Y la nave va
Las pol¨ªticas culturales, especialmente las muse¨ªsticas, suelen configurar la cara m¨¢s amable de toda Administraci¨®n. Por la propia naturaleza de su ¨¢mbito, ligado en muchos casos a los momentos de ocio ciudadano entendido en su sentido pedag¨®gico, las tareas de promoci¨®n cultural son el escaparate m¨¢s dulce de la actividad p¨²blica. Sin embargo, este principio ha sido invertido durante los ¨²ltimos a?os por las pol¨ªticas culturales y muse¨ªsticas de las diversas administraciones valencianas. De la no nacida capitalidad cultural europea de Valencia, a la Bienal, pasando por la Fundaci¨®n Capa, la Mostra de Cinema, la desaparici¨®n del Centre del Carme, el Muvim, o la exposici¨®n de De Felipe, entre muchos otros, todo nuevo plan llega envuelto en su inevitable pol¨¦mica cultural y ciudadana. Hay un ejemplo especialmente significativo. El EACC de Castell¨®n es un proyecto nacido y desarrollado por la actual Administraci¨®n auton¨®mica; en este caso no exist¨ªa la posibilidad de comparaciones con el pasado, ni deudas, ni presiones. Adem¨¢s el EACC se hab¨ªa consolidado, por coherencia y rigor, como uno de los proyectos culturales emergentes m¨¢s considerado en Espa?a mientras empezaba a tomar posiciones en el exigente panorama internacional. Pues bien, ha desaparecido de escena por colisi¨®n c¨®smica -esperemos que moment¨¢neamente- despu¨¦s de un lamentabil¨ªsimo rifirrafe con el director del mismo.
Pero todav¨ªa m¨¢s: la capacidad de generar sinergias negativas se sublima hasta el punto de producirse virtualmente, sin escenario material, cuando el edificio contenedor -caso del Palau de les Arts- est¨¢ a medio construir. Un peligroso camino que tambi¨¦n parece haber tomado el grueso de los eventos que deben acompa?ar la celebraci¨®n de la Copa del Am¨¦rica. Ariscarse permanentemente con las pol¨ªticas penitenciarias o sanitarias puede resultar, llegado el caso, hasta humanamente comprensible, pero hacerlo con las pol¨ªticas muse¨ªsticas ya tiene su m¨¦rito.
Ahora se ha sustituido al director del IVAM. En el relevo no ha aparecido ninguna idea que apunte las razones que justifican el cambio. ?Se ha cumplido alguna etapa?, ?se ha logrado alg¨²n objetivo? Nada de nada. El consejero afirm¨® que el director cesado era el mejor director del museo. Debemos colegir que lo estaba haciendo tan rematadamente bien que lo ha tenido que destituir. Otra frase recogida por los medios se sit¨²a en la misma onda: "Ha llegado la hora de un cambio. Los museos deben tener una vida din¨¢mica". Los ciudadanos que pagan con sus impuestos el sueldo del director -superior a los 200.000 euros brutos anuales- y los car¨ªsimos bocetos y maquetas de los arquitectos Sejima y Nishizawa tienen derecho a una informaci¨®n completa sobre la vida din¨¢mica de los museos p¨²blicos. Este andar sobre el vac¨ªo tiene un r¨¦dito para el gobernante: si no marco una meta o si la meta es "ser el mejor del mundo" resulta imposible rendir cuentas y evaluar con rigor las pol¨ªticas culturales.
Este tipo de discurso sin autocr¨ªtica ni contenido, repleto de ret¨®rica vac¨ªa, produce un da?o irreversible en la noci¨®n de legitimidad con la que los ciudadanos reciben e interpretan las pol¨ªticas p¨²blicas. Luego, cuando efectivamente el pol¨ªtico cumple de manera aut¨¦ntica con su funci¨®n cr¨ªtica, el desorientado ciudadano -como en el cuento de Caperucita y el lobo- no sabe si nos encontramos ante el en¨¦simo esquinazo o en la pen¨²ltima conspiraci¨®n. Y desconf¨ªa.
