El presidente contra su Gobierno

El espect¨¢culo del Consejo de Ministros del martes pasado rompi¨® los r¨¦cords de sinton¨ªa en las cadenas nacionales de televisi¨®n y en las redes sociales. El jefe de Estado hizo un balance en el que el Gobierno no ha cumplido sus compromisos con el pueblo, seg¨²n una medici¨®n en la que quedaron debiendo 146 promesas, calificadas de fracaso, y habl¨® de agendas paralelas y de funcionarios que no le obedecen. Es la primera vez en la historia que se transmiten por televisi¨®n las deliberaciones del Consejo de Ministros, lo cual est¨¢ prohibido por la ley, que les da el car¨¢cter de reservadas. En pocas palabras, se trat¨® de una intervenci¨®n en la que se despach¨® contra el Gobierno desconociendo que el baldado de improperios le ca¨ªan a ¨¦l como un bumer¨¢n. Ministros designados por ¨¦l para ejecutar los planes y programas dise?ados por ¨¦l. Es su gobierno que no ejecuta porque el director de la orquesta est¨¢ desafinado. Todos los m¨²sicos dependen de ¨¦l.

La reacci¨®n no se hizo esperar. Salt¨® lo que sabemos a la superficie. El mal ambiente al interior del gobierno de dos personajes que desde los inicios de la administraci¨®n Petro han sido protagonistas del despelote.

Los nombramientos m¨¢s sorprendentes y controvertibles de la administraci¨®n Petro han sido las designaciones de Laura Sarabia como ministra de Relaciones Exteriores y de Armando Benedetti como jefe del Despacho. Con solo 30 a?os entre el bolsillo, la polit¨®loga y asesora pol¨ªtica Laura Camila Sarabia Torres, con su apariencia de universitaria desparpajada, asumi¨® responsabilidades notorias como jefe del Despacho Presidencial y directora general de Prosperidad Social, cargos en los que mostr¨® habilidades y capacidad para convertirse en la funcionaria de mayor influencia en el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Vale decir que logr¨® una interlocuci¨®n con el sector privado aceptable si se tiene en cuenta la inquina del gobierno hacia esta parte de la arquitectura social del pa¨ªs.

Armando Benedetti, nuevo jefe del Despacho Presidencial, protagonista de varios esc¨¢ndalos, cae como una patada en los compa?eros de la Colombia Humana, la vieja guardia del presidente.

Naturalmente, ese poder levant¨® una reacci¨®n inmediata y se convirti¨® en el plato principal de la larga jornada de seis horas. Se robaron el show. Sarabia en el cargo m¨¢s alto ministerial y Benedetti en la puerta de la entrada al despacho presidencial y sentado a la izquierda del todopoderoso en la mesa muy larga del Consejo de Ministros. La caracter¨ªstica que mereci¨® mayor descalificaci¨®n fue la manera con la cual se ganaron la confianza de su jefe, el presidente de la Rep¨²blica, quien siempre los ha tenido a su lado, aunque la relaci¨®n entre ellos (Sarabia y Benedetti) no sea buena.

Son lo que en las Cortes se llamaban los favoritos. Su designaci¨®n, la de Laura en la Canciller¨ªa, tiene dividido al Gobierno; la vicepresidenta abri¨® el boquete de las disputas internas para se?alar que la ministra de Relaciones Exteriores y el jefe de Gabinete no representaban los fundamentos de la pol¨ªtica de cambio que hab¨ªa prometido el presidente Petro; su planteamiento fue secundado por la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible Susana Muhamad, por el jefe de Planeaci¨®n Alexander L¨®pez y por el director general de Prosperidad Social, Gustavo Bol¨ªvar. La respuesta del presidente a los acusadores fue la defensa de los inculpados. Si nos dedicamos a juzgar a la gente terminamos fusilando a los compa?eros; no quiero ser el Robespierrre de la revoluci¨®n.

Los otros aspectos muy importantes de la jornada fueron los calificativos que le espetaron a las relaciones con los Estados Unidos. Preocupa que ese sea el libreto del pr¨®ximo cap¨ªtulo. El ambiente est¨¢ pesado. Qued¨® la sensaci¨®n de que hubo un golpe de Estado.