B¨¦lgica multa al que se equivoque de basura

Los vecinos de Bruselas separan la basura en tres bolsas: una blanca para desechos generales, otra azul para envases y una amarilla para papeles. La blanca se recoge dos veces por semana, y las otras dos, cada siete d¨ªas. En teor¨ªa, un servicio especial de agentes vigila para que no se mezclen los tres tipos y escudri?a en las bolsas para identificar a quienes hayan mezclado basuras, para multarles por su falta de civismo. Pero es noticia cuando se decide aplicar tal sanci¨®n a quienes, juntando restos de comida con peri¨®dicos, entorpecen el reciclaje. Y las aceras siempre est¨¢n llenas de esas bolsas que s¨®lo deber¨ªan dejarse a partir del atardecer de la v¨ªspera del d¨ªa de recogida. Una zona donde se recojan las basuras los lunes tiene garantizada la permanencia de las bolsas desde el viernes por la tarde, que se apilan hasta la retirada vespertina del d¨ªa correspondiente.

A partir del peculiar sistema de recogida de basuras de la capital de Europa, ciudad sucia donde las haya, la Comisi¨®n Europea emiti¨® en 1975 la primera directiva marco sobre residuos. En ella se establece que corresponde a los Estados garantizar que la eliminaci¨®n o recuperaci¨®n de los residuos no constituya un riesgo para el agua, el aire, el suelo o los seres vivos, sean plantas, animales o humanos. Los Gobiernos deben velar para que la eliminaci¨®n de basuras no se convierta en una fuente de molestias porque sea ruidosa o maloliente o que deteriore emplazamientos de inter¨¦s natural. A ellos corresponde definir las pol¨ªticas, pero como son los municipios los que deciden y aplican sus propias ordenanzas, en Europa hay tantos sistemas de recogida como ayuntamientos.

La Comisi¨®n fij¨® entonces, hace ya casi 30 a?os, las directrices generales -la de los residuos estuvo precedida en ese mismo 1975 por la de gesti¨®n de los aceites utilizados- y desde entonces ha venido enriqueciendo el acervo comunitario con directivas sobre residuos peligrosos, envases, eliminaci¨®n de contaminantes org¨¢nicos persistentes, llamados policlorobifenilos (PCB), y sus primos, los policloroterfenilos (PCT), vertederos, vigilancia y control de los traslados, adem¨¢s de entrada y salida de residuos en la UE. El objetivo de tan rica legislaci¨®n "es impedir que los residuos perjudiquen al medio ambiente y a la salud humana", dice Margot Wallstr?m, la comisaria de Medio Ambiente, consciente de que cada europeo produce un promedio de 3,5 toneladas de basura al a?o. "A no ser que los Estados miembros se ajusten a la legislaci¨®n vigente, a lo que se han comprometido, no podr¨¢ cumplirse este objetivo fundamental".

El objetivo s¨®lo se cumple a trancas y barrancas, a golpe de apercibimientos y hasta de denuncias al Tribunal Europeo de Justicia, cuyas sentencias no siempre se acatan. A finales de 2002, la Comisi¨®n anunci¨® que entablaba procedimientos de infracci¨®n contra nueve Estados: Austria, B¨¦lgica, Espa?a, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Suecia.

Los incumplimientos eran tan variados como el contenido de las bolsas de basura. A Francia se la denunciaba por no haber adoptado un plan de descontaminaci¨®n, recogida y eliminaci¨®n de PCB; a Italia por no informar de la gesti¨®n de basuras en diversas regiones, y a Espa?a a causa de un vertedero en Olvera (C¨¢diz) con filtraciones al r¨ªo Salado, as¨ª como por la existencia de otro ilegal en la isla canaria de La Gomera. El pasado octubre, la Comisi¨®n llev¨® a Espa?a al Tribunal de Justicia por no haber cerrado ese vertedero, en la reserva natural de Puntallana, desde el que todo tipo de basura se precipita al oc¨¦ano.