"Hay un robo del sentido de las palabras"
?l es ahora todas las voces de sus libros. Porque si antes Manuel Rivas (A Coru?a, 1957) hablaba a trav¨¦s de relatos abonados de realidades, desde la tragedia del Prestige habla en voz alta para denunciar y expresar sus preocupaciones. ?El resultado? El circuito triangular realidad-ficci¨®n-realidad donde estos dos mundos se mezclan con naturalidad. Tres libros suyos, uno con algunos poemas in¨¦ditos, muestran esta comuni¨®n.
PREGUNTA. El ensayo, la novela y la poes¨ªa parece que ya no tienen fronteras claras entre s¨ª.
RESPUESTA. La obsesi¨®n por los g¨¦neros es un poco catastral, de registro notarial. En la pr¨¢ctica, denota un inter¨¦s anacr¨®nico por el patrimonio, por el reparto y la demarcaci¨®n de espacios. La de los g¨¦neros es una convenci¨®n que ata?e a la literatura como "espacio de estar". Pero, claro, lo que identifica a la literatura es su existencia como "espacio de andar". La escritura, cuando est¨¢ viva, avanza como n¨®mada, es el ser en permanente rebeli¨®n contra el tener. La expoliaci¨®n de la realidad por las inmobiliarias de la mente acent¨²a la necesidad de la respuesta n¨®mada: pasadizos, rutas de trashumancia, de contrabando de g¨¦neros. Cuando escribo me considero un emigrante. El desplazamiento que supone la escritura es una migraci¨®n.
P. Su poes¨ªa es, a veces, como cuadros de Morandi detenida en lo cotidiano y ordinario para descubrir su riqueza.
R. Hay distintas edades en los poemas, no tanto cronol¨®gicas como relativas a una historia ¨ªntima de la mirada. Hay textos de apariencia muy realista, incluso con un exceso de realismo, que buscan el mismo efecto que cuando mostramos algo en la palma de la mano. Despertar una mirada t¨¢ctil. Cualquier cosa peque?a, en la palma de la mano, desarrolla una fascinante luminosidad interna. ?sa es la reverberaci¨®n a la que aspiran estos poemas de lo cotidiano.
P. Tambi¨¦n muestran los sentidos de aquellas situaciones que enaltecen o preocupan a la gente.
R. Cuando trabajaba de aprendiz en un peri¨®dico (en eso sigo, en lo de trabajar de aprendiz) recuerdo que me enviaron a cubrir un suceso y sent¨ª una agitaci¨®n especial al transcribir por primera vez el t¨®pico del portavoz policial: "Se orden¨® la apertura de diligencias". ?Abrir diligencias! ?No es una extraordinaria m¨¢xima literaria? Lo que haces tiene implicaciones. Me interesa la literatura que tenga implicaciones. Que se merezca la apertura de diligencias.
P. ?Qu¨¦ dice su caravana de palabras de este presente?
R. Que se han ca¨ªdo cosas esenciales de encima de la cabeza. Que hay una usurpaci¨®n, un robo del sentido de las palabras. Creo que hay un espanto de las palabras. Pero tambi¨¦n el acto mismo de escribir, de ser caravana, es un acto de esperanza.
P. ?Cu¨¢l es el destino de los porqu¨¦s en un mundo como ¨¦ste?
R. Los porqu¨¦s contienen duda. Y someten la realidad al test de la iron¨ªa, que es la condici¨®n imprescindible para respirar.
P. ?En el tiempo de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n las palabras parecen estar perdidas y prima la incomunicaci¨®n, como en su poema Una llamada perdida?
R. La invenci¨®n t¨¦cnica es extraordinaria, pero lo que se desarrolla es sobre todo su perversi¨®n depredadora. Es contradictorio. Vemos en Irak c¨®mo las mismas c¨¢maras de v¨ªdeo pueden ser usadas como un instrumento de banalizaci¨®n del mal, excitando una est¨¦tica de la tortura, pero tambi¨¦n como testigos inapelables del horror. Hay que activar la funci¨®n de escucha. Est¨¢ obturada. Entiendo la poes¨ªa como un esfuerzo de escucha. O¨ªr las voces y el silencio de la gente, pero tambi¨¦n de las cosas, de la naturaleza.
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