Se nos van los escolares

Sostiene Mar¨ªa Moliner que un observatorio es un "lugar dispuesto o adecuado para hacer cualquier observaci¨®n". Pues bien, me atrevo a observar que el p¨²blico m¨¢s numeroso hasta el d¨ªa de hoy, en jornadas laborables, ha sido el escolar. Hago notar que el pr¨®ximo viernes, d¨ªa 18, se acaba el curso, y se supone que la llegada de las vacaciones significar¨¢ la desaparici¨®n de ese p¨²blico, que ha formado parte hasta ahora del paisaje cotidiano del recinto. Ha sido un placer ver a centenares de ni?os y ni?as, a menudo p¨¢rvulos, desfilando arriba y abajo, y verles disfrutar con la misma alegr¨ªa de los paseos en tren y de las exposiciones y espect¨¢culos. ?Qu¨¦ va a ocurrir ahora? ?Habr¨¢ suficientes turistas para sustituirles?

Un mediod¨ªa, mientras engull¨ªa una abundante ensalada de queso en un chiringuito cercano a la placa fotovoltaica que tanto ha impresionado a Joan Subirats, observ¨¦ c¨®mo se divert¨ªa un grupo de alumnos que no tendr¨ªan m¨¢s de ocho o nueve a?os. Su distracci¨®n consist¨ªa en que los ni?os hab¨ªan tomado por la fuerza una zona de juego infantil e imped¨ªan la entrada a sus compa?eras, coreando con furia: "?No queremos ni?as!". Reflexion¨¦ sobre la enorme dificultad que representa variar las costumbres ancestrales de la humanidad, incluso en un contexto de di¨¢logo como ¨¦se. Para mi sorpresa, pasados unos minutos, las ni?as se atrincheraron en la misma fortaleza, al grito victorioso de "?no queremos ni?os!".

A mi lado, una visitante de mediana edad intentaba descubrir por qu¨¦ borde del vaso de dise?o del F¨®rum deb¨ªa beber la cerveza para no mancharse el vestido azul turquesa.