Vieri se libera
Tras su ¨¢cido curso en el Inter, enfrentado a Zaccheroni, el ex atl¨¦tico respira en la 'squadra azzurra' y se dedica a gastar bromas con Cassano
Cassano le habla en el dialecto de Bari. Vieri le responde en ingl¨¦s. No se entienden, pero se r¨ªen. La extra?a pareja se ha convertido en una f¨¢brica de bromas en la concentraci¨®n de la selecci¨®n italiana en Lisboa. Sus compa?eros les temen, aunque tambi¨¦n les agradecen la diversi¨®n. El esp¨ªritu infantil de Vieri, de 31 a?os, ha encontrado en Cassano, de 22, su alma gemela. El joven se ha refugiado en el veterano desde el primer d¨ªa. "Se encuentra bien conmigo. Hemos hecho amistad. Es un buen chico", dice Vieri de Cassano.
Despu¨¦s de su tormentosa temporada en el Inter, enfrentado a su entrenador, Alberto Zaccheroni, y a la hinchada, Vieri se siente liberado en la squadra azzurra. En ella es respetado por los pesos pesados: Cannavaro, Del Piero y Totti. La estrella del Roma dice que no hay delantero con quien se entienda mejor que con ¨¦l. Sabe que sus pases en profundidad ser¨¢n muy bien recibidos por la potencia controlada de Bobo: 1,85 metros y 82 kilos. Y al rev¨¦s. De manera que Vieri, con 22 tantos en 40 encuentros en la Nazionale, aspira a alcanzar el r¨¦cord de goles de Riva, que marc¨® 35. Aunque no sea en este campeonato. Le queda tiempo. Hace dos a?os, la selecci¨®n era un incordio para ¨¦l, que prefer¨ªa exprimirse en su club. Ahora es un b¨¢lsamo y una revancha.
"S¨®lo me falta afinar la velocidad. Adem¨¢s, a mi edad, ya no tengo que demostrar nada"
Tanto que estos d¨ªas ha hablado con los periodistas cada vez que era requerido, algo impensable durante su estancia en el Inter, donde huye de la prensa como de la peste. Y en cada declaraci¨®n ha atacado a Zaccheroni. Incluso est¨¢ empujando para que el Inter se desprenda de su entrenador en favor de Roberto Mancini. "Ha sido compa?ero m¨ªo de equipo. Me alegrar¨ªa si viniera al Inter. Un t¨¦cnico que ha jugado comprende ciertos momentos que quien no ha jugado [Zaccheroni] no entender¨¢ nunca".
Si no llega Mancini, Vieri se ir¨¢ a la Juventus. O se ir¨¢ en cualquier caso. Todo es posible con este n¨®mada que ha pasado por el Torino, el Pisa, el R¨¢vena, el Venecia, el Atalanta, el Juventus, el Atl¨¦tico de Madrid, el Lazio y el Inter. Cada vez que hay un gran torneo de selecciones, ah¨ª est¨¢ Vieri: en el mercado de fichajes. Y, sin embargo, pese a ser considerado uno de los mejores delanteros, su palmar¨¦s s¨®lo este adornado por un t¨ªtulo: la Recopa de 1998 con el Lazio.
Bobo nunca ha sido t¨ªmido a la hora de criticar a los preparadores. Tras el fracaso en el Mundial de Corea y Jap¨®n 2002, ya arremeti¨® contra Giovanni Trapattoni, al que acus¨® de conservador. Cr¨ªtica aceptada por ¨¦ste, que ha cambiado de t¨¢ctica y alinear¨¢ hoy un ataque impresionante: Del Piero, Totti y Vieri. Y, claro, Vieri est¨¢ feliz y espera disfrutar de numerosas ocasiones de gol. El resto ya es cosa suya: remacharlas: "En estos dos a?os hemos madurado mucho. Hemos hecho un pacto de amistad".
En Portugal, adem¨¢s, est¨¢ fuera de los focos. No se espera de ¨¦l, sino de Totti, que sea la estrella. Eso le gusta. Est¨¢ muy convencido de que va a desarrollar un gran papel. "S¨®lo me falta afinar la velocidad", dice. Llega muy fresco. Descansado despu¨¦s de un ejercicio en el que ha pasado mucho tiempo en la grada. S¨®lo ha marcado 13 goles. Pocos para alguien que hizo 24 en 23 partidos al curso anterior. "A mi edad, no tengo que demostrar nada", matiza quien inici¨® su trayectoria en el Prato, en La Toscana, el pueblo natal de Rossi, h¨¦roe italiano en la Copa del Mundo de Espa?a 1982.
El padre de Vieri, Roberto, fue un centrocampista de la Juve que emigr¨® a Australia para acabar su carrera e iniciar la de t¨¦cnico a principios de los 70. All¨ª crecieron sus hijos y uno de ellos, Max, tambi¨¦n delantero, act¨²a ahora en la selecci¨®n australiana. La calidad no le alcanza para aspirar a la italiana. El propio Vieri posee un restaurante en la bah¨ªa de Sidney, conserva su pasi¨®n por el cr¨ªquet y dice sentirse medio australiano. El otro medio disputar¨¢ esta tarde un partido frente a Dinamarca. Y en la tribuna del estadio Alfonso Henriques, de Guimar?es, tal vez est¨¦ sentado su abuelo paterno, su principal tifoso. Le sigue a todas partes. Aunque ya no le ofrezca las 1.000 liras que le daba por cada gol cuando empez¨®.
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