La cuarta no fue la vencida
Espa?a cae ante Francia y pierde otra final en categor¨ªas inferiores
Desde que la generaci¨®n de Fernando Torres gan¨® el europeo sub 16 en Inglaterra en 2001, precisamente ante Francia, Espa?a ha perdido cuatro finales consecutivas en campeonatos varios de categor¨ªas inferiores. La ¨²ltima, ayer, la de la generaci¨®n liderada por Cesc, el chaval que vol¨® del Barcelona y ya ha debutado con el Arsenal. El partido se explica brevemente por la secuencia de los goles: Francia marc¨® a los quince segundos de comenzar el encuentro. Espa?a control¨® el bal¨®n, arrincon¨® a su rival, y estuvo atacando durante 60 minutos. Empat¨®. Francia marc¨® cuando quedaba un minuto para el final de un tiro lejano y muy afortunado.
El equipo que dirige Santisteban fue el encargado de mover la pelota. Era su obligaci¨®n. La de Francia, defenderse con orden y contratacar con acierto. Le sali¨® mejor su misi¨®n a la selecci¨®n anfitriona si atendemos al resultado. Lo que no significa que el equipo espa?ol no generase multitud de ocasiones de gol. La mayor¨ªa de ellas, eso s¨ª, por iniciativas individuales.
FRANCIA 2 - ESPA?A 1
Francia: Costil; Akakpo, Mangani, El Mourabet, Thicot; Ducasse, Yahiaoui, Constant (Songo'o, m. 58), Nasri; Menes, y Benarza.
Espa?a: Ad¨¢n; Cristi¨¢n, Lomban, Piqu¨¦, Pla; Mario, Cesc; Carmona, Javi (Jonathan Pereira, m. 41), Marcos (Capel, m. 41); y Pedraza (Marc, m. 41).
Goles: 1-0 M. 1. Constant en una jugada al contragolpe tras el saque inicial.
1-1. M. 62. Piqu¨¦, de cabeza, tras un saque de esquina.
2-1. M. 78. Nasri, desde fuera del ¨¢rea.
Arbitro: Christoforos Zografos (Grecia). Mostr¨® tarjetas amarillas al franc¨¦s Akakpo y a los espa?oles Cristi¨¢n, Cesc y Mario.
Unos 10.000 espectadores en el estadio Gaston Petti.
Es frecuente, en partidos entre chicos de 17 a?os, ver c¨®mo las pizarras se resquebrajan y los jugadores regresan al patio del colegio. Si se trata de los defensas, el asunto tiene que ver con la posici¨®n, mala, a la hora de colocarse. En especial, en las jugadas a bal¨®n parado. Si es el caso de los delanteros y los extremos, tiene que ver con el individualismo. Jonathan y Capel fueron un ejemplo de lo segundo. Pero mientras Jonathan, del Villarreal, se sal¨ªa con la suya y generaba peligro con sus regates, alguno de ellos muy meritorio, Capel, del Sevilla, desesperaba con su tendencia al l¨ªo gratuito. Los dos salieron en el segundo tiempo con esa misi¨®n: revolucionar el ataque. Sin embargo, el gol espa?ol lleg¨® de un cabezazo de Piqu¨¦, el nieto de Amador Bernab¨¦u, a la salida de un saque de esquina botado por Carmona.
Es este Carmona, sobrino del que fuera central del Madrid de los ochenta Bonet, un jugador de banda habilidoso y con un pase m¨¢s que aceptable. El interior del Mallorca lo intent¨® del modo can¨®nico. O sea, reventando a una defensa pegada a su portero a base de cruzar la pelota y esperar el fallo. En cierto modo, as¨ª lleg¨® el empate.
Cesc y Mario no ten¨ªan la menor dificultad en el medio. El primero, adem¨¢s, intentaba traducir su liderazgo y su car¨¢cter de jugador proverbial con lanzamientos continuos desde la frontal. Algunos bastante innecesarios. Pero Francia ten¨ªa a Nasri, un extremo con un regate el¨¦ctrico, muy veloz y muy ¨²til para jugar haciendo la guerra por su cuenta. Por una vez en el encuentro se par¨®, olvid¨® regatear, lanz¨® desde lejos y certific¨®, a un minuto del final, la cuarta derrota seguida en una final. Esta vez tampoco fue la vencida.
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