A Aznar por s¨ª mismo
Hace menos de dos meses que Aznar ha dejado de ser presidente y da la sensaci¨®n de que han pasado dos a?os. En este momento aparece un libro con su nombre y con la ventaja de una mano redactora -el neoconservador Jos¨¦ Mar¨ªa Marco- que escribe bien, lo que mejora el nivel de los textos inspirados por el antiguo inquilino de La Moncloa. Adem¨¢s transmite una sensaci¨®n de autenticidad, aunque ¨¦se es uno de sus inconvenientes. Desde el principio, el libro es un error monumental. Est¨¢ pensado y escrito antes de una campa?a electoral que daba ganada por su partido y tras la que s¨®lo conceb¨ªa al PSOE en la oposici¨®n (p¨¢ginas 75 y 97). Si hubiera sido publicado en campa?a habr¨ªa borrado a¨²n m¨¢s a Rajoy de lo que ya lo ha estado en esos d¨ªas. Ahora, le¨ªdo un mes y medio despu¨¦s de las elecciones, produce estupor.
Trae a colaci¨®n las muchas y "reservadas" conversaciones que tuvo con Nicol¨¢s Redondo, padre, y luego dice que la huelga general fue una derrota de los sindicatos
Este libro responde a una patolog¨ªa personal que ojal¨¢ sea superada y algun d¨ªa sea sustituida por unas memorias o una biograf¨ªa v¨¢lida
Retrato personal
Lo que no puede negarse es que Aznar se retrata. Intenta construir la imagen de persona seria y con ideas arraigadas que est¨¢ dispuesto a defender. Quiz¨¢ lo sea en muchos aspectos, pero an¨¦cdotas, mentiras evidentes y ausencias del texto no lo corroboran. Resulta rid¨ªculo presentar como heroica su negativa a afeitarse el bigote por la promesa de un asesor de que as¨ª aumentar¨ªa un 5% de sus votos. Adem¨¢s aparece la consabida megaloman¨ªa al justificar la sequedad de car¨¢cter compar¨¢ndose con Aza?a o ser objeto de persecuci¨®n como Maura. Es simplemente falso (y est¨¢ comprobado) que fuera siempre liberal o se iniciara en la pol¨ªtica para atraer a la Constituci¨®n a quienes no cre¨ªan en ella.Las ausencias son oce¨¢nicas,tantas que basta con resumirlas en dos puntos. Ni en una sola l¨ªnea se acerca a la pol¨ªtica de medios de comunicaci¨®n, como no sea para abominar de la televisi¨®n basura. Parece que no haya tenido empresarios amigos, como si todos hubieran pertenecido a otra galaxia.Basta con leer el reciente libro de Pedro J. Ram¨ªrez para comprobar que no fue as¨ª. Afirma su voluntad de di¨¢logo social y trae a colaci¨®n las muchas y "reservadas" conversaciones que tuvo con Nicol¨¢s Redondo padre, pero luego despacha la huelga general con la consideraci¨®n de que fue una "derrota parcial" de los sindicatos.
Pasemos por alto cuanto antecede. El n¨²cleo del libro consiste en una descripci¨®n de lo que Aznar ha hecho desde el poder y lo que prescribe para el futuro. Sobre el particular describe un panorama id¨ªlico y una l¨ªnea rectil¨ªnea. Resulta convincente tan s¨®lo en materia de pol¨ªtica econ¨®mica, pero deja perplejo que d¨¦ por resueltos la mayor¨ªa de los problemas, aunque "todav¨ªa quedan los nacionalismos y los que se pusieron en evidencia durante la campa?a de oposici¨®n a la guerra de Irak". Sus interpretaciones son de una simplicidad y un derechismo asombrosos. Cree firmemente que la reforma educativa, un estropicio en gran parte realizado contra viento y marea y de demostrada inaplicabilidad, ha tra¨ªdo la calidad. Asegura que liberalismo y conservadurismo es lo mismo y que todos los socialismos murieron en 1989.
