El Pozo y Llanos
En mi colegio, cat¨®lico, muy cat¨®lico, jam¨¢s o¨ª hablar del padre Llanos. Sab¨ªa de ¨¦l por lo que me contaba mi madre, comunista, muy comunista. Sin embargo, El Pozo del T¨ªo Raimundo se mencionaba de forma recurrente, como un territorio m¨ªtico en donde suced¨ªan cosas terribles o gloriosas, desgraciadas o esperanzadoras, seg¨²n lo oyera en el colegio o en casa. Para el catolicismo de ni?as bien, El Pozo era un lugar de abstracta miseria al que deb¨ªamos sentirnos privilegiadas de no pertenecer; y punto. Para el comunismo de barrio c¨¦ntrico, El Pozo representaba la miseria concreta que hab¨ªa que combatir, y all¨ª se coc¨ªa algo de trascendencia pol¨ªtica en lo que los curas rojos, con el padre Llanos a la cabeza, ten¨ªan mucho que ver. Pero, por aquel entonces, yo no quer¨ªa saber nada de curas, por muy rojos que fueran, que es lo que con frecuencia sucede a las ni?as de colegios cat¨®licos bien. El Pozo no pasaba de ser para m¨ª un lugar de referencia demag¨®gica ("pues id a El Pozo del T¨ªo Raimundo y ya ver¨¦is c¨®mo vive la gente", retaba a las ni?as pijas de mi colegio; pero yo no hab¨ªa ido jam¨¢s), un lugar extrarradio de nuestra conciencia geogr¨¢fica, extramuros de nuestra realidad cotidiana. Luego me fui enterando de que hay dos catolicismos, como hay dos Espa?as (?ay!), y hasta dos comunismos, y la figura del padre Llanos fue cobrando el sentido real y legendario que merece en la historia reciente de este pa¨ªs, as¨ª como El Pozo del T¨ªo Raimundo ocup¨® el emblem¨¢tico espacio geopol¨ªtico que le corresponde en la construcci¨®n de la historia reciente de esta ciudad. Despu¨¦s me olvid¨¦ de El Pozo: aquel s¨ªmbolo de la pobreza desarrollista y de la lucha obrera antifranquista pas¨® a convertirse para m¨ª en un barrio medio, trabajador.
La desgracia se ha ocupado, no ya de traerlo de nuevo a la memoria, sino de hacer de aquel barrio, que nos pillaba lejos, el coraz¨®n mismo de Madrid. A trav¨¦s de su tragedia, ha vuelto el padre Llanos, que muri¨® en 1992, y ha vuelto El Pozo del T¨ªo Raimundo, asombrosamente vivo. El reverendo padre Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos, que era jesuita, hijo de militar, universitario, forjador espiritual de falangistas y hasta confesor de Franco, fue enviado en labor apost¨®lica a las barriadas proletarias del sur de Madrid cuando el PCE clandestino vincul¨® la oposici¨®n estudiantil al movimiento obrero. El integrista llega a El Pozo en 1955 y experimenta tal revoluci¨®n personal que, ya simple padre Llanos, se queda a vivir en una chabola, siempre abierta a ni?os, vecinos, drogadictos, inmigrantes, y dedica su vida a la labor social entre marginados y trabajadores, y a la denuncia de las injusticias capitalistas, llegando a militar en el PCE. Alrededor de la iglesia que levant¨® en el poblado de Entrev¨ªas, proyectada por el arquitecto S¨¢enz de O¨ªza, se gestaron las primeras asociaciones de vecinos de Madrid. Dicen que pegaba en las parroquias fotos de Juanito Valderrama y Lola Flores, que se enfrentaba cuerpo a cuerpo con la Guardia Civil, que daba plantones a Franco, que lanzaba consignas sobre Vietnam y que el mism¨ªsimo Escriv¨¢ de Balaguer se postr¨® a sus pies proclamando "?soy un pecador!". Montaba cines de verano y comunas obreras, formaba a sindicalistas, escrib¨ªa. En su 85? cumplea?os, la asociaci¨®n de vecinos de Vallecas le entreg¨® una placa grabada: "Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos vino a El Pozo camino de Dios, tropez¨® con el hombre y de su mano llegar¨¢ a ?l". Cuando muri¨®, Umbral dijo que era "el hombre m¨¢s bueno, (...) el ¨²nico santo con boina", y Haro Tecglen manifest¨® su asombrada admiraci¨®n de ateo por ese jesuita que era "una de las ¨²ltimas reservas del pobre, del desvalido, del explotado".
Todo esto, que no ense?an los cat¨®licos de la Ley de Calidad, sobrevive en El Pozo del T¨ªo Raimundo. Nos lo ha ense?ado el espanto; as¨ª de enrevesada es la historia. Y ahora me entero de que la obra del padre Llanos contin¨²a, que hay curas rojos que lanzan consignas contra Bush, que las fiestas del barrio se celebran, como es natural, el Primero de Mayo, aunque ¨¦ste ser¨¢ el segundo a?o consecutivo que no sea as¨ª (el anterior, para mostrar -qu¨¦ triste paradoja- su condena a la invasi¨®n de Irak; ¨¦ste, por luto injusto). Y me entero de que el 14-M, s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s de su tragedia, El Pozo volvi¨® a hablar en las urnas: 61%, PSOE; 16%, IU. S¨®lo un 21,6% a ese PP de los otros cat¨®licos, los que jam¨¢s me hablaron del padre Llanos. Salud, vecinos.
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