Colegio abandonado
Nuestro colegio estaba obsoleto, abandonado, con barreras arquitect¨®nicas y con muchos lugares peligrosos; no cumpl¨ªa los requisitos id¨®neos para nuestros alumnos. Desde los ochenta, la comunidad educativa ven¨ªa reclamando unas obras de remodelaci¨®n. Por fin, en 1999, el Ayuntamiento encarga el proyecto de reformas. A partir de ese a?o, y por distintas circunstancias nunca aclaradas de forma inteligible a este claustro, se suceden aplazamientos y retrasos. En 2003, en periodo preelectoral, las autoridades locales se comprometen a comenzar las obras en el mes de julio y ¨¦stas ser¨¢n acometidas en un plazo de tres o cuatro meses.
Esta decisi¨®n supone desalojar el centro, ubicarnos en dependencias municipales que no re¨²nen las condiciones m¨ªnimas y muy distantes entre s¨ª. El profesorado asume todos los inconvenientes de esta situaci¨®n tan precaria, teniendo en cuenta la duraci¨®n prevista y por una causa mejor. El problema est¨¢ en que esta provisionalidad ya lleva nueve meses, las obras est¨¢n ralentizadas, el convenio ejecutivo no est¨¢ firmado, siempre falta un papel, una firma, una aprobaci¨®n...
Nuestra buena disposici¨®n e ilusi¨®n inicial se est¨¢n viendo minadas por la dilataci¨®n en el tiempo, el sentimiento de abandono, la incredulidad ante la buena voluntad de los pol¨ªticos, en las condiciones insufribles de trabajo, el aplazamientos por falta de espacio de algunos proyectos nuestros, por nuestra decepci¨®n, escepticismo, impotencia... porque viviendo en una Andaluc¨ªa imparable y tecnol¨®gica, lo ¨²nico que nos queda es sacar en rogativa a un santo.
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