Cristian s¨®lo quiere coger el autob¨²s
La madre de un ni?o con espina b¨ªfida narra los problemas cotidianos a los que se enfrenta un discapacitado
En sus 13 a?os de vida, Cristian ha sufrido ya 11 operaciones quir¨²rgicas. Padece una dolencia cong¨¦nita, espina b¨ªfida, que le obliga a desplazarse en silla de ruedas. "Con s¨®lo 20 d¨ªas le hicieron la primera operaci¨®n. Hace dos semanas nos dijeron que hay que volver a operarle". Carmen, su madre -de 42 a?os-, no ha dejado que la enfermedad del chaval les venza. Ella y toda su familia han conseguido que en este hogar de Getafe la vida sea pr¨¢cticamente normal. El problema empieza, como para tantos otros discapacitados, al salir a la calle.
Esta madre no es del tipo de personas que se pasa el d¨ªa lamentando su suerte, pero todo tiene un l¨ªmite. El pasado 5 de mayo, Carmen, Cristian y su hermana, de 19 a?os, fueron expulsados del autob¨²s que les lleva a Atocha. El conductor no quer¨ªa trasladar a alguien en silla de ruedas. Se hab¨ªan sentado, con la silla plegada, donde el propio inspector de la empresa Autobuses Urbanos del Sur les hab¨ªa indicado, donde siempre lo hac¨ªan, porque el estado de salud del ni?o les obliga a ir todas las semanas al otro lado de la ciudad: unos veces al Hospital del Ni?o Jes¨²s; otras, a la Facultad de Medicina de la Ciudad Universitaria. En total, una hora de ida y otra de vuelta. Pero el conductor no s¨®lo les oblig¨® a abandonar el autob¨²s. Seg¨²n Carmen, les falt¨® al respeto: "Me dijo, 'deje de tocarme los huevos. Es usted la t¨ªpica persona que viene a joder desde por la ma?ana". Cristian se puso a llorar. Pidieron hasta por tres veces el libro de reclamaciones, sin resultado. Lleg¨® incluso el inspector de la l¨ªnea, pero no sirvi¨® de nada. Bajaron del autob¨²s y, ya en el siguiente coche, pudieron poner por escrito una queja. La compa?¨ªa les contest¨® que en estos casos es el conductor quien decide, porque si pasa algo la responsabilidad es suya.
El estado de salud del ni?o les obliga a ir todas las semanas al otro lado de la ciudad
Carmen mand¨® 25 cartas a diferentes medios de comunicaci¨®n. "S¨®lo quer¨ªa expresar mi rabia", dice. Su protesta se ha o¨ªdo en toda Espa?a: ha llegado a la tele, a la radio... Ayer mismo intentaron de nuevo subir al autob¨²s, en presencia de la televisi¨®n, y no les dejaron. "Yo no quiero dinero, ni denunciar a nadie, por mucho da?o que nos hayan hecho. A lo mejor el conductor tuvo un mal d¨ªa y la pag¨® con nosotros. Lo ¨²nico que pido es que nos dejen subir al autob¨²s; ya me encargar¨¦ yo de que molestemos lo menos posible".
Cristian no se pierde ni una palabra; tampoco Perla, una perra de asistencia que sabe apagar la luz, abrir cajones "y quitar calcetines", a?ade el chico. Perla lleva todo el d¨ªa dej¨¢ndose acariciar por periodistas. "Es su amiga a todas horas, duerme con ¨¦l, juegan juntos; yo siempre digo que este perro es una eminencia, lleva tres a?os con nosotros, gracias a la fundaci¨®n Bocal¨¢n, y es uno m¨¢s de la familia", afirma Carmen.
Perla le acompa?¨® tambi¨¦n cuando iban a la piscina, y siempre que van al ambulatorio. El ¨²nico lugar al que la perra no puede ir con su amo es al colegio de integraci¨®n Jorge Guill¨¦n, donde Cristian cursa sexto de primaria, con chicos entre uno y dos a?os menores que ¨¦l. "Ofrecimos incluso hacer una demostraci¨®n de todo lo que sabe hacer Perla ante los alumnos, pero nos dijeron que el perro en el colegio no es ¨²til, y que podr¨ªa contagiar alguna enfermedad a los chicos".
Esta madre batalladora consigui¨®, tras m¨¢s de tres a?os de tira y afloja con el Ayuntamiento de Getafe -gobernado desde hace m¨¢s de 20 a?os por el socialista Pedro Castro-, que les construyeran una calzada a trav¨¦s de un parque pr¨®ximo para poder ir al colegio en silla de ruedas sin problemas, porque cuando llueva la zona se convierte en un barrizal. "Al final lo hicieron, y lo usa mucha gente, pero en su d¨ªa el concejal de turno nos lleg¨® a decir que el pase¨ªto de cemento iba a romper la est¨¦tica del parque y que quitaba sitio a los ni?os para jugar".
Cristian sufre la peor de las variantes de espina b¨ªfida que existen: el mielomeningocele. Durante el primer mes de gestaci¨®n el tubo neural por el que discurre la m¨¦dula espinal no se cierra, y la m¨¦dula no se desarrolla con normalidad. Esto origina que se acumule l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo en la cabeza, la llamada hidrocefalia, adem¨¢s de escoliosis, problemas digestivos y psicomotores.
Carmen espera que su protesta sirva para algo y que en unos a?os todo haya cambiado: "Pido que se hagan realidad todas las adaptaciones para discapacitados que se anuncian y que nunca llegan".
"Hay que regular estas situaciones"
El defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro N¨²?ez Morgades, declar¨® ayer que "no es justo dejar al conductor tomar una decisi¨®n as¨ª, porque si hay alg¨²n problema por llevar una silla de ruedas, o un cochecito, la responsabilidad es suya".
N¨²?ez Morgades indic¨® que la oficina del Defensor del Menor ha recibido, desde mayo de 2003, numerosas quejas por los peligros que entra?a para los ni?os y el resto de los viajeros la presencia de cochecitos en los autocares. "Hay que regular estas situaciones, porque la ausencia de normativa lleva a que se produzcan casos como el de Cristian".
El Defensor del Menor propone un sistema de anclajes en la zona central del veh¨ªculo, junto a la puerta trasera, que permita asegurar las sillas de ruedas y los cochecitos. "Pero la medida m¨¢s urgente es la de sensibilizar a la gente. Es la sociedad en conjunto la que tiene que ayudar a los discapacitados".
Luis Cayo, director ejecutivo del Comit¨¦ Espa?ol de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), declar¨® ayer mediante un comunicado que "la conducta denunciada, y que habr¨¢ que comprobar, encaja en los supuestos de discriminaci¨®n que tipifica la nueva Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminaci¨®n y Accesibilidad Universal".
Para Cayo, tanto la Comunidad como la ciudad de Madrid son "especialmente hostiles", y recuerda que desde 1993 existe un Ley de Accesibilidad que todav¨ªa no ha sido desarrollada mediante el reglamento necesario. El caso de Cristian, seg¨²n el director del Cermi, es un reflejo de la realidad a la que "cada d¨ªa se enfrentan miles de personas con discapacidad" .
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