El camerun¨¦s dedica sus goles al palco

En el Madrid todo se ha vuelto tan confuso que Samuel Eto'o, su verdugo de ayer, es otro madridista, uno m¨¢s, que vuelve para vengarse y, aparentemente, reivindicarse nada menos que ante el palco de autoridades.

El camerun¨¦s marc¨® el primer gol gust¨¢ndose. Como un bailar¨ªn, solo ante su reto, sin importarle que Ra¨²l Bravo se le subiera a la chepa. Marc¨®, sac¨® pecho, se se?al¨® el dorsal, el nueve, y se fue hasta la altura del sill¨®n de Florentino P¨¦rez para lanzarle un mensaje acorde con su creciente inter¨¦s por dejar las islas. Con el dedo ¨ªndice hizo un gesto como diciendo: "Yo deber¨ªa estar aqu¨ª". Despu¨¦s atin¨® otra vez con la red de Casillas. Por si no se hab¨ªa notado.

El Bernab¨¦u no estaba preparado ni para enfadarse. El p¨²blico y el equipo comparten una id¨¦ntica astenia primaveral. Y as¨ª se llen¨® Chamart¨ªn, de gente conciliadora, sin demasiadas ganas de animar, un poco descre¨ªda. Los hinchas acudieron a ver el espect¨¢culo, sin m¨¢s. Sin pesimismo ni esperanza. Como espectadores en una sala de cine, vieron caer los tres goles del Mallorca. Con ese aire, ni perplejo ni ofendido, vieron a Eto'o desnudar a los defensas del Madrid: a Pav¨®n, que sud¨® lo suyo; a Roberto Carlos, que dej¨® solo a Bravo cada vez que pudo; a ¨¦ste, que ayer no parec¨ªa hecho para este oficio; y a Helguera, que no pod¨ªa hacer de medio centro, de l¨ªbero y de central en cada jugada, todo al mismo tiempo, porque con Beckham no se puede contar para marcar.

Desde su isla de actitud participativa, los fan¨¢ticos de Ultras Sur desplegaron una pancarta evocadora de los tiempos premercantiles del f¨²tbol, representados por el malogrado y extremo de Fuengirola: "Queremos once Juanitos".

Lo m¨¢s parecido a Juanito que vieron los madridistas ayer fue Figo, incansable en todas las fases. Turbados, los aficionados armaron un poco de bullicio cuando el equipo se retir¨® al descanso con el 1-3 en el lomo. Un grupo que rodeaba el palco se volvi¨® hacia Florentino P¨¦rez para manifestar su malestar, un hecho que se repiti¨® por segunda vez en este ciclo presidencial. La primera fue tras la derrota contra Osasuna.

El primer gol del Mallorca precipit¨® el movimiento en el banquillo blanco. El t¨¦cnico, Carlos Queiroz, mand¨® calentar a Cambiasso, que se hab¨ªa ca¨ªdo de la alineaci¨®n no se sabe en funci¨®n de qu¨¦ estrategia. El argentino entr¨® en el segundo tiempo y Ra¨²l Bravo se fue, adem¨¢s de lesionado, abucheado, maltratado. Pero poco en comparaci¨®n con el entrenador, que se llev¨® la pitada de la noche cuando meti¨® a Portillo por Solari.

Ronaldo y Roberto Carlos, que vieron la tarjeta amarilla, se perder¨¢n el pr¨®ximo partido en Murcia. El delantero fue amonestado por protestar al ¨¢rbitro la anulaci¨®n de un gol.