El sentir del museo
En una conferencia de 1987, en el Whitney Museum of American Art de Nueva York, Jean Baudrillard, ante un p¨²blico de marchantes, coleccionistas y artistas, elev¨® el tono de voz y casi grit¨® "?jam¨¢s ha habido ni nunca habr¨¢ un momento en el que podr¨ªa hacerse arte con toda legitimidad!". Combinaba en su alocuci¨®n el arte como utop¨ªa de perfecci¨®n e introduc¨ªa el concepto "legitimidad" como acompa?ante ineludible para alcanzar la utop¨ªa.
El arte se convert¨ªa de este modo en un fin inalcanzable, ut¨®pico. Se adentraba en el arte como destino de s¨ª mismo en una sociedad cuyos problemas a¨²n sin resolver imped¨ªan alcanzar su n¨²cleo ("El arte -dec¨ªa- presupone que todos los problemas han sido resueltos"). Puede que esta reflexi¨®n tenga su p¨²blico en el sancta sanct¨®rum de los ac¨®litos de la iluminaci¨®n e impenetrabilidad, que sienten la cultura, el arte y su correlato, el museo, como espacios profanados por el p¨²blico cuando deja de ser ¨¦lite y pasa a ser multitud. Sin embargo, una interpretaci¨®n m¨¢s social de tales palabras nos lleva a descubrir tras ellas el abrigo perfecto para los mercaderes del arte, pues si descubrir el misterio es algo imposible, al menos dispongamos del misterio, piensan ¨¦stos. Lo cual convertir¨¢ a la obra de arte en pieza codiciada s¨®lo al alcance de unos pocos. Unos pocos que estar¨¢n preparados y que har¨¢n lo posible para que quede encerrado bajo siete llaves. A mayor misterio, mayor beneficio.
No entiendo el arte ni el museo como un santuario, sino como una realidad social viva y cambiante en constante di¨¢logo con el ser humano y su ¨¦poca, con importantes miradas retrospectivas hacia el pasado (y ah¨ª la importante serie del Equipo Cr¨®nica reinterpretando a Vel¨¢zquez, o la mirada actualizada que proponen Picasso, Manet, entre otros) e incrustada en un momento de la historia y en un espacio muy concreto.
La incorporaci¨®n del museo al paisaje de la ciudad no ha sido suficiente, pese a todo, para que recoja lo mejor de ella. De ah¨ª que en esta ocasi¨®n el D¨ªa Internacional del Museo, organizado por ICOM internacional desde 1973, haya decidido plantear la necesidad de abrir el museo a otros ¨¢mbitos que superan la obra tradicionalmente entendida como objeto de culto.
Con el lema Los museos y el patrimonio
inmaterial, se pretende incrementar el di¨¢logo social hacia la reflexi¨®n de cuanto se manifiesta y se traslada de generaci¨®n en generaci¨®n. Hacia un ¨¢mbito, cual es el de la intangibilidad, que convive con nosotros desde hace siglos y corre el serio peligro de quedar cortado si antes no somos capaces de elevar su estatus social, de tal modo que el gesto, la costumbre, la manifestaci¨®n callejera o simplemente las capacidades cognitivas del ser humano se afiancen como valor patrimonial de nuestra idiosincrasia.
De este modo, el museo en su sentido tradicional de dep¨®sito, nos interroga de nuevo sobre la obra de arte m¨¢s all¨¢ de su materialidad y, a su vez, estrecha sus relaciones con otros compartimentos que hasta muy recientemente han ocupado espacios independientes. Tal es el caso del teatro o de la ceremonia religiosa, cuya plasmaci¨®n pasajera quedaba grabada en la retina del espectador-part¨ªcipe-creyente y all¨ª era vivida con su ritual acompasado por los a?os. Pero tambi¨¦n deben incluirse en este patrimonio inmaterial las costumbres que han forjado las diferentes sociedades, sus modos de relacionarse o las expresiones orales que han acompa?ado el proceso de formaci¨®n como pueblo.
Un museo, y acabo de asumir la direcci¨®n de uno de los m¨¢s importantes del circuito internacional del arte moderno como es el IVAM, debe asumir esta capacidad de reflexi¨®n e investigaci¨®n en y de su entorno, para incorporar la inmaterialidad a su bagaje y as¨ª incardinarse m¨¢s si cabe en la sociedad de la que es deudor. Este modelo es el que pretendo llevar adelante, aun siendo consciente de que los tent¨¢culos de los mercaderes que nos acompa?an desde el siglo XVIII pondr¨ªan de acuerdo a muchos sacerdotes de la cultura con sus propios tesoreros. Baudrillard habr¨ªa alcanzado con este acuerdo el concordato entre estos ¨²ltimos de no ser porque lo sublime del arte a veces salpica m¨¢s all¨¢ de los muros que encierran un museo.
Consuelo Ciscar Casaban es directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).
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