'Canelobre'
En junio de 1984, hace por lo tanto veinte a?os, sal¨ªa a la calle el primer n¨²mero de la revista Canelobre. El prop¨®sito de aquella nueva publicaci¨®n que se hab¨ªa gestado en la sede del hasta entonces Instituto de Estudios Alicantinos (IEA), era marcar a trav¨¦s de un nuevo veh¨ªculo de expresi¨®n cultural el rumbo esperanzado que tomaba entonces la sociedad espa?ola y alicantina tras la llegada al poder del Partido Socialista Obrero Espa?ol. El cambio en el gobierno de la naci¨®n, as¨ª como en el municipio y en el palacio de la Diputaci¨®n supuso un relevo y una oxigenaci¨®n en la organizaci¨®n cultural que trajo como consecuencia el cambio asimismo de nominaci¨®n del citado organismo aut¨®nomo que, desde aquellas fechas, pas¨® a llamarse Instituto de Estudios Juan Gil-Albert. Hab¨ªa en la voluntad de los nuevos gestores culturales una clara intenci¨®n de hacer tabla rasa con la anterior instituci¨®n y sus connotaciones hist¨®ricas pero, sobre todo, de resolver un problema de fondo: el de fijar su postura en ese radio de acci¨®n o punto medio entre lo local y lo universal. As¨ª, el equipo fundador de la nueva revista trat¨® de desmarcarse, desde el comienzo, de "los viejos fantasmas del provincialismo caduco y del localismo m¨¢s empobrecedor", elaborando una publicaci¨®n que pretend¨ªa mirar, sin exclusi¨®n, hacia todos los ¨¢ngulos de la cultura, ya fuera la historia, el folklore, la geograf¨ªa, la ciencia, la literatura o el arte. Veinte a?os despu¨¦s podemos decir que Canelobre ha sabido mantenerse firme y viva sin que la alternancia pol¨ªtica de la instituci¨®n provincial mermara su esp¨ªritu ni alterase su rumbo. La idea de cultura en su sentido m¨¢s amplio y espec¨ªfico a la vez ha nutrido sus p¨¢ginas y sus numerosos monogr¨¢ficos, hasta el punto de convertirse en referente y ejemplo de dign¨ªsima publicaci¨®n cient¨ªfica entre las revistas espa?olas de su g¨¦nero. Su aparici¨®n semestral -con peque?as variaciones a lo largo del tiempo- ha servido para medir el pulso de nuestra cultura, pero tambi¨¦n para proyectarla a esferas m¨¢s amplias. Lo particular y lo universal han encontrado en ella ese punto de reconciliaci¨®n que tan complejo y dif¨ªcil se aventuraba al principio de su andadura.
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