Bello a los 100
Hoy cumple cien a?os Pep¨ªn Bello, don Jos¨¦ Bello, y ayer dec¨ªa en una entrevista que ¨¦l nunca se ha aburrido. Sin duda, ¨¦se es su secreto. Imag¨ªnense las dosis de buena salud, buena suerte y buen car¨¢cter que hacen falta para llegar a una edad de tres cifras y no haberse aburrido nunca. El Cyrill Connolly espa?ol y gran compinche de los maestros de la Generaci¨®n del 27, Pep¨ªn Bello, o don Jos¨¦ Bello, que es como a ¨¦l le gusta que le llamen, las tiene y por eso est¨¢ aqu¨ª, a este lado del m¨¢s all¨¢, convertido en el pen¨²ltimo centinela de una ¨¦poca que, en parte gracias a ¨¦l, es al mismo tiempo parte de la Historia y parte del presente.
Lo de don Jos¨¦ se lo o¨ª decir a Pep¨ªn hace ya muchos a?os, una noche como tantas otras en que cen¨¢bamos ¨¦l, Rafael Alberti y yo en un restaurante de la calle de la Princesa. Estaban los dos amigos acord¨¢ndose de las gamberradas que sol¨ªan hacer en la Residencia de Estudiantes junto a Federico Garc¨ªa Lorca, Luis Bu?uel y Salvador Dal¨ª cuando, de repente, Pep¨ªn se puso serio y dijo: "Oye, Rafael, ?y no crees t¨² que a estas alturas lo de Pep¨ªn ya est¨¢ un poco putrefacto? Yo creo que es mejor que, a partir de ahora, me llames Jos¨¦". Alberti fingi¨® que se indignaba y dijo: "?Ni hablar! ?Eso s¨ª que no! De llamarte Jos¨¦, nada de nada. En todo caso, don Jos¨¦". A partir de esa noche, todos lo llamamos, medio en broma y medio en serio, don Jos¨¦.
Lo de "putrefacto" lo dijo don Jos¨¦ porque aquella era una de las palabras clave de aquel grupo de camaradas, siempre dispuestos a tomarse muy en serio sus obras y muy en broma a s¨ª mismos, que formaba el quinteto Lorca-Dal¨ª-Bu?uel-Alberti-Bello: era putrefacto todo poeta o pintor que no se afiliara a la modernidad, que no apostase por el riesgo a la hora de crear sus obras. Sentarse a escuchar a Alberti y a don Jos¨¦ era una maravilla, verlos relatar c¨®mo ide¨® Bu?uel su pel¨ªcula Un perro andaluz; o de qu¨¦ modo les iba leyendo Garc¨ªa Lorca, en los jardines de la Residencia de Estudiantes, los poemas de su Romancero Gitano...
En esas cosas pasaban las tardes los amigos de la generaci¨®n de la Rep¨²blica y la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, o inventando poemas absurdos cuya condici¨®n fundamental era la de no decir absolutamente nada. El que m¨¢s les gustaba a todos era uno que inventaron al alim¨®n y que dec¨ªa: "Por ah¨ª viene el perro del hortelano / con la cola detr¨¢s / y la cabeza delante". Lo de Cyrill Connolly lo digo porque el narrador y ensayista ingl¨¦s, aunque escribi¨® algunos libros excepcionales, consideraba que hab¨ªa perdido el tiempo siendo brillante e ingenioso en las reuniones con sus amigos, en lugar de hacer una obra s¨®lida, y al final de su vida sol¨ªa quejarse con amargura de haber derrochado su talento. Don Jos¨¦ no parece haber sido tentado por la gloria o la posteridad, y aunque hace a?os se propuso escribir unas memorias, cuando llevaba avanzado el manuscrito decidi¨® que no merec¨ªa la pena y lo destruy¨®.
Don Jos¨¦ Bello es memoria en estado puro y la memoria tiende a ser amarga. Despu¨¦s de las bromas lleg¨® la realidad, llena de canallas y de muerte. Despu¨¦s de la Rep¨²blica, la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, don Fernando de los R¨ªos y la Generaci¨®n del 27, vinieron la guerra civil, el fascismo y la Espa?a miserable, c¨ªnica y servil de los Vivanco, Panero, Rosales, Torrente o La¨ªn Entralgo. El hermano de don Jos¨¦ Bello fue asesinado durante la contienda, Lorca fue asesinado, Miguel Hern¨¢ndez fue asesinado igual, s¨®lo que un poco m¨¢s despacio, algunos camaradas, como Gerardo Diego, se dedicaron a escribirle poemas a Franco y casi todos los amigos salieron para un exilio que dur¨® treinta y ocho a?os o los dej¨® para siempre bajo la tierra de M¨¦xico o de Argentina.
Por eso es delicioso escuchar hablar a Pep¨ªn, a don Jos¨¦, y ver que su mente se ha ido haciendo selectiva, tal vez para no ennegrecerse: siempre habla de los tiempos de la Residencia de Estudiantes, de la que ha sido nombrado presidente de honor, y recuerda los d¨ªas m¨¢gicos que terminaron siendo la primera parte del horror que se avecinaba.
Don Jos¨¦ Bello cumple hoy cien a?os y nunca se ha aburrido. Qu¨¦ deseos de que esta ciudad y este pa¨ªs aprovechen la ocasi¨®n y vuelvan la mirada hacia aquellos a?os de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza en que Madrid fue una de las ciudades m¨¢s cultas y m¨¢s modernas del mundo. Felicidades, don Jos¨¦, y que cumplas muchos m¨¢s.
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