Ley de Industria vasca, sin participaci¨®n
Critica el autor que el proyecto de la ley de Industria que ha llegado al Parlamento vasco deje fuera la participaci¨®n
Nuestro Estatuto de Autonom¨ªa reconoce a la Comunidad Aut¨®noma Vasca la competencia exclusiva en materia de Industria. No obstante, se han dado ciertas concurrencias o contradicciones tanto en relaci¨®n con la jurisprudencia constitucional como con la Ley de Industria estatal (ley 21/1992). En la medida en que los destinatarios de la ley estatal son las comunidades aut¨®nomas, dichas contradicciones se sustancian mediante nuestra competencia normativa para establecer un marco jur¨ªdico propio que regule todos los aspectos relacionados con la actividad industrial.
Por fin, el proyecto de la Ley de Industria ha llegado al Parlamento vasco, y lo ha hecho mutilado de algo que me parece muy importante, como es la participaci¨®n de los agentes sociales. El actual proyecto es un texto generalista que pretende regular la actividad industrial en lo que hace referencia al control de instalaci¨®n, seguridad industrial y calidad industrial, adem¨¢s del cap¨ªtulo sancionador.
Se trata de un proyecto bastante desequilibrado, donde la seguridad industrial prima sobre la calidad, la innovaci¨®n y la sostenibilidad
Se est¨¢ privatizando, tribalizando e individualizando la participaci¨®n pol¨ªtica e institucional de los agentes sociales
Se trata de un proyecto bastante desequilibrado, donde la seguridad industrial prima sobre la calidad, la innovaci¨®n industrial y la sostenibilidad, en l¨ªnea con la estrategia medioambiental vasca. No perdamos de vista que estamos en una comunidad de gran tradici¨®n industrial y que, a pesar de la fuerte crisis del sector que hemos soportado, su peso en nuestro PIB pone de manifiesto la importancia de una Ley de Industria para su seguridad, calidad, innovaci¨®n de los nuevos sectores industriales y estrategias de sostenibilidad de nuestro aparato productivo.
Lo m¨¢s preocupante de este proyecto de ley es la ausencia de una estrategia de pol¨ªtica industrial dise?ada, ejecutada y evaluada en un marco de amplia participaci¨®n. Por esta raz¨®n, el proyecto no cuenta con un dictamen favorable del Consejo Econ¨®mico y Social vasco. En mi calidad de representante del mismo present¨¦ una enmienda, que fue apoyada por el resto del grupo sindical, exigiendo la participaci¨®n de los agentes econ¨®micos y sociales tanto en los programas de promoci¨®n industrial como en la evaluaci¨®n de los mismos, a lo que la patronal se opuso con escasa l¨®gica social y excesivo ego¨ªsmo corporativo.
Parto de la base de que una Ley de Industria condiciona un modelo productivo de competitividad. Asimismo, es un instrumento de la correcci¨®n de las desigualdades territoriales y una herramienta de promoci¨®n y protecci¨®n del medio ambiente, tarea urgente tal como se est¨¢ poniendo de manifiesto por la consejer¨ªa de Medio Ambiente. Por todo ello, parece obligado que en dicha ley se incluya y se institucionalice la participaci¨®n de los agentes sociales. Se tratar¨ªa de crear un mecanismo institucional de informaci¨®n, consulta, an¨¢lisis y evaluaci¨®n de las diferentes pol¨ªticas industriales y sus efectos. Se podr¨ªa denominar Comisi¨®n de An¨¢lisis y Evaluaci¨®n.
Esta comisi¨®n deber¨ªa evaluar la evoluci¨®n industrial en las diferentes zonas, su nivel de desarrollo actual y su ¨ªndice de paro. Es muy importante tener presente las tasas de paro, porque hay zonas en Euskadi en situaci¨®n de pleno empleo, mientas otras est¨¢n cerca del 15%, eso sin hablar de la situaci¨®n que padecen las mujeres y los j¨®venes en estas mismas zonas. Entendemos que s¨®lo a partir de este estudio es posible plantearse en serio utilizar la ubicaci¨®n de nuevas industrias como instrumento, no el ¨²nico, de reequilibrio territorial.
