Arte frente a pol¨ªtica
La exposici¨®n montada en Artium con el t¨ªtulo Laocoonte devorado. Arte y violencia pol¨ªtica es un entrecruzamiento de bramidos colectivos, cuyo m¨¢ximo af¨¢n consiste en denunciar vivamente al execrable lobo que los hombres llevan dentro de s¨ª en su relaci¨®n con los dem¨¢s hombres. Esos gritos de denuncia se han amasado con pinturas, instalaciones, v¨ªdeos, esculturas y fotograf¨ªas. Mas en esencia no es sino una gota bienintencionada de agua al lado del turbulento mar de muerte, destrucci¨®n, dominio e injusticia que ha infectado desde siempre a la humanidad.
Intentar una aproximaci¨®n a la est¨¦tica desde la pol¨ªtica siempre es un empe?o dif¨ªcil y comprometido, ya que arte y pol¨ªtica raras veces han casado bien. A este respecto el poeta ingl¨¦s W.H. Auden (1907-1973) aduc¨ªa: "Los artistas son tontos en lo tocante a la pol¨ªtica, lo mismo sucede con los pol¨ªticos en relaci¨®n con el arte". Pero eso no obstaba para Auden se atreviera a manifestar, entre otras, dos ideas de diferente tono. Mientras una la inscrib¨ªa en la fr¨ªa neutralidad, la otra revest¨ªa la premonitoria radicalidad presente en la situaci¨®n actual de los iraqu¨ªes humillados, torturados, vencidos o pretendidamente convertidos. La primera: "Lo que popularmente se llama pol¨ªtica no es m¨¢s que una peque?a parte de lo que determina que la historia contin¨²e". La segunda: "Donde quiera que una clase o una naci¨®n oprimida est¨¦ luchando contra su opresor, tendr¨¢s una guerra justa, una guerra en que la victoria de los oprimidos rendir¨¢ un beneficio mayor a la humanidad que la victoria del opresor". Una idea esta que conecta con la profunda reflexi¨®n del poeta mexicano Octavio Paz recogida en su obra Corriente alterna (1967): "Los poderosos conciben la historia como un espejo: ven en el rostro deshecho de los otros -humillados, vencidos o convertidos- en el esplendor del suyo propio".
Muchas de las obras expuestas en el Artium suscitan expectaci¨®n e inter¨¦s sorpresivo, como por ejemplo el crudo testimonio de Krzysztof Wodiczko, m¨¢s el enfrentamiento de v¨ªdeos de Bill Viola, junto a La furia de los santos de Fransc Torres, el ritual opresivo de los aplausos de Antoni Muntadas, la serie de Beirut de Gabriele Basilisco, las esculturas colgantes de Antony Gormley, sin olvidar a Esther Ferrer y su burla carpetovet¨®nica. Sobresale asimismo Ruiz Infante, con su sello personal¨ªsimo (esta vez m¨¢s abstracto que nunca), entre otros artistas de mayor o menor relieve. Se dir¨ªa que todos ellos -o al menos algunos- han solicitado de Nietzsche una de sus expresiones para la ocasi¨®n; a lo que el fil¨®sofo alem¨¢n ha accedido con la siguiente reflexi¨®n: "Tenemos el arte para que no nos mate la verdad". Si lo dice Nietzsche...
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