El cuello en todas las miradas
Sorpresa y voces encontradas en la moda espa?ola acerca del traje nupcial
Es dif¨ªcil que llueva a gusto de todos. Tambi¨¦n vale aquello de que en cuanto a gustos no hay nada escrito. Las expectativas despertadas por el traje nupcial de Letizia Ortiz, ya hoy princesa de Asturias, encargado a Manuel Pertegaz, permiti¨® las m¨¢s diversas fabulaciones. Nadie acert¨®, y el vestido, en su grandeza circunstancial, sorprendi¨®. A unos en cumplimiento de sus c¨¢balas, a otros dej¨¢ndoles fr¨ªos.
Pertegaz dijo el viernes ante el acoso de los periodistas: "He hecho el traje para una princesa". Y bajo el esquema de patronaje cl¨¢sico llamado as¨ª, princesa, el decano de los modistas espa?oles ha creado un vestido con cuello en uve de resaltos volados o "corola", bordadas sus alas por ambas caras con hilo de plata y oro patinados. El motivo de los bordados iba de las flores de lis (versionada en vegetal y en her¨¢ldica) a las espigas de trigo pasando por un salpicado de madro?os y tr¨¦boles. Las mangas eran largas, estrechas y terminadas en sobrepu?os o manoplas con quilla y con los mismos bordados. El apogeo decorativo de la prenda estaba en el delantero del traje y en el remate curvo de la cola. En el frente, un tri¨¢ngulo sube desde el ruedo con los motivos dispuestos en rampante, y en la cola, los mismos signos se abren proporcionalmente un poco m¨¢s. El corte, de l¨ªneas ¨²nicas, se prolonga desde los hombros, facilita el entalle al llegar a la cintura y se desarrolla radialmente hasta la envergadura de la cola (4,5 metros a partir de la cadera, con un per¨ªmetro de 16 metros).
La diadema s¨ª fue la esperada: una joya muy discreta, geom¨¦trica y con historia propia: la pieza pertenece a la reina Sof¨ªa, es de platino y brillantes con dibujo en estilo imperio donde resaltan las columnas verticales y las grecas de su borde inferior. La Reina de Espa?a la llev¨® al casarse en Atenas, en 1962, lo que ya hab¨ªa hecho en sus nupcias la princesa Victoria Luisa de Prusia al desposarse con el pr¨ªncipe heredero de Hannover, Ernesto Augusto. Su hija, la reina Federica, la recibi¨® de su madre al contraer matrimonio con el pr¨ªncipe Pablo de Grecia. Casi a juego, la novia llevaba unos aretes de brillantes engastados en platino, regalo de los Reyes. El manto, regalo del pr¨ªncipe Felipe, estaba bordado a la manera antigua sobre tul de seda.
He aqu¨ª las opiniones de algunos nombres imprescindibles de la moda espa?ola de hoy:
- Adolfo Dom¨ªnguez: "El traje estuvo espl¨¦ndido. Es de una elegante sencillez, con un cuello que me encanta y que remite enseguida a la alta costura de los a?os cuarenta y cincuenta. Pertegaz sigue tan l¨²cido y activo como siempre".
- ?ngel Schlesser: "Pertegaz ha hecho un traje cl¨¢sico que le sentaba muy bien, con una cola m¨¢s redonda que lo habitual, pero el cuello no me ha gustado nada".
- Roberto Verino: "Como me lo hab¨ªa imaginado: magn¨ªfico. Es un traje ideal para la ocasi¨®n, con ese corte princesa que le va como anillo al dedo para su fisonom¨ªa".
- Lydia Delgado: "Me lo imaginaba un poco distinto dentro de su est¨¦tica. Personalmente veo los trajes de novia en un desarrollo m¨¢s suave, m¨¢s en la silueta de quien lo tiene que llevar".
- Modesto Lomba: "Sencillamente elegante, es la simbiosis del saber de Pertegaz. El escote me gust¨®, parec¨ªa una cala abierta; el entalle con costadillos, muy cl¨¢sicos, pero elegantes y al fin y al cabo, sobrios".
- Alejandro S¨¢ez de la Torre:"Regio. ?se es el adjetivo justo, pues veo su imagen en el traje. De sus apariciones hasta hoy, la m¨¢s acertada. El traje tiene la hechura de un maestro".
- Purificaci¨®n Garc¨ªa: "Una cosa es que te guste el vestido como tal y otra verlo en ese entorno espec¨ªfico. El cuello mantiene su tono, su gusto. Es un vestido retro muy bien hecho y bordado. Creo que el peinado y la colocaci¨®n de diadema y velo no estaban bien resueltos".
- Francis Montesinos: "El traje era un poco pobre en sus proporciones: le faltaba cola. El cuello es lo de menos, y puede decirse que la ca¨ªda del velo sobre ese cuello se entorpec¨ªan mutuamente. Ella es una mujer muy guapa que aun as¨ª se ve¨ªa muy bien".
- Locking Schoking: "Hemos visto todo bastante gris, como la ceremonia. Nada nos ha sorprendido; el traje era correcto, pero muy previsible. Interesantes las mangas, como las de los trajes de costura de Chanel".
- Amaya Arzuaga: "Me ha gustado, pero no entiendo el cuello".
La alegr¨ªa del maestro de la aguja
El paso m¨¢s brioso para entrar ayer en la catedral de la Almudena fue el de Manuel Pertegaz (Olba, Teruel, 1918). Se le ve¨ªa, acompa?ado de su sobrina y m¨¢s estrecha colaboradora Slon¨ªn Caus Pertegaz, euf¨®rico y satisfecho: resurrecci¨®n no por esperada menos emocionante, y que realmente hab¨ªa comenzado unos meses atr¨¢s cuando el Museo Reina Sof¨ªa decid¨ªa hacer una exposici¨®n retrospectiva de su obra como gran dise?ador y estilista de la moda.
A la salida del templo, los Reyes, y especialmente la Reina, y los invitados felicitaron al modista por su trabajo; entre ellos, varios miembros de casas reales europeas. Pertegaz ha puesto en este empe?o un compendio de saber e inspiraci¨®n que se ve resumido en un traje sobre el que convergen todas las miradas. Adolfo Dom¨ªnguez dec¨ªa ayer: "Este hecho de haberle encargado el traje a Pertegaz es un homenaje a ¨¦l y a esa generaci¨®n tan dura, que lo pas¨® fatal, y la verdad es que la moda espa?ola se sostiene sobre esos hombros".
Roberto Verino, por su parte, opinaba: "Este traje, hecho por el verdadero patriarca de los modistas espa?oles, apoya una trayectoria ejemplar, es la vivencia de su entrega al oficio. Se le ve feliz". Y Lydia Delgado conclu¨ªa: "Pertegaz tiene el respeto y admiraci¨®n de todo el mundo, y no s¨®lo por su corte magistral. Est¨¢ hasta en mis recueros de infancia".
Pertegaz vuelve a vivir un esplendor comparable al de cuando los escaparates de la Quinta Avenida de Nueva York se poblaban de sus vestidos y era portada de Vogue; o cuando la publicidad de sus perfumes Diagonal,Muy Pertegaz o Sport Pertegaz ocupaban los pliegos de Harper's Bazaar. Su satisfacci¨®n estaba plenamente justificada. Y es verdad que ser¨ªa dif¨ªcil encontrar mejor colof¨®n a una carrera llena de dignidad, oficio y vertical voluntad de estilo.
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