Una br¨²jula y muchos mapas para las culturas
El pasado s¨¢bado 8 de mayo, el Foro de Autoridades Locales de Porto Alegre (reunido en Barcelona y con la asistencia de m¨¢s de 1.000 representantes) aprob¨® la Agenda 21 de la Cultura. Como otros documentos de este tipo, el texto es el resultado de debates, discusiones y acuerdos entre actores diferentes y con distintas posiciones. Para que esto sea posible, ninguna visi¨®n particular debe sobresalir sobre otras. En este caso, no se trat¨® tanto de expresar puntos m¨ªnimos de consenso como, por el contrario, crear un conjunto de compromisos comunes que orienten a las pol¨ªticas culturales. Una br¨²jula definida por la b¨²squeda de la justicia y la libertad.
Despu¨¦s de d¨¦cadas en las que los avances cient¨ªficos y tecnol¨®gicos opacaron su importancia, la cultura ha vuelto a cobrar un gran relieve p¨²blico. Entendida como la expresi¨®n actual de tradiciones en continua evoluci¨®n, las culturas del mundo aparecen hoy asociadas a los grandes dilemas contempor¨¢neos. Si para algunos la cultura es un problema, el Foro de Autoridades Locales nos recuerda que ella es, sobre todo, la proveedora de soluciones. La paz, la justicia, el progreso, la seguridad entre otros, s¨®lo pueden lograrse bebiendo de la maravillosa fuente de la diversidad cultural, "principal patrimonio de la humanidad", como reconoce en su primer punto la Agenda 21.
Estas cuestiones han venido trat¨¢ndose en los ¨²ltimos a?os en otras instancias, tales como la Unesco o las Conferencias Iberoamericanas de Cultura. La novedad que se nos presenta ahora es que son las autoridades locales las que establecen 16 principios, 29 compromisos y 22 recomendaciones para el desarrollo cultural. En forma creciente, la cultura requiere de atenci¨®n preferencial de los gobiernos nacionales y de los organismos internacionales. Sin embargo, por su propia naturaleza, la cultura es una creaci¨®n colectiva que no puede desprenderse de los contactos personales, del reconocimiento mutuo, del cara a cara.
Los desarrollos tecnol¨®gicos en comunicaci¨®n y en la creaci¨®n multimedi¨¢tica permiten incre¨ªbles avances en la difusi¨®n y comunicaci¨®n cultural. Parad¨®jicamente, estos mismos progresos que abren cada vez m¨¢s a las comunidades al mundo nos se?alan la importancia de la comunidad local en los procesos de creaci¨®n y de lectura de la informaci¨®n. Una de las claves de la inequidad global es la condena impuesta a la mayor¨ªa de las culturas del mundo a permanecer en las sombras de lo ignorado, de lo incomunicable, de lo ex¨®tico.
El F¨®rum Universal de las Culturas que comienza a desplegarse en Barcelona es una oportunidad para el encuentro, para la valorizaci¨®n y el respeto de nuestros semejantes. La preocupaci¨®n por la diversidad no s¨®lo nos lleva a acercarnos a pueblos remotos y a preguntarnos por los otros, sino sobre todo a impugnar las certezas del nosotros. Conformamos comunidades modernas y democr¨¢ticas (ya sean nacionales, continentales o locales) porque podemos integrar colectivos no s¨®lo de distinto origen, sino con diferencias que son productos de la permanente creatividad humana. El fen¨®meno de la inmigraci¨®n nos presenta obvias cuestiones culturales y sociales, pero son tambi¨¦n otros colectivos, tan amplios y generales como los j¨®venes o los ancianos, los que nos incitan a aceptar que todas las comunidades cuentan con una diversidad interna amplia y rica, y muchas veces no asumida.
La Agenda 21 es el fruto de un trabajo de cooperaci¨®n entre municipios y gobiernos regionales al que la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos ha apoyado desde hace tiempo. Siguiendo el ejemplo de la Agenda 21 del Medio Ambiente aprobada en R¨ªo de Janeiro en 1992, se propone el establecimiento de agendas locales con la participaci¨®n de todos los actores involucrados. En este sentido, es un mapa que debe ser necesariamente interpretado en m¨²ltiples claves, y no una mera receta para el buen gobierno.
Para Iberoam¨¦rica es particularmente relevante: la Agenda 21 surge y se desarrolla en eventos organizados por iniciativas afincadas en su territorio y de alcance global (F¨®rum Social Mundial en Porto Alegre, F¨®rum Barcelona 2004), e intenta ejemplarizar otro tipo de relaciones norte-sur, basadas en la colaboraci¨®n desde las diferencias, el reconocimiento de intereses comunes y el compromiso mutuo. La unidad cultural iberoamericana es expresi¨®n tanto de una matriz b¨¢sica, hist¨®rica, como de su evoluci¨®n expresada en m¨²ltiples variaciones con aportes de culturas originarias de todos los continentes. El desaf¨ªo de hoy es transformar su notable creatividad, capacidad expresiva y sus valores en fuente que inspire otros ¨¢mbitos de la vida social. Es evidente que la injusticia y la marginalidad en Latinoam¨¦rica no pueden ser resueltas s¨®lo con acertadas pol¨ªticas culturales locales. Pero las autoridades locales de todo el mundo nos interpelan y nos recuerdan que sin la promoci¨®n de la diversidad y el reconocimiento de la cultura de todos los pueblos, es imposible emprender un camino de progreso incluyente y desarrollo equitativo. Esta, y no otra, es la base de la paz en Iberoam¨¦rica.
www.agenda21cultura.net
www.oei.es
www.barcelona2004.org
www.forumsocialmundial.org.br
Francisco Pi?¨®n es secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos.
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