Derecho a trabajar en pantalones

"A veces pienso que si me caigo lo ense?o todo", afirma Gema Perujo, de 30 a?os, azafata en los trenes de alta velocidad (AVE) desde 1994. Dos a?os antes, con el nacimiento de la l¨ªnea, ve¨ªa la luz el Manual de uniformidad, el reglamento que obligaba a las azafatas a llevar una falda. Entonces era "dos cent¨ªmetros" por encima de la rodilla. Desde hace unos a?os, dos cent¨ªmetros por debajo; pero siempre falda. Muchas azafatas rechazan esa prenda de vestir no s¨®lo por razones est¨¦ticas, sino tambi¨¦n de salud. La ministra de Fomento, Magdalena ?lvarez, anunci¨® ayer que las azafatas podr¨¢n vestir pantalones.

"La falda hace que pongamos posturas forzadas", afirma Perujo, que adem¨¢s es responsable del ¨¢rea de la mujer en el comit¨¦ de Rail Gourmet, empresa concesionaria del servicio de azafatas en los AVE. Ella y Manuel Fern¨¢ndez, presidente del comit¨¦ de empresa -ambos de CC OO- ten¨ªan ayer una cita con la ministra de Fomento. Al salir de la reuni¨®n, Magdalena ?lvarez anunci¨® que el personal femenino de los trenes AVE podr¨¢ a partir de ahora llevar pantal¨®n. "Las mujeres trabajadoras del AVE tienen derecho a sentirse c¨®modas y no a sentirse observadas s¨®lo por el hecho de ser mujeres", dijo la ministra.

"Realizamos una tarea f¨ªsica, dura. No somos floreros, tenemos que estar c¨®modas"

En cada recorrido de estos trenes trabaja una tripulaci¨®n de siete miembros, la mayor¨ªa mujeres con una media de edad de 27 a?os. Atienden a los pasajeros, les ofrecen revistas, comida, bebida... Para ello deben empujar un carrito que pesa 115 kilos por un pasillo estrecho, con las vibraciones y vaivenes de un veh¨ªculo que se desplaza a 300 kil¨®metros por hora. Si las azafatas quieren proteger su intimidad, al ponerse de cuclillas para acceder a la parte inferior del carrito tienen que echar las rodillas hacia un lado. Un movimiento que se repite infinidad de veces en la jornada de trabajo.

Desde hace cuatro a?os los trabajadores analizan sus condiciones de trabajo a bordo por medio de encuestas. "Ahora queremos hacer grabaciones en v¨ªdeo, pero todav¨ªa no tenemos permiso", a?ade Perujo.

En la pol¨¦mica sobre la falda de las azafatas ha habido de todo menos alta velocidad. Tras 12 a?os, el dise?o del uniforme, obra del modista catal¨¢n Jordi Cuesta, apenas ha sufrido ligeras variaciones.

A principios de 2001 el caso lleg¨® al Tribunal Supremo de mano de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), tras haber sido desestimado en 1999 por la Audiencia Nacional. El sindicato alegaba que la falda constitu¨ªa una "discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo" para las trabajadoras. La sentencia del Supremo afirmaba sin embargo que imponer el uso de la "falda litigiosa" era facultad de la empresa. "No parece que las reglas adoptadas por Renfe, [...] sean atentatorias contra los derechos fundamentales o dignidad del trabajador", a?ad¨ªa el tribunal. "La CGT no enfoc¨® bien el asunto; no habl¨® de cuestiones de salud laboral, que son las que m¨¢s nos preocupan", afirma Manuel Fern¨¢ndez.

En mayo de 2002, el Partido Popular, entonces en el Gobierno, rechaz¨® en la comisi¨®n Congreso-Senado de los derechos de la mujer la petici¨®n del grupo socialista de dar libertad de elecci¨®n a las trabajadoras del AVE.

Fuentes de Fomento aseguran que la sensibilidad de la ministra hacia esta situaci¨®n proviene "entre otras cosas del hecho de que es usuaria habitual del AVE". Pero los problemas del uniforme no se acaban en la falda. Las tripulaciones aguantan media hora en los andenes durante el embarque. A temperaturas bajo cero en los inviernos leridanos y a 40 grados a la sombra en los veranos de Sevilla. Y con un uniforme del mismo tejido durante todo el a?o. "Con abrigos que no abrigan y zapatos de tac¨®n", afirman. Los hombres, por ejemplo, tienen prohibido desde 2003 llevar manga corta, incluso en verano.

"Realizamos una tarea f¨ªsica, dura. No somos floreros, tenemos que estar c¨®modas. Ojal¨¢ la decisi¨®n de la ministra cunda en otras empresas", concluye Perujo.