Elecciones europeas, 2

Escribo esta carta despu¨¦s del domingo de elecciones. Puse la radio y, entre otras noticias, me llamaron la atenci¨®n (que no sorpresa) dos que tienen como denominador com¨²n la particular visi¨®n de la democracia que tienen algunos sectores de la sociedad (la respetan s¨®lo cuando les interesa).

Me refiero a los comentarios del se?or Berlusconi y a la jerarqu¨ªa cat¨®lica espa?ola en el mismo d¨ªa de las elecciones recomendando que no se vote a los partidos de izquierda.

En Italia deben ser los italianos los que califiquen a un dirigente que, por ejemplo, elabora leyes a su medida para evitar la c¨¢rcel, pero no puedo dejar de denunciar que en mi pa¨ªs, donde tantas veces se menciona la Constituci¨®n para rechazar propuestas que no gustan, no se hace el mismo caso de otros cap¨ªtulos como el de proclamar que somos un Estado laico, mientras sostenemos y favorecemos descaradamente una religi¨®n cuyos dirigentes han colaborado con reg¨ªmenes totalitarios, protegen a ped¨®filos, hacen inversiones de dudosa moralidad y legalidad (v¨¦ase Gescartera) y manejan los privilegios de la educaci¨®n privada como negocio y escuela de difusi¨®n de su doctrina, en muchos aspectos retr¨®grada, prohibiendo a estas alturas el uso del preservativo o minimizando la violencia de g¨¦nero, por ejemplo.

Esta organizaci¨®n, digo, se permite en el d¨ªa en que est¨¢ prohibido difundir propaganda electoral intentar persuadir desde los p¨²lpitos para que no se vote a la izquierda (no he visto al PP protestar esta vez como lo hizo en el d¨ªa de reflexi¨®n del 14-M).

Yo creo que ya est¨¢ bien de contemplaciones con la Iglesia; si este pa¨ªs es laico como proclama la Constituci¨®n, debe perder sus privilegios. Mientras eso no ocurra, tendremos una democracia bastante deficiente y al servicio de los m¨¢s poderosos, es decir, como siempre...-