Ficciones a ras de tierra
Es posible que esto tenga una parte de su origen en la saturaci¨®n de basura televisiva que padecemos y otra parte, m¨¢s consistente, en el prestigio creciente que el documento, el sabor de la verdad y la realidad, est¨¢ adquiriendo bajo la losa de la abrumadora oferta de mentiras que hoy envilecen el mercado audiovisual. Se trata de la ficci¨®n cinematogr¨¢fica a ras de tierra, de la fabulaci¨®n sobre ra¨ªces ver¨ªdicas, del estallido imaginario desencadenado por lo que ocurre, por los sucesos que se caen de la realidad. Cada vez abundan m¨¢s en los festivales de cine filmes de esta especie, vuelos a ras de tierra.
No son verdaderos documentos los filmes de Michael Moore, son otra cosa, ficciones de vuelo rasante sobre personajes y sucesos reales movidos en forma de ventolera, de hurac¨¢n cinematogr¨¢fico. Son sagaces ejercicios de agitaci¨®n moral y social. Lo era su envenenado alegato contra el jefazo de la General Motors Roger y yo; lo fue su incendiaria Bowling for Columbine; y lo es este Fahrenheit 911 que estren¨® ayer en La Croisette, en la que reduce con ferocidad a su estado natural de impostor y pelele manipulado al presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
'Como una imagen', de Agnes Jaoui, es una pel¨ªcula admirablemente construida e intensa
Los filmes de Michael Moore son sagaces ejercicios de agitaci¨®n moral y social
Y es precisamente la parte inicial del filme, destinada a trazar las m¨¢scaras de Bush, donde Michael Moore da lo mejor de s¨ª mismo y crea una pantalla porosa, abierta, elocuente, que desvela con gracia y corta con filo de navaja barbera el perfil de los terrores y las paradojas que rodean la estafa electoral y la impostura de fondo que llevaron a Bush a la presidencia de Estados Unidos y, m¨¢s tarde, al desencadenamiento de la guerra de Irak. Hay en la hora inicial de Fahrenheit 911 el vuelo de una aut¨¦ntica ficci¨®n a ras de tierra.
Sin embargo, el conjunto de la pel¨ªcula se resiente de su exceso de ambici¨®n, de su intento de fijar un complicado encadenamiento de sucesos pol¨ªticos y militares que est¨¢ ahora mismo enredado por una fertilidad vertiginosa y diab¨®lica. El c¨²mulo de barbaridades, de horrores y de cr¨ªmenes que ocurren en Irak, y los abismos que est¨¢n abriendo, por pura l¨®gica de carambola, debajo de los pies de mucha gente encumbrada de Washington, est¨¢n adquiriendo tal velocidad que escapan de la capacidad de retentiva del cine. En realidad, la pel¨ªcula de Moore sobre Bush se ha hecho vieja nada m¨¢s nacer, en las pocas semanas de vida que tiene tras sus ¨²ltimos retoques de montaje. El espectador sabe m¨¢s cosas del destino del turbio personaje que llena la pantalla que la pantalla misma. Y esto crea cierta sensaci¨®n de ¨®xido en los mecanismos que mueven Fahrenheit 911, una ficci¨®n a ras de tierra que necesita ya un ensanche a fondo con ecos y s¨ªntesis de la cascada de los ¨²ltimos acontecimientos que Michael Moore no llega a tiempo de destripar en la moviola.
Una ficci¨®n a ras de tierra es tambi¨¦n un relato inventado, totalmente imaginario, que busca caminos para ser real. Es el caso del filme-espejo de la francesa ?gnes Jaoui Como una
imagen, una pel¨ªcula intensa y admirablemente construida, no f¨¢cil de ver pues est¨¢ llena de rincones, trastiendas y complicidades su sinuosa e inteligente incursi¨®n en los subterr¨¢neos del mundo de un arquet¨ªpico grupo de intelectuales parisienses, cuya vida cotidiana roza lo intransferible en su arrastre pausado y gradual de pasiones comunes, de traiciones y lealtades.
Es un m¨ªnimo universo de ideas abiertas y comportamientos cerrados, en el que ?gnes Jaoui, flanqueada por Jean-Pierre Bacri y una decena de int¨¦rpretes solventes, elegidos con tacto y conocimiento, prolonga en otros territorios de la vida cotidiana el aliento introspectivo de su primera pel¨ªcula, El gusto de los
otros, con la que se dio a conocer aqu¨ª en 1999, y que trajo una admirable y confortadora ficci¨®n a ras de tierra que ahora sigue volando en Como una imagen con m¨¢s calma y sobre un suelo urbano algo m¨¢s turbio, decepcionado y sinuoso.
Ficci¨®n a ras de tierra es tambi¨¦n Mondovino, una basta exploraci¨®n de casi tres horas de metraje de la estrategia californiana de la pujante industria del vino en el ya legendario valle del Napa. Y la ambici¨®n expansiva de este valle. Y la respuesta europea, principalmente francesa, a este impulso de transformaci¨®n que pretende poner patas arriba algo que consideramos inseparable de la vieja cultura mediterr¨¢nea, los frutos de la vi?a, el vino considerado como zumo de esta tierra y no s¨®lo como un objeto de mercado. Los viajes c¨¢mara en mano del estadounidense Jonathan Nossiter entre Napa y Burdeos conforman una curiosa aventura cinematogr¨¢fica que s¨®lo se resiente de su duraci¨®n abusiva, que la obliga a los c¨ªrculos de la complicidad.
Y ficci¨®n a ras de tierra en su sentido m¨¢s noble es la ¨²ltima pel¨ªcula de Jean-Luc Godard, Nuestra
m¨²sica, que ¨¦l mismo cuenta as¨ª: "La pel¨ªcula tiene tres partes: infierno, purgatorio y para¨ªso. El infierno dura entre siete y ocho minutos y se compone de diversas im¨¢genes de guerra, sin orden cronol¨®gico ni hist¨®rico, tanques, barcos de guerra, explosiones, ametrallamientos, ejecuciones, poblaciones en fuga, paisajes devastados, ciudades destruidas. En blanco y negro y en color las im¨¢genes son mudas y est¨¢n acompa?adas de cuatro frases y cuatro m¨²sicas. El purgatorio tiene una duraci¨®n aproximada de una hora, se desarrolla en nuestros d¨ªas en la ciudad de Sarajevo, m¨¢rtir entre otras. Una visita al puente de Mostar en reconstrucci¨®n simboliza el cambio entre culpabilidad y perd¨®n. Y el para¨ªso de una duraci¨®n de alrededor de 10 minutos, muestra una muchacha que ha encontrado la paz sacrificada al borde del agua en una playa vigilada por marines norteamericanos".
Babelia
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