Examinemos con m¨¢s detalle las dos cuestiones que, seg¨²n ¨¦l, permanecen pendientes Acerca de la pluralidad espa?ola en lo pol¨ªtico, hay que seguir id¨¦ntica l¨ªnea a la suya. ETA y el PNV son iguales, pues s¨®lo difieren en el plazo en que conseguir sus reivindicaciones (no en los medios). El Pacto Antiterrorista -que se autotribuye sin el menor rubor- debe seguir yendo tambi¨¦n contra el nacionalismo. No hay que hacer ninguna concesi¨®n en materia auton¨®mica: ni en financiaci¨®n, ni en competencias, ni simb¨®lica. El PP en el Pa¨ªs Vasco debe seguir sin variar un ¨¢pice en la l¨ªnea marcada por la campa?a de 2001. Menuda esperanza, vistos los resultados.De Catalu?a escribe que en los ¨²ltimos meses el PP ha logrado el adecuado perfil. Menudo perfil, despu¨¦s de que se ha quedado con la mitad de sus diputados. Si en materia pol¨ªtica Aznar no quiere cambios en la cultural, los propone con una mezcla de ingenuidad e insolvencia estremecedoras. Su visi¨®n del pasado espa?ol es el de la derecha cl¨¢sica. Viene a afirmar que debemos de dejarnos de zarandajas autocompasivas y sentirnos orgullosos: a fin de cuentas ¨¦l acab¨® con la Guerra Civil en el a?o 2000 con su mayor¨ªa absoluta. Cree con sinceridad que se acrecienta el sentimiento espa?ol haciendo un Museo de Historia de Espa?a a trav¨¦s de sus Fuerzas Armadas en el alc¨¢zar de Toledo. Se entiende as¨ª el modo en que present¨® Carlos D¨¢vila la serie televisiva Memoria de Espa?a.
La 'pasta' de Bush
Acerca de la guerra de Irak llama la atenci¨®n la insolvencia intelectual con la que mezcla todos los g¨¦neros de violencia pol¨ªtica. Sab¨ªamos de la fascinaci¨®n que ejerci¨® Bush sobre ¨¦l, pero ahora asombra que la atribuya a su "pasta" de l¨ªder. Las manifestaciones que provoc¨® la guerra de Irak las atribuye,impert¨¦rrito, al odio al liberalismo y la democracia. Resulta inconcebible que un presidente del Gobierno haya podido hacer tal diagn¨®stico de sus conciudadanos. Y aqu¨ª precisamente reside la clave de lo que en la presentaci¨®n de su libro dijo el presidente Aznar acerca de los ataques de que se siente objeto.Existir¨ªa un indefinido e inaprensible "partido del odio" destinado a abominar de su persona y destruirle. Pero eso no es as¨ª. Durante a?os algunos hemos venido escribiendo que la crispaci¨®n era adictiva y pernicios¨ªsima para quien cre¨ªa obtener ventajas de ella. En los ¨²ltimos meses se ha hecho patente,adem¨¢s, que la mayor parte de los espa?oles no est¨¢n de acuerdo con el grueso de lo que ¨¦l piensa. Incluso los centristas fluctuantes y personas conservadoras han adquirido la convicci¨®n de que tiene unos modos intratables y unas actuaciones incomprensibles que diagnostican como cercanas al desvar¨ªo.
Volvamos al principio. Si el libro es un error monumental, es por el momento en que ha aparecido. El presidente Aznar merece, como todos los que han ejercido el poder en la democracia espa?ola, respeto.Sin duda est¨¢ viviendo malos momentos, como siempre que se abandona La Moncloa. Est¨¢ constatado que los pol¨ªticos no son de pl¨¢stico. Se resquebrajan y desvar¨ªan con el abandono del poder, y, entonces, merecen el acercamiento y la comprensi¨®n hist¨®rica. Pero este libro, aparecido en este momento, empieza por mostrar a su autor con un grado de paranoia,de alejamiento de la realidad y de incapacidad para la autocr¨ªtica o la visi¨®n m¨ªnimamente distanciada que nada ayudan a esos prop¨®sitos. Pero eso, a fin de cuentas, responde a una patolog¨ªa personal que ojal¨¢ sea superada y alg¨²n d¨ªa sea sustituida por unas memorias o una biograf¨ªa v¨¢lida.
Lo p¨¦simo es que este libro no es un testamento, sino un libro rojo -m¨¢s bien las tapas son azules-, pues se expresa en futuro acerca de la que inevitablemente ser¨¢ la postura del PP.El m¨¢s afectado, porque sobre ¨¦l pesar¨¢ como una losa, es Rajoy, tratado con ep¨ªtetos laudatorios tan tasados que bordean la mezquindad. Desde luego, el aznarato ha acabado, pero no parece que as¨ª suceda en el PP. Bastar¨¢ que el nuevo dirigente esboce una posici¨®n de m¨ªnima originalidad para que cualquier portavoz gubernamental le atice con una p¨¢gina del texto del anterior. Pero a¨²n hay m¨¢s. Lo que este libro descubre es el grado de identidad de fondo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con, por poner un ejemplo, Federico Jim¨¦nez Losantos, es decir, con el neoconservadurismo radical. Claro est¨¢ que no en la forma: el segundo llama al secretario general de la ONU Kakofi Annan y el primero no. Pero en lo sustancial coinciden punto por punto. Con lo que el lector descubre, entre aterrado y perplejo, que hemos estado en las manos de una minor¨ªa que est¨¢ a la derecha de la derecha espa?ola que est¨¢ a la extrema derecha del Cosmos y bordeando esa franja lun¨¢tica inevitable en cualquier sociedad. Dios m¨ªo,de la que nos hemos librado.
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