El Taj Mahal de los pobres
En el centro de la India, una serena y abigarrada mezcla
El viaje ten¨ªa un fin eminentemente period¨ªstico: conocer de cerca los problemas y luchas de los d¨¢lits, los intocables, esos 200 millones de indios que pertenecen al eslab¨®n m¨¢s bajo, sin apenas derechos seg¨²n el sistema de castas de la religi¨®n hinduista. Entre aldea y aldea, suburbio y suburbio de gran ciudad para hablar con las comunidades d¨¢lits, Sumana Sarkar, de la Campa?a por los Derechos Humanos de la regi¨®n de Maharashtra (centro de la India), quiso hacer un alto en el camino y dar un respiro a los visitantes. Frente a la devoradora Mumbai (antes, Bombay, la capital del Estado), Aurangabad, una ciudad de alrededor de un mill¨®n de habitantes reputada hoy por su ambiente universitario, se presentaba como la parada que proporcionar¨ªa aire en esa dura ruta por el mundo d¨¢lit, por el coraz¨®n m¨¢s marginado y reivindicativo de la India, la democracia de mayor tama?o del planeta, con 1.050 millones de habitantes. Aurangabad, un sonoro nombre pero con pocos ecos en Occidente. Aurangabad, en la antigua ruta de la seda. La ciudad donde Pier Paolo Pasolini descubri¨® a un joven de rostro sublime, tal y como cuenta en su libro El olor de la India (1961): "... He visto a un joven, inm¨®vil, del color de la cera, abstra¨ªdo: pero en sus ojos desorbitados hab¨ªa un gran orden y una gran paz. Ten¨ªa las manos unidas en gesto de plegaria. Me acerqu¨¦ para observar mejor (...) Mir¨¦ qu¨¦ era lo que adoraba. Se trataba de una rana, de un metro de altura, encerrada en el interior del templete, detr¨¢s de unos sucios tapices amarillos: una rana hecha con una madera que parec¨ªa viscosa, con el dorso pintado de rojo y la panza de amarillo. (...) Volv¨ª a contemplar el rostro del joven que rezaba: era sublime".
En la luz fuerte de ese domingo en Aurangabad se pod¨ªa palpar una mezcla de polvo blanco y serenidad, una especie de silencio a pesar del ruido ensordecedor de todas las ciudades indias. Y ah¨ª estaba, sereno y silencioso, el mausoleo de Bibi Ka Maqbara, el que llaman el Taj Mahal de los pobres, por ser una humilde r¨¦plica del monumento de Agra que se ha convertido en el s¨ªmbolo de la India. El Taj Mahal de los pobres, quiz¨¢ la met¨¢fora perfecta de la solidaridad que despiertan los d¨¢lits. Enternecedor en su arm¨®nica pobreza. Fue construido en 1679 como mausoleo para la esposa del emperador mongol que estableci¨® aqu¨ª su capital en el siglo XVII y que dio nombre a la ciudad, Aurangzeb. Dicen las gu¨ªas: "All¨ª donde el Taj tiene un brillante m¨¢rmol, esta tumba tiene yeso que se cae a trozos". Frente a los turistas llegados de todo el mundo para fotografiarse en el Taj Mahal aut¨¦ntico, este mausoleo convoca sobre todo a familias indias de regiones cercanas que acuden a hacerse la foto; Sumana vino aqu¨ª de peque?a con sus padres, y se qued¨® emocionada. El mausoleo tambi¨¦n consigue desprender paz en esos instantes en que el sol cae y el cielo se llena de unos tonos violetas que embellecen los jardines y estanques de alrededor.