En la medida que no sabemos si los objetivos del anterior director han sido alcanzados, resulta igualmente ignoto con qu¨¦ planes y objetivos se designa a su sucesora. Los optimistas y los fieles afirman lac¨®nicamente: "Lo har¨¢ bien", como si fuera un torero. Vale, tenemos el sujeto y el verbo, pero falta el objeto directo. Qu¨¦ proyecto debe ejecutar. Las pol¨ªticas no se encomiendan a la fe en las personas sino a ideas contenidas en los programas electorales y explicitadas de manera mucho m¨¢s t¨¦cnica y pormenorizada cuando se ha alcanzado la confianza pol¨ªtica de los ciudadanos. Aunque lo deseable es que la trayectoria de un museo resultara inmune a los cambios electorales y sobrevolara los vaivenes pol¨ªticos, lo cierto es que, en este momento, ya no resiste los protagonismos internos y las estrategias de facci¨®n dentro de los partidos que detentan el gobierno. Sumergidos en las corrientes profundas de este desorden oce¨¢nico uno empieza a explicarse lo inexplicable, a saber, que una misma Administraci¨®n cierre el Centre del Carme el 30 de mayo de 2002 y dos a?os despu¨¦s lance como novedad estelar su reapertura. Como dec¨ªan los viejos carteles de circo: Incre¨ªble pero cierto.
En el IVAM y en las grandes acciones culturales se ha esfumado el contenido, el disco duro, el proyecto para cuya ejecuci¨®n se designan a las personas capaces de acometerlo bajo la observancia del consejo rector. Aqu¨ª es al rev¨¦s, se nombra a una persona para que rellene a su buen entender el contenedor, ll¨¢mese IVAM o Muvim. Este ¨²ltimo, por cierto, aquejado desde su nacimiento de una desorientaci¨®n extrema. Aunque en otras ocasiones ya hemos comentado la trayectoria del IVAM, recordemos, por dar una idea, que el acto extra-expositivo m¨¢s importante de las ¨²ltimas semanas ha consistido en unas jornadas sobre vela n¨¢utica.
A la nueva directora no podemos restarle dos m¨¦ritos que sobresalen tras nueve a?os de gesti¨®n cultural en la Comunidad. Uno es la capacidad de utilizar cuantiosos fondos p¨²blicos para organizar un cent¨®n de exposiciones y actos de todo tipo y magnitud. Aqu¨ª no queda creador, artista o artesano, vivo o muerto, genial o secundario, que no tenga bajo el brazo un cat¨¢logo en papel de alto gramaje o una exposici¨®n en Montevideo o en Santiago de Chile. Todos contentos. Dest¨¢quese la permanente dificultad para trasladar a la opini¨®n p¨²blica el coste, c¨¦ntimo sobre c¨¦ntimo, de tan apabullante hoja de actividades y la sangre que se sud¨® para averiguar -de rebote- el sueldo del director de la Bienal. En segundo lugar, una tendencia hacia al caos que no se puede disfrazar de "pasi¨®n por el arte". Muchas palabras pero escaso discurso. ?Es ¨¦ste suficiente aval para tomar el tim¨®n de la nave en el punto de derrota -n¨¢utica, enti¨¦ndase la met¨¢fora- que ha dejado Bara?ano? Probablemente s¨ª. ?Es ¨¦ste suficiente aval para aportar algo aut¨¦ntico y nuevo en el extremadamente complejo mundo del arte contempor¨¢neo? Probablemente no.
Teniendo en cuenta que la programaci¨®n se cierra con m¨¢s de un a?o de antelaci¨®n y que la de 2005 est¨¢ cerrada, deberemos esperar a principios del 2006 para ver la nueva impronta de manera completa y efectiva. De ah¨ª a mayo de 2007 hay un peque?o trecho que se nos antoja impracticable para rectificar errores. Deseamos a la nueva directora lo que a los ¨¢rbitros al principio de un partido: que no protagonice la campa?a electoral de las pr¨®ximas auton¨®micas.
Manuel Men¨¦ndez es profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Jur¨ªdicas de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
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