Energ¨ªa y desarrollo. ?A d¨®nde vamos?
El mes de junio ofrece dos grandes oportunidades para avanzar en la definici¨®n de los criterios de un futuro con energ¨ªa sostenible. En la misma semana, Espa?a acoger¨¢ los di¨¢logos sobre la energ¨ªa dentro del F¨®rum de Barcelona 2004 y Alemania una conferencia espec¨ªfica acerca de la energ¨ªa renovable en Bonn. El debate del F¨®rum pretende reflexionar sobre la necesidad de definir un nuevo modelo energ¨¦tico que sea menos desequilibrado y m¨¢s sostenible que el actual, profundizar en el papel y las posibilidades que las energ¨ªas limpias y renovables deben tener en el mismo, con especial referencia a los resultados de la conferencia de Bonn, as¨ª como lo que los ciudadanos podemos hacer en nuestra vida para contribuir a un desarrollo energ¨¦ticamente m¨¢s sostenible.
- La situaci¨®n: un modelo energ¨¦tico desequilibrado. La energ¨ªa es un elemento fundamental en el desarrollo humano, y se constata que el acceso a la misma, sobre todo a la electricidad, es un hecho imprescindible para romper el c¨ªrculo de la pobreza y fomentar el desarrollo y el crecimiento humano. El modelo energ¨¦tico actual es, sin duda, desequilibrado. Por una parte, es incapaz de satisfacer las necesidades energ¨¦ticas del planeta, al menos para el 85% de sus habitantes; existen cerca de 2.000 millones de personas en el mundo que carecen de suministro energ¨¦tico y 3.000 millones tienen un suministro con carencias o deficiencias. Por otra, el 15% restante de personas, que corresponde a los pa¨ªses desarrollados, los cuales, aun disponiendo de un buen servicio, est¨¢n lejos de ser energ¨¦ticamente autosuficientes y el suministro no parece totalmente asegurado, m¨¢xime cuando se espera que la demanda de energ¨ªa en estos pa¨ªses desarrollados crezca enormemente.
Los recursos, as¨ª como su distribuci¨®n, est¨¢n controlados por un peque?o n¨²mero de pa¨ªses y empresas que nos llevan a una situaci¨®n de dependencia en la que la necesidad de control energ¨¦tico domina las pol¨ªticas mundiales. Este control podr¨ªa originar m¨¢s desequilibrios econ¨®micos, con el riesgo asociado de fracturar el inestable equilibrio entre las circunstancias geopol¨ªticas y el origen de las fuentes energ¨¦ticas, que llegar¨ªan incluso a impulsar el desencadenamiento de conflictos armados. Por otra parte, junto a los condicionantes pol¨ªticos, territoriales, sociales y econ¨®micos que hasta ahora han dirigido las pol¨ªticas energ¨¦ticas, en los ¨²ltimos a?os ha irrumpido en la escena con gran ¨ªmpetu otro elemento: el factor ambiental.
- El futuro: bases para un nuevo modelo. Con independencia de d¨®nde se apliquen y con vistas al futuro, cada modelo energ¨¦tico debe compaginar las demandas sociales e institucionales con las necesidades energ¨¦ticas, as¨ª como tener presente la sostenibilidad ambiental. Para ello se debe no s¨®lo fomentar el uso de energ¨ªas renovables (e¨®lica, solar, biomasa) con respecto al uso de las convencionales (carb¨®n, petr¨®leo, gas o energ¨ªa nuclear), sino establecer objetivos para minimizar las demandas energ¨¦ticas mediante el ahorro y la m¨¢xima eficiencia energ¨¦tica, lo cual permitir¨¢ reducir la emisi¨®n de gases de efecto invernadero -que incrementan directamente el calentamiento global y dan lugar a las impredecibles consecuencias del cambio clim¨¢tico-, as¨ª como evitar otros impactos ambientales derivados de la producci¨®n y el transporte de energ¨ªa.
Desde una perspectiva pr¨¢ctica no puede olvidarse el Protocolo de Kyoto, que propugna la reducci¨®n de las emisiones de di¨®xido de carbono y es uno de los compromisos e instrumentos m¨¢s serios e importantes en materia energ¨¦tica a escala mundial, con vistas a la amenaza social y ambiental con la que nos enfrentamos. Desgraciadamente, su aplicaci¨®n est¨¢ siendo dificultada por las pol¨ªticas restrictivas de los dos mayores consumidores mundiales de energ¨ªa.
- Los ciudadanos, las instituciones: una nueva cultura de sostenibilidad energ¨¦tica. La b¨²squeda de la sostenibilidad, en materia energ¨¦tica, implica romper definitivamente la relaci¨®n entre el crecimiento econ¨®mico y el consumo de energ¨ªa, as¨ª como la diversificaci¨®n de las fuentes, en particular descentralizando la producci¨®n y la distribuci¨®n e incrementando el control local de los recursos energ¨¦ticos. Para ello, como indica el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, se requieren estrategias que promuevan la energ¨ªa sostenible como motor del crecimiento econ¨®mico equitativo y de reducci¨®n de la pobreza.
El acceso a los servicios de energ¨ªa modernos es un requisito indispensable para el aumento de la productividad y el mejoramiento de los medios de vida. Este reto plantea una gran oportunidad para la erradicaci¨®n de la pobreza y para el desarrollo sostenible: la adopci¨®n de medios y estrategias para producir y utilizar la energ¨ªa que sean econ¨®mica, social y ambientalmente adecuados, y conviertan as¨ª la energ¨ªa en un importante instrumento para el desarrollo sostenible.
La ¨²ltima revoluci¨®n tecnol¨®gica, a trav¨¦s de elementos tales como los ordenadores personales, ha permitido la descentralizaci¨®n del viejo concepto vertical de comunicaci¨®n de masas. Muchos expertos predicen un cambio similar e inminente en el campo de la energ¨ªa que romper¨¢ la estructura vertical del negocio energ¨¦tico, democratiz¨¢ndolo a trav¨¦s de la transformaci¨®n de millones de hasta hoy pasivos usuarios, que se convertir¨ªan en parte activa en la gesti¨®n energ¨¦tica y en la toma de decisiones, lo que incrementar¨ªa a peque?a escala la producci¨®n de energ¨ªas renovables acerc¨¢ndola a las necesidades de consumo. Estos cambios, ya en marcha, junto con un mayor esfuerzo com¨²n como ciudadanos para instar a nuestros gobiernos a definir pol¨ªticas de sostenibilidad, mostrar¨ªan que, aun cuando sea un paradigma a largo plazo, podemos contribuir a una gesti¨®n m¨¢s sostenible de la energ¨ªa. Todo ello pasar¨ªa por una concepci¨®n diferente del dise?o de nuestras ciudades, buscando una mayor eficiencia energ¨¦tica en la planificaci¨®n urban¨ªstica, con nuevos enfoques en la arquitectura de nuestros edificios y viviendas, por el fomento de un mejor y mayor uso del transporte p¨²blico y, ante todo, predicando con el ejemplo.
?ngel del Castillo es director del di¨¢logo Energ¨ªa y desarrollo sostenible.
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