El Este y el Oeste comparten la ilusi¨®n
Libertad de movimientos (58%), prosperidad econ¨®mica (52%) y una situaci¨®n de paz (47%) resumen las principales expectativas de los 85 millones de personas, ciudadanos de 10 pa¨ªses, que ayer se incorporaron a la Uni¨®n Europea. Los vecinos de los nuevos Estados de la quinta ampliaci¨®n de la UE colocan, en el otro lado de la balanza, sus temores, unas prevenciones que se refieren a p¨¦rdida de identidad cultural (18%), aumento de la criminalidad (17%) y descenso de su capacidad adquisitiva (15%). No resultan extra?os estos datos del Eurobar¨®metro, elaborado en el oto?o de 2003, porque para ocho de los pa¨ªses de la ampliaci¨®n (Polonia, Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Letonia y Estonia), que sufrieron dictaduras comunistas dentro del bloque sovi¨¦tico, su ingreso en la Uni¨®n Europea supone el fin de la guerra fr¨ªa, la aut¨¦ntica ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, un acontecimiento que cambi¨® el rumbo de la historia en noviembre de 1989.
Con las l¨®gicas diferencias entre unos pa¨ªses y otros, se puede concluir que el euro-entusiasmo es mayor entre los j¨®venes y los habitantes de las ciudades grandes
Un paso hist¨®rico
Algunos analistas, como Jiri Pehe, polit¨®logo checo y antiguo asesor del presidente V¨¢clav Havel, subrayan que el paso hist¨®rico dado ayer en Europa se produce en un momento de recesi¨®n econ¨®mica en el continente y de divisi¨®n interna por temas como el apoyo a Estados Unidos en la guerra de Irak o los pulsos de poder por el proyecto de la Constituci¨®n europea. Se trata de una coyuntura muy distinta de la que encontraron Espa?a y Portugal, cuando ingresaron en Europa en 1986. Sin embargo, el relativo entusiasmo entre los nuevos socios no ha descendido de modo significativo. Con mayor o menor participaci¨®n, los ciudadanos de los 10 nuevos socios respaldaron en sendos referendos, a lo largo de los ¨²ltimos a?os, las decisiones de sus respectivos Gobiernos y Parlamentos. En algunos Estados la euforia europe¨ªsta alcanz¨® porcentajes muy altos para el s¨ª, como en Eslovenia y Eslovaquia (92%), en Lituania (91%) o en Hungr¨ªa (83%).
Con las l¨®gicas diferencias entre unos pa¨ªses y otros, se puede concluir, como t¨®nica general, que el euroentusiasmo es mucho mayor entre las generaciones j¨®venes y los habitantes de las ciudades grandes y medias que entre los mayores de 50 a?os y los vecinos de zonas rurales. As¨ª como, seg¨²n los an¨¢lisis demogr¨¢ficos del Eurobar¨®metro, la imagen positiva de la UE se eleva al 69% entre empresarios y ejecutivos y al 65% entre los estudiantes, las posibles ventajas de pertenecer al club europeo s¨®lo merecen un 46% entre los jubilados o un 48% entre las amas de casa. Es decir, que a mayor nivel de instrucci¨®n y mejor situaci¨®n econ¨®mica, la entrada en la UE viene acompa?ada de m¨¢s optimismo. Otra raz¨®n que influye en este comportamiento social apunta al miedo de algunos sectores a perder la protecci¨®n que el Estado conced¨ªa en tiempos del comunismo en aspectos como la sanidad, la educaci¨®n o las pensiones.
Al fijar prioridades para los pr¨®ximos a?os, los j¨®venes figuran tambi¨¦n a la cabeza en el objetivo de la lucha contra el desempleo, seguido de la erradicaci¨®n de la pobreza y de la exclusi¨®n social. Junto a estas prioridades, la lucha contra el terrorismo aparece como la m¨¢s citada. Chipre, Eslovaquia, Malta y la Rep¨²blica Checa son los pa¨ªses m¨¢s preocupados por los atentados. Por otra parte, la protecci¨®n del medio ambiente s¨®lo se incluye en Malta entre las preocupaciones b¨¢sicas.
Largo camino hacia el euro
Tal vez la integraci¨®n en una moneda ¨²nica, como el euro, represente el desvelo m¨¢s importante que afecta a los nuevos socios de la UE. Aunque la introducci¨®n del euro est¨¢ prevista de una forma paulatina y de acuerdo con los ritmos econ¨®micos de cada uno de los Diez, las reticencias a abandonar las monedas nacionales han crecido en los ¨²ltimos tiempos. Est¨¢ previsto que cada pa¨ªs negocie por separado su incorporaci¨®n a la zona euro, una vez haya cumplido las estrictas condiciones econ¨®micas en materia de endeudamiento, d¨¦ficit e inflaci¨®n, entre otras variables. En el verano de 2003, el apoyo al euro ascend¨ªa al 72% en los ciudadanos de los Diez, pero apenas unos meses despu¨¦s, a finales del a?o, el respaldo hab¨ªa descendido en 14 puntos.
La mirada hacia los otros tambi¨¦n fue analizada en el Eurobar¨®metro, cuyo trabajo de campo se llev¨® a cabo en los meses de octubre y noviembre de 2003, si bien las conclusiones fueron publicadas el pasado mes de febrero. Un total de nueve pa¨ªses, entre los Quince que han integrado la UE desde la cuarta ampliaci¨®n en 1995, cuando se incorporaron Austria, Suecia y Finlandia al club, se manifiestan como partidarios de una Europa m¨¢s grande. Entre los europeos m¨¢s favorables al ingreso de socios se encuentran los espa?oles. Un 62% de espa?oles se mostraba de acuerdo en acoger a nuevos pa¨ªses en la Uni¨®n Europea, un porcentaje s¨®lo superado por los griegos (65%) y los daneses (63%). Tras Espa?a, la opini¨®n m¨¢s favorable se da cita en Italia, con el 61%, seguida de Irlanda, con el 59%.
Significativamente, las tres grandes potencias del continente (Francia, Alemania y el Reino Unido) albergan las opiniones m¨¢s desfavorables hacia una Europa m¨¢s grande. Los franceses son, de lejos, los europeos m¨¢s esc¨¦pticos con la ampliaci¨®n, ya que un 55% se declara en contra y apenas un 34% se muestra a favor. El resto no tiene una opini¨®n formada. Los alemanes presentan un mayor equilibrio (un 42% en contra y un 38% a favor), al igual que los brit¨¢nicos (40% y 38%).
Si se considera globalmente la actitud de los ciudadanos de los Quince se podr¨ªa decir que ha sufrido oscilaciones en los ¨²ltimos tres a?os para volver, m¨¢s o menos, al punto de partida. En el oto?o de 2000, el promedio de apoyo a la ampliaci¨®n rondaba el 44% y tres a?os despu¨¦s se sit¨²a en el 47%. Mientras tanto, las opiniones negativas han basculado entre el 35% de 2000 y el 36% de 2003.
De cualquier modo, los 454 millones de personas que pueblan desde ayer la nueva UE son conscientes de que formar¨¢n parte de una potencia econ¨®mica y pol¨ªtica.
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