El fracaso de un talento

Harald Szeemann lleg¨® a Barcelona para presentar su exposici¨®n en la Fundaci¨® Mir¨® y de paso a dorar la p¨ªldora: "Espa?a es el ¨²nico pa¨ªs del mundo donde se pueden hacer exposiciones de arte contempor¨¢neo". Pelotazo y ol¨¦. Le queda todav¨ªa la bienal de Sevilla, el pr¨®ximo mes de septiembre, y seguramente alg¨²n bolo m¨¢s que le encargue Consuelo Ciscar en Valencia. De momento, tenemos en la Mir¨® el montaje de las obras a cargo de su otro v¨¢stago, J¨¦r?me Szeemann, y el testimonio decadente de Jacko como ejemplos pr¨¢cticos de la flexibilidad y misteriosa ambig¨¹edad de esta muestra, por otra parte, fruto de una mente obstinada e idiosincr¨¢sica, brillante en aquellos ¨²ltimos a?os setenta, pero hoy casi libertina en su descarada atracci¨®n por la estetizaci¨®n -o mejor estilizaci¨®n- de un mundo victimizado. Ser¨¢ cosa de la edad.

Aunque no siempre consigue el tono adecuado, la exposici¨®n tiene grandes aciertos. Comienza con una secci¨®n documental dedicada al anarquismo y al ejemplo catal¨¢n para continuar con la utop¨ªa de la "obra de arte total", los ideales libertarios de los reformistas suizos de Monte Verit¨¤, la arquitectura alpina acristalada de Bruno Taut y los edificios ut¨®picos de Albert Trachsel. La revoluci¨®n en la pl¨¢stica de Kandinsky, Malevich, Mondrian, y m¨¢s tarde Duchamp, Picabia y Artaud desembocan en la llamada "tercera v¨ªa" de Beuys (Cosmos und Damian, 1973). En una autorrepresentaci¨®n grabada en v¨ªdeo, el vien¨¦s Otto M¨¹hl pasa en pocos minutos de ser un anarquista a convertirse en un fascista; y Hirschhorn ofrece en una espectacular instalaci¨®n el v¨®mito excremental del "pensamiento r¨¢pido" de la hamburgueser¨ªa americana. Otras sorpresas que recuerdan al gran curator que fue Szeemann son la serie de fotograf¨ªas de Fischli & Weiss, Una tarde tranquila -bodegones banales puestos al servicio de la f¨ªsica-, las fotograf¨ªas de Michael Najjar (Embedded) sobre los reporteros de guerra vestidos con uniforme de camuflaje, la instalaci¨®n de Bruce Nauman World Peace (Received) (1996), la Mesa redonda (1997) de Chen Zhen, el Corpse of art o cad¨¢ver art¨ªstico de Malevich (2003) de IRWIN, el v¨ªdeo de Zhou Xiaohu Beautiful cloud y las piezas de Martin Kippenberger, Thomas Virnich, Lars Siltberg y S¨¢nchez Castillo. En definitiva, la exposici¨®n ha de ser valorada como fragmentos de un talento, el de Szeemann, hoy abocado al fracaso.