Esta comisi¨®n deber¨ªa dedicar un esfuerzo especial a recuperar las zonas industriales degradadas. El primer paso ser¨ªa eliminar las ruinas industriales que todav¨ªa hoy se ven en algunas ¨¢reas que se vieron mas afectadas por la reconversi¨®n industrial, no perdiendo de vista que esto se ha convertido ya en una tarea permanente.
En pol¨ªtica industrial es preciso tambi¨¦n establecer programas plurianuales que establezcan orientaciones de la misma y en coherencia con la pol¨ªtica econ¨®mica y de empleo. No se trata de un cuerpo estanco. Esto facilitaria el establecimiento de objetivos estrat¨¦gicos. Como idea clave para reforzar la asociaci¨®n o concertaci¨®n de la pol¨ªtica industrial de los agentes sociales, es preciso recordar, que en la actualidad, a ra¨ªz de la Convenci¨®n Europea, los agentes sociales est¨¢n revindicando su participaci¨®n efectiva en el proceso de la llamada "gobernanza econ¨®mico-social". Lo mismo habr¨ªa que decir de los niveles de participaci¨®n en las diferentes comisiones de participaci¨®n de los planes de empleo, formaci¨®n y gesti¨®n de los fondos estructurales.
La cohesi¨®n econ¨®mica, social y territorial va unida a las pol¨ªticas industriales. La transversalidad y horizontalidad de las mismas es una raz¨®n m¨¢s para la justificaci¨®n de la participaci¨®n de los interlocutores sociales en las pol¨ªticas industriales y su contribuci¨®n a la cohesi¨®n social, econ¨®mica y territorial.
En el futuro, la pol¨ªtica de cohesi¨®n deber¨ªa tener en cuenta m¨¢s par¨¢metros que los actuales: la lejan¨ªa, el asilamiento, el d¨¦ficit en educaci¨®n, la escasa cultura emprendedora, los niveles de pobreza y exclusi¨®n social, la carencia de una sociedad civil suficientemente estructurada, la preservaci¨®n del medio ambiente.
Es de dif¨ªcil comprensi¨®n y racionalidad que la pol¨ªtica industrial se ejecute al margen de los agentes sociales. La participaci¨®n es una expresi¨®n concreta de democracia institucional y de racionalidad social y econ¨®mica. No es inteligible que desde un Consejo Econ¨®mico y Social no se introduzca la reivindicaci¨®n de participaci¨®n en la columna vertebral de nuestro desarrollo econ¨®mico como es la pol¨ªtica industrial.
Es preocupante el d¨¦ficit de dialogo social y participaci¨®n institucional de nuestro autogobierno. Se esta lobbizando, privatizando, tribalizando e individualizando la participaci¨®n pol¨ªtica e institucional de los agentes sociales. Bajo la disculpa de la fractura y divisi¨®n sindical, los gobernantes vascos convierten a la patronal en interlocutor privilegiado y se le ofrece una situaci¨®n c¨®moda de monopolizar dicha participaci¨®n (la firma del acuerdo de formaci¨®n de los trabajadores de construcci¨®n en el tema de prevenci¨®n es un ejemplo m¨¢s).
?sta es una pr¨¢ctica muy neoliberal, muy americanizada y muy interesada, con graves consecuencias de desvertebraci¨®n y de potencial conflicto social. Y diametralmente opuesta al modelo social europeo, que, entre otras cosas, responde a la idea de que en las sociedades pluralistas, junto a la democracia pol¨ªtica -representada por instituciones libremente elegidas por los ciudadanos-, se debe desarrollar tambi¨¦n una democracia econ¨®mica, caracterizada por el di¨¢logo, la negociaci¨®n y la participaci¨®n, que contribuyan a atenuar el conflicto social y a hacer m¨¢s eficaz y redistributivo el desarrollo econ¨®mico.
Los parlamentarios vascos est¨¢n a tiempo de corregir este d¨¦ficit democr¨¢tico en la tramitaci¨®n de este proyecto de ley.
Carlos Trevilla Acebo es representante de UGT en el CES Vasco.
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