Cuaderno de trabajo
No hace todav¨ªa dos a?os que apareci¨® en espa?ol Pensamientos secretos (Anagrama, 2002), la ¨²ltima novela de David Lodge. Este libro fue objeto, en estas mismas p¨¢ginas, de un comentario algo apesadumbrado por la manera m¨¢s bien farragosa en que resolv¨ªa Lodge su empe?o de sondear novel¨ªsticamente un terreno que, desde mediados de los noventa, ha venido acaparando su atenci¨®n: el de los llamados "estudios sobre la conciencia". En Pensamientos secretos Lodge parece desbordado por el tema tan vasto y complejo que lo ocupa, y la copiosa documentaci¨®n de la que se sirve, s¨®lo a medias digerida, termina por actuar como lastre de un argumento por lo dem¨¢s lleno de alicientes, conducido por Lodge con su agudeza y con su humor tan caracter¨ªsticos.
LA CONCIENCIA Y LA NOVELA
David Lodge
Traducci¨®n de Miguel
Mart¨ªnez-Lage
Pen¨ªnsula. Barcelona, 2004
272 P¨¢ginas. 19,50 euros
Desde muy pronto, el inter¨¦s de Lodge por el tema de la conciencia fue m¨¢s all¨¢ de las notas preparatorias de Pensamientos secretos, como se deja ver en algunos de los art¨ªculos reunidos ahora en este volumen. En el ensayo que le da t¨ªtulo, Lodge arrima de nuevo a su sardina -la de la novela en cuanto g¨¦nero de ficci¨®n- el ascua de "un tema de rabiosa actualidad para las ciencias". Lo hace con resultados de notable inter¨¦s, no tanto por sus alcances, bastante discretos, como por sus atisbos, derivados en buena medida de la divulgaci¨®n y de la rudimentaria instrumentalizaci¨®n de los t¨¦rminos de un debate -el que se dirime en torno a la naturaleza de la conciencia humana- respecto al cual Lodge, lleno de coraje en su determinaci¨®n de intervenir en ¨¦l, no se atreve sin embargo a adoptar una postura clara.
De hecho, Lodge se limita a glosar desde el campo de la teor¨ªa literaria la observaci¨®n, reiterada por unos y otros, de que la conciencia parece articularse narrativamente, de que la identidad se construye como un relato, y de que as¨ª es a tal punto que cabe especular acerca de si no ser¨¢ la de "contar historias" algo as¨ª como una "obsesi¨®n cerebral".
En su brillante panor¨¢mica de
los sucesivos logros de la novela como instrumento de representaci¨®n de la conciencia, Lodge plantea con particular acierto el problema de la primera y tercera persona; se anima a destacar el empleo de la primera persona como rasgo caracter¨ªstico del periodo posmoderno, y no deja de asociarlo a una desconfianza cada vez mayor en la posibilidad de acceder a una comprensi¨®n objetiva de la realidad.
Aunque llenos de vigor y de sabidur¨ªa expositiva, los planteamientos de Lodge, realizados desde una perspectiva estrictamente angloc¨¦ntrica, se revelan muy adheridos a los enfoques y a los logros de la novela modernista. Lodge parece desatender el protagonismo que ya tuvo el recurso autobiogr¨¢fico a la hora de legitimar, en los comienzos de su moderna andadura, la mistificaci¨®n novelesca. Y en su valoraci¨®n de lo que ¨¦l juzga como "descr¨¦dito de la ficci¨®n", no tiene en cuenta de qu¨¦ modo la novela realista, entendida en un sentido amplio (es decir, como aquella que practica un "realismo de la presentaci¨®n", por emplear t¨¦rminos bajo los que el propio Lodge ampara la "novela de la conciencia"), no ha dejado de postular desde sus or¨ªgenes un "pacto de ficcionalidad" cuyo efecto ha sido el socavamiento incesante de lo real.
En la presunta "invasi¨®n de lo real" que, como observa Lodge, parece cernerse sobre los relatos contempor¨¢neos, quien en definitiva sale perdiendo, por as¨ª decirlo, es la realidad y no la ficci¨®n. Los ropajes documentales y los elementos reales con los que, m¨¢s all¨¢ del empleo de la primera persona, se envestir¨ªan tantas novelas y pel¨ªculas actuales, antes que la de la ficci¨®n, denotan la p¨¦rdida de autoridad de la realidad, de la cual la ficci¨®n se revela capaz de hacer una apropiaci¨®n libre e indiscriminada.
No est¨¢ de m¨¢s advertir que el problema de la conciencia en relaci¨®n a la novela s¨®lo ocupa, en rigor, el primero y m¨¢s extenso de los ensayos reunidos en este volumen. Los dem¨¢s, estupendos todos, est¨¢n dedicados a Dickens, a Evelyn Waugh, a Kierkegaard; a determinadas obras de E. M. Fortser (La mansi¨®n), de John Updike (los relatos sobre Henry Bech), de Philip Roth (El animal moribundo); a las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de Henry James. S¨®lo muy tangencialmente vuelve a emerger el problema de la conciencia en el ensayo titulado Cr¨ªtica literaria y creaci¨®n literaria, donde Lodge examina las principales maneras en que suelen percibirse las relaciones entre una y otra. Lo hace a su modo siempre sensato, culto, afable, nunca demasiado concluyente, nunca demasiado original ni tampoco osado, m¨¢s bien divulgativo y conversacional, y siempre inteligente. Cualidades todas que lucen dichosamente, por ejemplo, en un texto como el que dedica a la correspondencia de Kingsley Amis y a Experiencia, de Martin Amis, que en ingl¨¦s se publicaron simult¨¢neamente en 2000. Despu¨¦s de leer el comentario de Lodge (publicado en el TSL) resulta casi deprimente la idea de seguir viviendo sin haber le¨ªdo los dos libros.
Cierra el volumen una extensa entrevista con Lodge acerca de Pensamientos secretos. Su lectura no contribuye tanto a desentra?ar el trasfondo te¨®rico o la cocina de la novela como para ilustrar, por lo que toca al entrevistador, los extremos a menudo risibles a que arrastra el entusiasmo devenido en af¨¢n hermen¨¦utico.
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