Demanda sin control
Sin menoscabo de las recurrentes apariciones en los anuncios navide?os de cava, lo cierto es que el t¨¦rmino burbuja se ha ganado en los tres o cuatro ¨²ltimos a?os una plaza destacada entre los vocablos m¨¢s repetidos en las secciones econ¨®micas de los medios de comunicaci¨®n: primero, en relaci¨®n con las cotizaciones burs¨¢tiles, especialmente de las compa?¨ªas m¨¢s relacionadas con Internet y las nuevas tecnolog¨ªas, y m¨¢s recientemente con los precios de la vivienda. En el primer caso se asume sin excepciones que existi¨® una burbuja, en t¨¦rminos de valoraci¨®n, hasta la primavera de 2000, y un subsiguiente desinfle de la misma; y en el caso de la vivienda, aun asumiendo que existen factores estructurales que explican su elevaci¨®n sostenida de precios, se discute si ese comportamiento puede incorporar componentes asociados a una hipot¨¦tica burbuja de valoraci¨®n.
Dicha identificaci¨®n pasa, en primer lugar, por una clarificaci¨®n previa sobre qu¨¦ es una burbuja, objetivo con que se abre hoy esta nueva secci¨®n de contenido pedag¨®gico.
Los precios de los bienes y servicios se forman por el libre juego de la oferta y la demanda y ¨¦stas, a su vez, responden, en el primer caso, a las funciones de producci¨®n de los suministradores de esos bienes y servicios, y en el segundo, a su predisposici¨®n y capacidad para adquirir unos bienes y servicios en funci¨®n de sus disponibilidades y del atractivo relativo frente a otros bienes y servicios. Cuando la demanda domina claramente a la oferta, los precios inician procesos de elevaci¨®n, que ser¨¢n tanto m¨¢s intensos y duraderos cuanto mayor es el exceso de demanda, y cuanto menor es la capacidad de respuesta de la oferta para crecer al mismo ritmo que la demanda.
En el marco de dichos procesos de elevaci¨®n de precios provocados por situaciones, m¨¢s o menos duraderas de exceso de demanda, se produce una burbuja cuando la demanda empieza a generar procesos autoalimentadores con la escalada de los precios. Es decir cuando, m¨¢s all¨¢ de la demanda asociada a la necesidad o el deseo de disponer de un bien para su consumo, se generaliza un componente de demanda que responde a expectativas de que el bien en cuesti¨®n va a seguir manteniendo su senda de encarecimiento.
Fundamentos
Evidentemente, un proceso similar de inflaci¨®n de demanda es m¨¢s proclive a aparecer en aquellos bienes que, adem¨¢s de su componente de uso, tienen un componente de inversi¨®n o "almac¨¦n de valor" contra la erosi¨®n inflacionista. Y sin duda alguna, ese componente existe, en alguna medida, en la vivienda, y en una medida muy elevada en acciones de empresas en las que su posici¨®n de partida es reducida pero sus expectativas de crecimiento son muy elevadas.
El ejemplo m¨¢s documentado, y absurdo, de burbuja es el que tuvo lugar en Holanda, hace casi tres siglos, en torno a los bulbos del tulip¨¢n; su consideraci¨®n de s¨ªmbolo de status social le hizo iniciar un proceso explosivo de elevaci¨®n de precios, que incitaba a mucha gente a comprar, con la expectativa de ganancias seguras, elevando con ello la demanda, que tiraba del precio al alza, y as¨ª sucesivamente.
?Cabe pensar que el comportamiento del precio de la vivienda en Espa?a, que se ha duplicado en cinco a?os, puede incorporar caracter¨ªsticas de burbuja? En nuestra opini¨®n, no es descartable que exista una reducida porci¨®n de la demanda que compra con intenci¨®n de aprovecharse de incrementos futuros del precio. Pero el grueso de la demanda responde a factores de naturaleza estructural, como son por un lado la intensa presi¨®n demogr¨¢fica -creaci¨®n de hogares- y, por otro, la reducci¨®n de tipos y alargamiento de plazos, de las hipotecas, que ha supuesto mayor capacidad de pago por los compradores, capacidad que ha ido toda ella a mayores precios.
* Catedr¨¢tico de la UAM, y Socio de Analistas Financieros Internacionales.
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