que es la proporci¨®n actual. No creo que lloren ustedes por los estadounidenses cuando recuerden que s¨®lo representamos entre el 5% y el 6% de la poblaci¨®n mundial.
Las estructuras sindicales de Alemania, Francia e Italia siguen siendo muy r¨ªgidas, con tendencia a provocar una inflaci¨®n acelerada
Parte de la explicaci¨®n debe basarse en el decepcionante progreso econ¨®mico de Alemania, Francia e Italia. La acci¨®n interesante ha estado en otros pa¨ªses de la UE posterior a Maastricht: Irlanda, Finlandia e incluso Espa?a y Holanda parecen haber sido m¨¢s din¨¢micos que el tr¨ªo que sol¨ªa liderar Europa. ?Es coincidencia que a los pa¨ªses de la UE que a¨²n no han entrado en la Uni¨®n Monetaria Europea (UEM) les haya ido bastante bien?
Al Reino Unido posterior a Thatcher, Dinamarca y Suecia parece haberles beneficiado el no renunciar a su autonom¨ªa respecto a la macropol¨ªtica del Banco Central Europeo (BCE), las tasas monetarias flotantes y la pol¨ªtica fiscal antic¨ªclica. En cambio, Alemania, Francia e Italia son como barcos sin tim¨®n: el viejo Bundesbank, el Banco de Francia y el Banco de Italia carecen ahora de competencias sobre el cr¨¦dito y los tipos de inter¨¦s; ahora residen s¨®lo en Francfort. Y ya no es posible aliviar el estancamiento o la aceleraci¨®n del desempleo depreciando el franco franc¨¦s, la lira italiana o el marco alem¨¢n. El euro ha sustituido a esas monedas nacionales.
A finales de los a?os noventa, los esc¨¦pticos advirtieron de que las pol¨ªticas de "tama?o ¨²nico" para todos impuestas por el Tratado de Maastricht podr¨ªan causar dificultades en 15 pa¨ªses con tallas de zapato diferentes. Aquellos esc¨¦pticos fueron acusados de palidecer de envidia y de temer que el euro se erigiera en rival del d¨®lar. La historia econ¨®mica de los ¨²ltimos cinco a?os ha servido m¨¢s para confirmar que para negar las corazonadas de esos esc¨¦pticos.
Buena parte del retraso de la UE respecto a Estados Unidos en el periodo 1998-2004 se debe achacar a la negativa del BCE de reducir los tipos de inter¨¦s del continente en paralelo con los repetidos recortes de la Reserva Federal de Alan Greenspan, hasta llegar al actual tipo de inter¨¦s a corto plazo del 1% que actualmente mantiene EE UU. Para ser justos, debemos reconocer que el BCE no es est¨²pidamente paranoico en su temor a la inflaci¨®n. La inflaci¨®n es perjudicial para la recuperaci¨®n econ¨®mica sostenida y para el crecimiento de la productividad. Las estructuras sindicales de Alemania, Francia e Italia siguen siendo muy r¨ªgidas y con mucha tendencia a provocar una inflaci¨®n acelerada.
El profesor Olivier Blanchard, experto del Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts en la econom¨ªa francesa y europea, cree que el panorama en Europa dista mucho de ser desolador y que, de hecho, es posible que est¨¦ cambiando a mejor. Por hora trabajada, la poblaci¨®n francesa y alemana se ha ido acercando a la estadounidense desde 1970. ?Qui¨¦n va a decirles a los ciudadanos franceses y alemanes que no deber¨ªan intentar trabajar muchas menos horas a la semana y al a?o que los estadounidenses? Y, adem¨¢s, se perciben nuevas tendencias en el comportamiento sindical del continente y en las normativas estatales que rigen los mercados industriales y financieros que bien podr¨ªan presagiar un crecimiento m¨¢s r¨¢pido de la UE en el periodo 2004-2010.
Ahora que parece que el estancamiento de 12 a?os que sigui¨® a la burbuja especulativa de Jap¨®n est¨¢ a punto de llegar a su fin, ?no est¨¢n justificadas las esperanzas en cambios similares para lugares como Francia y Alemania? Cuando miramos el reloj, nunca vemos c¨®mo avanza la manecilla peque?a. Pero siempre se est¨¢ moviendo. Con el tiempo, las peque?as aceleraciones econ¨®micas pueden sumarse y constituir un avance econ¨®mico significativo.
(c) 2004 Tribune Media Services.
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