?Doble personalidad o simple variedad?
El nudo del asunto para I?aki S¨¢ez es que su equipo no se convierta en dos bloques antag¨®nicos
El manual de I?aki S¨¢ez ha sido siempre un libro abierto que ¨²ltimamente se acostumbra a leer en dos partes: primero, los titulares;despu¨¦s, los suplentes, como si fueran dos equipos opuestos y no formaran parte de un mismo plan por mucho que el seleccionador se empe?e en decir que unos maduran el partido con oficio y solidez para que los otros lo cierren con ventaja de manera art¨ªstica y profunda. El ¨²ltimo encuentro amistoso (4-0 ante Andorra) repercuti¨® en el debate hasta el extremo de que desde la propia selecci¨®n se invita a buscar puntos de encuentro m¨¢s que antagonismos porque no necesariamente deber¨ªan ser dos bloques excluyentes o que se repelen.
A juzgar por el proceder de S¨¢ez, se impondr¨¢n las rotaciones y tambi¨¦n los cambios con el fin de utilizar el m¨¢ximo n¨²mero de futbolistas por partido. Dif¨ªcilmente se combinar¨¢ en la defensa, salvo por necesidad. En cambio, los medios y los delanteros ofrecen posibilidades m¨²ltiples. La lesi¨®n de Salgado parece asegurar el puesto a Puyol, Marchena, Helguera y Bravo, quien, a efectos de n¨®mina, ha cubierto la baja de su compa?ero del Madrid mientras el primero recupera su puesto natural de lateral derecho, aunque en el Bar?a ejerce de central. Pese a que se puede discutir y mucho sobre los zagueros elegidos, no parece ser una l¨ªnea en la que haya mucha competencia.
Los penaltis son un s¨ªntoma m¨¢s de expectaci¨®n, por no decir duda
Justamente lo contrario ocurre en el ataque. La pareja Ra¨²l-Morientes no tiene nada que ver con el d¨²o Valer¨®n-Torres y los cuatro son jugadores de mucho rango. Los dos primeros permutan sus puestos, intercambian sus posiciones y no es extra?o que Morientes lance un centro y Ra¨²l lo remate. Nada que ver con la combinaci¨®n entre Valer¨®n y Torres: el enganche intenta siempre poner al ariete frente a Torres, que en Getafe remat¨® cuatro veces con ventaja porque corre que se las pela y estira al equipo como ninguno. A la hora del recuento, sin embargo, marcaron Morientes y Valer¨®n, que se asoci¨® con Alonso y Xavi y, adem¨¢s, abri¨® para las dos bandas.
La luminosidad de los futbolistas alineados en la segunda parte, que se mezclaron bien, elaboraron mejor y jugaron a un toque, contrast¨® con la laboriosidad de los de la primera, muy ortodoxos, especialmente esmerados, siempre bien puestos. As¨ª lo prev¨¦ el seleccionador y as¨ª sucedi¨®. Llegado el torneo, no obstante, las sustituciones en bloque no ser¨¢n posibles y el seleccionador deber¨¢ elegir con sumo cuidado. S¨¢ez parece dispuesto a muchas combinaciones a partir de la titularidad de Albelda, el ¨²nico que no tiene un relevo natural entre los convocados. La discusi¨®n estar¨¢ consecuentemente entre Baraja o Alonso, por no meter en medio a Xavi, que el s¨¢bado confirm¨® que est¨¢ m¨¢s l¨²cido que nunca en el tramo final de la temporada.
Ausente por precauci¨®n Vicente, indiscutible como volante izquierdo, hay igualmente pelea en la banda derecha entre Etxeberr¨ªa y Joaqu¨ªn, en un nuevo duelo similar al que mantienen Baraja y Alonso. Aunque todos valen, uno es fiable para su propio equipo y el otro un problema para el contrario. La disposici¨®n del rival influir¨¢ a buen seguro en la elecci¨®n. El equipo tiene un serio problema cuando el adversario le aguarda y le invita a generar espacios, un dispositivo que invita a poner a los jugadores m¨¢s creativos para aumentar las l¨ªneas de pase.
S¨¢ez, por tanto, deber¨¢ calcular el riesgo que supone enfrentarse a Rusia, Grecia y Portugal para decidir el once titular. ?Qui¨¦n tomar¨¢ el mando de las operaciones? El nudo del asunto para el seleccionador es que el conjunto no tenga una doble personalidad, sino variedad y cambio de ritmo. El trazo de la selecci¨®n debe ser suficientemente grueso para, al menos, no hacer concesiones tanto en la defensa como en la gestaci¨®n de las jugadas de estrategia. El s¨¢bado no pareci¨® defenderse bien en los c¨®rneres y las faltas y sobraban especialistas en los lanzamientos en la segunda parte de la misma manera que no los hab¨ªa en la primera.
Los penaltis, por ejemplo, se presentan hoy como un problema despu¨¦s del que lanz¨® Baraja. Al parecer, llegado el momento, lo tirar¨¢ el futbolista que tenga m¨¢s confianza y Vicente parte con ventaja. El penalti, consecuentemente, no deja de ser un s¨ªntoma m¨¢s de expectaci¨®n, por no decir de duda, aunque no sea el caso seg¨²n el sentir de S¨¢ez.
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