La iglesia de China
El administrador de Figo oficia de anfitri¨®n de los visitantes que acuden al caf¨¦ del jugador en El Algarve, convertido en un santuario tur¨ªstico
Si usted es fetichista, ama el f¨²tbol, la vela, la vida social y los espacios residenciales en primera l¨ªnea de costa, entonces su lugar es el Caf¨¦ Sete, el local que tiene Luis Figo junto al muelle norte del puerto de Vila Moura, en el Algarve. Hacia all¨¢ se dirigen algunos de los rezagados del ej¨¦rcito de rusos que no consiguieron entrada para el partido contra Espa?a, en el estadio de Faro, a 24 kil¨®metros. Y hacia all¨¢ se encaminaron algunos de los 500.000 turistas que atrajo el Europeo, y los portugueses septentrionales que no pueden ver el Portugal-Grecia en directo en el Estadio del Drag¨®n y quieren un poco de ambiente.
El Sete (siete en portugu¨¦s), adem¨¢s de pantallas de televisi¨®n por todas partes registrando cada evento deportivo posible, contar¨¢ con un anfitri¨®n excepcional: el administrador Paulo China. Excepcional por su perfil novelesco, su rostro de gigante y el trato fraternal, Paulo recibir¨¢ al p¨²blico con un abrazo de los que ponen la osamenta a prueba, heredado de la fuerza de sus ancestros asi¨¢ticos. China ofrecer¨¢ caf¨¦, copas, comida r¨¢pida y cosmopolita. Y contar¨¢ la historia del rinc¨®n m¨¢s lujoso del Algarve y de c¨®mo ¨¦l, mozambique?o hijo de chinos, lo promocion¨® hasta convertirlo en lo que es hoy. Un espacio que bulle al paso de turistas, celebridades y curiosos por ver el santuario de Figo, bautizado con su dorsal.
El Caf¨¦ Siete y su local anejo, Explanada, es una ermita. Aparentemente no hay representaciones de santos pero si se mira bien, cada cent¨ªmetro de pared est¨¢ dedicado a una figura votiva. Por ah¨ª posa Ryan Giggs, por all¨¢ Beckham, Ra¨²l y Morgan Freeman, m¨¢s ac¨¢ sonr¨ªe Jamiroquai, m¨¢s all¨¢ Michael Douglas y, junto a ¨¦l, el piloto Michael Schumacher. Fundido en un abrazo con todos se retrata el supremo sacerdote, Paulo China, que los esper¨® en el muelle mientras desembarcaban y les abri¨® las puertas de Vila Moura en su nombre y en el de Figo quien junto a su mujer, Helen Swedin, el matrimonio m¨¢s famoso de Portugal, se multiplica en poses, retratos y cuadros que har¨¢n las delicias de los devotos mientras comen, cenan o bailan. Al caer la noche la m¨²sica se acelera y la pista se satura de muchachos y muchachas que beben y se sacuden al ritmo de himnos como I will survive, de Gloria Gaynor, en diversas versiones disco que ellos mismos apostillan al grito de "?Figo, Figo, Figo...!". Es como la discoteca dentro de la iglesia. Hasta la madrugada, cuando se sirve el desayuno ingl¨¦s o continental. Monumento a la habilidad ancestral de China para el comercio y las relaciones p¨²blicas.
"Aqu¨ª entran f¨¢cilmente 500 personas", dice China. Ayer, el administrador de Figo preparaba el gran d¨ªa del inicio del campeonato poniendo pantallas de televisi¨®n en una terraza atestada de gente que com¨ªa pollos asados, filetes de at¨²n encebollado, churrascos, y pasteles de almendra t¨ªpicos. Llam¨® a Figo y le dijo: "T¨² s¨®lo piensa en ganarles a los griegos, que de tu familia y todo lo dem¨¢s me ocupo yo".
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