En esa extra?a tranquilidad que desprende Aurangabad tambi¨¦n tienen mucho que ver las cuevas de Ajanta y Ellora, en las afueras. Las cuevas de Ellora, declaradas patrimonio de la humanidad, quedan a 30 kil¨®metros de Aurangabad: 34 monasterios, santuarios y templos hinduistas, budistas y jainistas excavados por los monjes durante cinco siglos (entre los siglos VII y XI), a lo largo de un escarpe de dos kil¨®metros, con maravillosas vistas sobre el vergel. Apenas turistas de otros pa¨ªses; los visitantes son, sobre todo, grandes grupos de ni?os y adolescentes con los uniformes del colegio. Los templos hinduistas adoran a Shiva, el dios de la destrucci¨®n y del renacimiento. Atenci¨®n especial merece la cueva n¨²mero 16 -el templo Kailasa (el monte Kailas es el hogar de Shiva en el Himalaya)-; es la obra maestra, la mayor y m¨¢s trabajada; se dice que fue esculpida por 7.000 trabajadores durante unos 150 a?os, tuvieron que sacar 200.000 toneladas de roca hasta vaciar una superficie como dos veces el Parten¨®n de Atenas; originalmente toda la estructura estaba recubierta de yeso blanco, para que se asemejara m¨¢s al pico nevado del Kailas. Los templos budistas est¨¢n habitados por hermosas y pl¨¢cidas esculturas de Buda; el 10 (llamado cueva del Carpintero), de asombrosa ac¨²stica, despliega el mayor magnetismo. Son todas cuevas especiales porque muestran la influencia creciente en estas religiones del tantrismo, que recupera el componente femenino del universo y concede trascendencia a la energ¨ªa sexual. De ah¨ª que esas cuevas, llenas de bailarinas desvestidas de senos y muslos tersos, y ese vergel de Aurangabad contagien cierta serenidad er¨®tica. Roca trascendente, que desprende un fuerte olor por la acumulaci¨®n de excrementos de murci¨¦lagos en algunos rincones, donde las voces y susurros se convierten en ecos abovedados. Roca carnal que brilla en dorado con el ¨²ltimo sol de la tarde. Ese cosquilleo interior se materializa en la c¨¢mara m¨¢s oculta del templo Kailasa; volvemos ah¨ª, donde el poder generador de Shiva est¨¢ representado con una enorme piedra cil¨ªndrica pulida, el gran miembro, sobre el que se derrama leche en las festividades hinduistas. Tiene algo inquietante de piedra de sacrificio. Shiva, muerte y vida, guerra y creaci¨®n. En el hinduismo, vida y muerte se unen en una cadena sin fin, en un constante proceso en busca de la pureza espiritual. El calor aprieta, Sumana se acomoda en un recodo a la sombra, se da aire con un folleto y se desabrocha otro bot¨®n de su blusa.
Monumento a la vanidad
Frente al sue?o de grandeza del Taj Mahal de los pobres, frente a la trascendencia sexual del tantrismo en las cuevas de Ellora, la fortaleza de Daulatabad, la Ciudad de la Fortuna, recuerda en piedra el disparate. Monumento a la vanidad del poder. En el siglo XIV, Mohammed Tughlaq, un desequilibrado sult¨¢n de Delhi, tuvo la idea no s¨®lo de establecer aqu¨ª su capital, sino de hacer que la poblaci¨®n de Delhi se trasladara 1.100 kil¨®metros al sur para poblarla. En la desesperaci¨®n de la obediencia, sus pobres s¨²bditos murieron a miles. Diecisiete a?os despu¨¦s, el capricho del sult¨¢n cambi¨® y orden¨® el regreso. El fuerte sigue ah¨ª, sobre una loma de 200 metros, encerrado en un obsesivo y laber¨ªntico sistema de defensas y muros. Pero hasta esa soberbia petrificada queda humanizada con la luz dorada y los cielos violetas de los atardeceres, ¨¦sos que engrandecen la dignidad del yeso del mausoleo y la carnalidad de las rocas de los monjes.
GU?A PR?CTICA
C¨®mo ir- Lufthansa (902 220 101; www.lufthansa.es) vuela entre Madrid y Mumbai por 600 euros m¨¢s tasas. La ida, antes del 30 de junio, y la vuelta, hasta el 31 de julio.- British Airways (902 111 333; www.ba.com). En junio y desde Madrid, ida y vuelta: 653 euros m¨¢s tasas.- Aurangabad est¨¢ a 400 kil¨®metros de Mumbai. Lo m¨¢s c¨®modo es tomar un vuelo interno de
In
dian Airlines. Hay conexiones a diario.Visitas- La entrada a los monumentos tiene una tarifa especial para extranjeros, entre 2 y 5 d¨®lares.Informaci¨®n- www.mumbainet.com.
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