Revisi¨®n de una tr¨ªada
Las ¨²ltimas obras de Bego?a Usaola (Portugalete, 1949), que presenta en la galer¨ªa bilba¨ªna Vanguardia, son menos graves y herm¨¦ticas de lo que hasta ahora era habitual en ella. Incluso el color se ha aligerado, cobrando por el momento una mayor alegr¨ªa tonal. Sobre formas que recuerdan a ¨®rganos vivos, la artista va entrecruzando l¨ªneas reticulares y esponjosas, haci¨¦ndolas flotar por espacios de corte sideral. En estas obras destaca el sabio manejo del control mantenido en torno a la profusi¨®n de ritmos que circulan en todas las direcciones. Los temas son variados, al igual que los materiales utilizados y la t¨¦cnica aplicada en cada caso. En la serie de los collares merece la pena fijarse en la capacidad inventiva de formas mostradas, como merece atenci¨®n m¨¢xima el juego de transparencias gestadas con materiales como ¨®leo, resina, barniz, ceras, pl¨¢sticos y, muy en especial, el papel japon¨¦s. Sombras, luces, medios tonos, apariencia de lo que es y no es, ese juego de ambig¨¹edades otorga a las transparencias su condici¨®n natural como sugeridora de universos ambivalentes.
En la galer¨ªa Juan Manuel Lumbreras de Bilbao exponen dos artistas: un acucioso acuarelista, Joaqu¨ªn Ure?a (Lleida, 1946) y un diligente ilustrador, Javier Pagola (San Sebasti¨¢n, 1955). Mientras en las acuarelas de peque?as dimensiones no pasa de ser Ure?a un acuarelista m¨¢s, en algunas piezas de gran tama?o se alza con brillantez. Determinados toques de las aguadas hacen surgir sutiles y min¨²sculos ribetes de luz, de tal suerte que se vitaliza con ello la totalidad de cada obra. El agua coloreada transportada por esas manos crea luz y vida aut¨¦nticas. Las tres historias en torno a tres acuarelas de Kandinsky, Klee y Emil Nolde narradas en el cat¨¢logo est¨¢n contadas con precisi¨®n hist¨®rica, y se leen, adem¨¢s, como si se tratara de un hermoso cuento.
Las ilustraciones de Pagola llevan fechas muy variadas, por lo que se pod¨ªa hablar de un caj¨®n de sastre. Es verdad que ese vaiv¨¦n de fechas le convierte en un hombre que trata de ser muchos hombres diferentes a la vez. Quiz¨¢ ese conglomerado de hombres le ha llevado a tener que valorar por encima de todo el aspecto inventivo, que en cada obra no exista parang¨®n alguno con la anterior ni con la pr¨®xima que vaya a realizar. De ah¨ª que al pasar de una a otra siempre nos parece entrar en una expectante y grata sorpresa visual.
Al car¨¢cter inventivo se suma un amplio espectro de constituci¨®n gr¨¢fica. Las diversas formas de graf¨ªa son las que est¨¢n pidiendo determinado tipo de inventiva. Cuando se sirve de collages se nota que son muletillas demasiado f¨¢ciles. Por si valiera como advertencia, ah¨ª van unas palabras de un pintor chino del siglo XVII: "El pincel sirve para salvar las cosas del caos".
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