Presente perfecto
Que un grupo de alicantinos y valencianos se re¨²na para hablar de sus problemas y el suceso merezca un trato destacado en las p¨¢ginas de este diario, invita a reflexionar. Si la valoraci¨®n del peri¨®dico es acertada, y tengo para m¨ª que lo es, significa que algo no funciona correctamente en la Comunidad Valenciana. Porque no puede haber cosa m¨¢s usual en una sociedad democr¨¢tica que sus miembros se re¨²nan para discutir los asuntos que les preocupan. Pero, por lo visto, el hecho resulta tan infrecuente entre nosotros que cuando se produce, llama forzosamente la atenci¨®n y la prensa lo considera una noticia. ?No es ¨¦ste el s¨ªntoma de una sociedad enferma?
Durante los ¨²ltimos a?os, la personalidad de los valencianos se ha vuelto delicuescente. A medida que el fen¨®meno se acentuaba, crec¨ªa el car¨¢cter administrativo, puramente burocr¨¢tico, de la Comunidad. Es innegable que los valencianos, como colectivo, hoy poseemos menor personalidad que tiempo atr¨¢s. El proceso, de una cierta complejidad, no ha sido en absoluto casual. Al contrario, se ha tratado, en mi opini¨®n, de una operaci¨®n pol¨ªtica muy meditada, que ha proporcionado a sus promotores un rendimiento excelente. Para percatarnos, basta recordar c¨®mo ha evolucionado el problema de la lengua durante este periodo y la pol¨ªtica que se ha aplicado al mismo. Tenemos, s¨ª, una flamante Acad¨¨mia de la Llengua -espl¨¦ndidamente remunerada, por cierto- pero el valenciano se habla hoy menos que diez a?os atr¨¢s.
En cuanto a la sociedad civil, no es exagerado decir que se ha visto reducida, en la pr¨¢ctica, al protagonismo de unas cuantas organizaciones empresariales. Han sido los dirigentes de estos organismos, hombres todos de una adhesi¨®n inquebrantable al anterior presidente del Gobierno, quienes se han ocupado de llevar la voz cantante sobre nuestros asuntos. Al margen de ellos, apenas hemos podido escuchar a nadie m¨¢s. El fen¨®meno de unos patronos con mayor presencia en las p¨¢ginas de pol¨ªtica de los diarios que en las de econom¨ªa ilustra lo sucedido en la Comunidad.
Hubo, en la reuni¨®n de Alicante, un asunto que me sorprendi¨®, y fue escuchar a unas personas discutir sobre el futuro que aguarda a nuestra regi¨®n. Fuera de las referencias al agua del Ebro y al tren de alta velocidad, hac¨ªa a?os que no o¨ªa hablar del futuro, un tiempo pr¨¢cticamente desaparecido entre nosotros. Los valencianos llevamos m¨¢s de una d¨¦cada instalados en el presente y, de atender a las preocupaciones que muestran nuestros gobernantes, no parece que las cosas vayan a cambiar. Al menos, no van a hacerlo en el corto plazo.
La cuesti¨®n es importante porque ayuda a esclarecer algunos comportamientos del Gobierno que resultar¨ªan incomprensibles de otro modo. Por ejemplo, nos ayuda a entender por qu¨¦ no se ha desarrollado ninguna pol¨ªtica industrial en estos a?os, ni se perciba la m¨ªnima preocupaci¨®n ante la crisis actual. Cuando uno cree que la construcci¨®n seguir¨¢ desarroll¨¢ndose sin pausa, y continuar¨¢n multiplic¨¢ndose los campos de golf, ?qu¨¦ necesidad hay de invertir tiempo y recursos en una pol¨ªtica industrial? Mientras dispongamos de territorio -junto al sol, nuestra mejor materia prima- nada nos debe perturbar.
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