Triunfo apote¨®sico del tenor lime?o Juan Diego Fl¨®rez en su ciudad natal

La locura l¨ªrica se desat¨® el martes en Lima con la primera actuaci¨®n en una ¨®pera escenificada del tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez en su ciudad natal. La hija del regimiento, de Donizetti, fue el t¨ªtulo elegido para la ocasi¨®n, con sus nueve dos del aria 'A mes amis' ejecutados con una limpieza absoluta por el cantante, como quien se toma un vaso de agua. En la v¨ªspera del acontecimiento, Juan Diego Fl¨®rez fue distinguido por el presidente Alejandro Toledo con la medalla de la Orden al M¨¦rito por servicios distinguidos en el grado de Gran Cruz, en un abarrotado Sal¨®n Dorado del Palacio Presidencial.

Juan Diego Fl¨®rez, que tambi¨¦n fue nombrado profesor honorario por la Universidad de San Mart¨ªn de Porres, es, a sus 31 a?os, un s¨ªmbolo de la cultura oper¨ªstica vocal, con el tenor como gran figura y el agudo como fetiche. Heredero, en cierta medida, de Alfredo Kraus por su perfeccionismo, y proclamado por Pavarotti como el mejor tenor del mundo en la actualidad, el artista peruano ha galvanizado a la afici¨®n oper¨ªstica de Lima con un gesto que le honra, el compromiso de cantar al menos una vez al a?o en la ciudad que le vio nacer.

Para ello, se ha organizado por la Asociaci¨®n de Amigos Peruanos de la ?pera y la Universidad San Mart¨ªn de Porres un minifestival con ¨¢nimo de continuidad en el teatro Segura, con un par de t¨ªtulos oper¨ªsticos, recitales y un ciclo de clases magistrales en el Instituto de Arte L¨ªrico de la citada universidad, en el que intervienen durante estos d¨ªas Lubica Vargicova, Katia Ricciarelli, Ernesto Palacio, Daniela Barcellona, Mariella Devia y el propio Fl¨®rez. La instituci¨®n universitaria se ha comprometido hasta las cejas con el proyecto y tiene incluso la intenci¨®n de aportar en breve una orquesta propia. De momento, se ha contado con la biso?a orquesta Alejandro Granda, de la que el maestro Riccardo Frizza ha sacado petr¨®leo en La hija del regimiento con una direcci¨®n llena de agilidad y br¨ªo.

Explosi¨®n de bravos

La estrella de la noche fue, en cualquier caso, el tenor, recibido con una explosi¨®n de bravos nada m¨¢s aparecer en escena y despedido en plan apoteosis con todo el p¨²blico puesto en pie en ovaciones interminables. Su actuaci¨®n fue de principio a fin impoluta, refinada, t¨¦cnicamente apabullante y art¨ªsticamente colosal. A las condiciones habituales del cantante se uni¨® en esta ocasi¨®n la dimensi¨®n afectiva del reencuentro con sus compatriotas.

Estuvo crecida asimismo la soprano Lubica Vargicova y se not¨® el paso del tiempo en la veterana Katia Ricciarelli. La representaci¨®n tuvo temperatura en todo momento, con un sabor vocal inequ¨ªvoco, como de otra ¨¦poca. La esteticista puesta en escena fue llevada con eficacia por Massimo Gaspar¨®n.

De la acogida entusiasta a Juan Diego Fl¨®rez en Lima -"el tenor nacional", como le defini¨® el presidente Toledo- se pueden sacar al menos dos conclusiones. Una de ellas es la a?oranza de grandes figuras del canto, la necesidad de ¨ªdolos que den un empuje a la tradici¨®n vocal de la ¨®pera. Lima se ha dejado llevar apasionadamente por su embajador vocal en el "mundo ancho y ajeno", que dir¨ªa Ciro Alegr¨ªa. La otra es que estos nuevos mitos deben estar en consonancia con los tiempos que corren. Fl¨®rez, evidentemente, lo est¨¢. Su vertiginoso ¨¦xito a edad tan joven no le ha privado de sencillez, sentido de la realidad y hasta compromiso humanista. Es un ¨ªdolo cercano. Como requiere el siglo XXI.