El debate sanitario andaluz
Resulta evidente que la sanidad p¨²blica ha perdido peso espec¨ªfico en el debate pol¨ªtico andaluz. La legislatura pasada, Francisco Vallejo, entonces consejero de Salud, se pase¨® a sus anchas por plenos y comisiones sin encontrar oposici¨®n a sus actuaciones, marcadas todas ellas por el clima de enfrentamiento abierto con los profesionales y los sindicatos m¨¢s representativos del sector.
Si tanto IU como PA volvieron a dar muestras de su desinter¨¦s por los problemas sanitarios, mayor en el caso de esta ¨²ltima fuerza pol¨ªtica por su compromiso de gobierno con el PSOE, sorprende la pasividad e ineficacia demostradas por el principal partido de la oposici¨®n, el Partido Popular, en un campo en el que era mucho lo que deb¨ªa discutirse y en el que se debieran haber propiciado acuerdos con el Gobierno de la Junta que mitigasen la crisis larvada que desde hace a?os padece el Servicio Andaluz de Salud.
Tendr¨ªamos que remontarnos a los tiempos en los que el parlamentario por M¨¢laga, Jos¨¦ Manuel G¨®mez Angulo ejerc¨ªa de portavoz de sanidad en la oposici¨®n, para encontrar debates de inter¨¦s y sentir la sensaci¨®n de que enfermos, profesionales y gesti¨®n sanitaria ocupaban el tiempo y el empe?o de quienes gobernaban y aquellos otros que deb¨ªan ejercer el contrapeso de la oposici¨®n.
A partir de ah¨ª, ya digo, la sanidad qued¨® relegada al min¨²sculo espacio de la casu¨ªstica medi¨¢tica, del sensacionalismo, a veces, de quienes dise?an las p¨¢ginas de sucesos y, sobre todo, de la intranquilidad de aquellos que d¨ªa a d¨ªa deb¨ªan darle vida profesionalmente.
Tanta inactividad parlamentaria llev¨® a Vallejo a pedir el relevo, acosado solamente por los profesionales m¨¦dicos, que llegaron al extremo de declararlo persona non grata, pero mucho me temo que con los mimbres con los que cuentan los tres grupos parlamentarios andaluces, la nueva consejera, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, va a poder disfrutar de su cargo sin sufrir el control que de la oposici¨®n debe esperarse.
Por ello que entiendo como positivo el que fuesen otras instancias sociales quienes tomasen el relevo en la defensa de nuestro sistema p¨²blico de salud, a fin de que, por la autocomplacencia de quien no es objetado, no se pierdan los valores de equidad, universalidad y solidaridad de un servicio profundamente social, el sanitario, que cae a pasos agigantados en un mercantilismo deshumanizante que arremete violentamente contra profesionales y usuarios.
No pretendo cuestionar, a priori, la gesti¨®n de la nueva consejera, pero s¨ª aconsejarle un campo de di¨¢logo en el que no s¨®lo est¨¦n presentes los representantes pol¨ªticos -de los que abiertamente desconfiamos en muchos casos-, sino tambi¨¦n todos los representantes sindicales, sin excepci¨®n, los usuarios y, como no, las organizaciones profesionales -sociedades cient¨ªficas y colegios profesionales-, a fin de redefinir el modelo andaluz de sanidad p¨²blica, hoy disperso en sus objetivos y escasamente centrado en los cauces para conseguir aquellos.
A la suficiencia financiera del sistema, ahora m¨¢s garantizada, si cabe, con la sinton¨ªa entre los gobiernos auton¨®mico y nacional, hemos de sumar el desarrollo de las leyes aprobadas al final de la pasada Legislatura con amplio consenso parlamentario -Ley de Cohesi¨®n y Calidad del Sistema Nacional de Salud, Ley de Ordenaci¨®n de las Profesiones Sanitarias y Ley del Estatuto Marco-, para, con ello, establecer un marco laboral y asistencial nuevo que acabe con la desmotivaci¨®n que invade los ambientes sanitarios y las carencias de todo tipo que deben soportar los usuarios.
Que los gestores sepan equilibrar su faceta empresarial con la l¨®gica defensa del modelo pol¨ªtico-sanitario que los ha escogido, va a ser fundamental en el futuro y en ello encontrar¨¢n la comprensi¨®n y colaboraci¨®n por parte de los profesionales sanitarios.
Establecer un racional reparto de cargas y beneficios, hoy desequilibrado a favor de la Administraci¨®n, se ofrece como sustancial para generar complicidades creativas.
Huir de cualquier tipo de dogmatismo organizativo para compartir problemas y soluciones, facilitar¨ªa la integraci¨®n plena de profesionales y usuarios en el sistema, hoy resultado de la simple necesidad.
Y, en cualquier caso, di¨¢logo franco que permita que todas las sensibilidades -profesionales y asistenciales- encuentren un cauce de expresi¨®n hoy desconocido o simplemente inexistente.
No es el momento de discutir el modelo sanitario defendido por los socialistas, legitimado recientemente en las urnas con una mayor¨ªa suficiente, pero s¨ª de apelar al mensaje, dado entonces, de poner en marcha un gobierno para todos.
Enrique Bellido Mu?oz es m¨¦dico y ha sido senador por C¨®rdoba.
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