"La tortura destruye la confianza entre pueblos y en uno mismo"
La guerra de los Balcanes dej¨® en Croacia la triste herencia de 627.000 refugiados, la mayor parte de ellos bosnios que escapaban de la persecuci¨®n y las torturas. Ante la gravedad de la situaci¨®n, un grupo de psic¨®logos y m¨¦dicos establecidos en Zagreb improvisaron en 1993 lo que acab¨® convirti¨¦ndose en el Centro Internacional para la Rehabilitaci¨®n de las V¨ªctimas de la Tortura. 11 a?os despu¨¦s, el centro sigue trabajando. Zdenka Pantic, su directora, particip¨® ayer en el di¨¢logo del F¨®rum sobre Prevenci¨®n, resoluci¨®n y reconciliaci¨®n tras los conflictos.
Pregunta. ?C¨®mo se rehabilita una persona que ha sido torturada?
Respuesta. No hay una f¨®rmula m¨¢gica. Es un trabajo de meses, quiz¨¢s de a?os, que implica a un equipo de m¨¦dicos y psic¨®logos. Lo primordial es ver qu¨¦ secuelas psicol¨®gicas han dejado las torturas. A menudo encontramos en los afectados todo tipo de fobias, e incluso gente que se siente culpable.
P. ?Culpable?
R. S¨ª. Sobre todo hombres que han visto torturar o violar a su mujer ante sus ojos y que no han podido hacer nada para evitarlo. Se sienten culpables por no haber salvado a los suyos. Algunas veces lo pasa peor el hombre que la mujer violada.
P. ?Observ¨® estrategias de tortura muy diferentes durante la guerra de los Balcanes?
R. Las hubo de todo tipo, pero todas ten¨ªan el mismo objetivo: menguar la confianza, enfrentar a las diferentes comunidades. La tortura destruye la confianza entre los pueblos y en uno mismo. Por eso intentamos que las personas que tratamos recuperen la confianza.
P. ?Y lo consiguen?
R. No siempre. Nadie que haya sufrido torturas podr¨¢ olvidar lo que ha vivido, s¨®lo podemos apaciguar los s¨ªntomas.
P. Al cabo de 10 a?os, ?qu¨¦ secuelas son m¨¢s frecuentes?
R. Tratamos a muchos padres que no pueden aguantar ver a sus hijos marcharse de casa, ni que sea para irse a vivir con su pareja. Temen no verlos nunca m¨¢s. Mucha gente, sobre todo los que sufrieron violaciones, no quieren que se les toque.
P. ?Hasta cu¨¢ndo cree que ser¨¢ necesario su trabajo en Zagreb?
R. Probablemente durante mucho tiempo. De acuerdo que ya no tratamos a mil personas al a?o como en los primeros tiempos, pero todav¨ªa tenemos unos 200 pacientes anuales que necesitan nuestros servicios. Y son casos dif¨ªciles. Adem¨¢s, no somos la ¨²nica organizaci¨®n que se dedica a ello. En Belgrado, Kosovo y Bosnia hay otros centros de tratamiento que tambi¨¦n siguen trabajando mucho.
P. ?Tantos refugiados quedan en Croacia?
R. Quedan muchos, aunque nadie sabe la cifra exacta, pues muchos han perdido el estatus de refugiado pol¨ªtico pero siguen viviendo en Croacia. Muchos de ellos no pueden volver a sus lugares de origen, pues all¨ª lo han perdido todo y la gente que les queda tambi¨¦n est¨¢ desperdigada. Tampoco hay que olvidar las minor¨ªas ¨¦tnicas que viven en Croacia y que tambi¨¦n acabaron siendo desplazadas. Toda esta gente puede acabar necesitando nuestra ayuda.
P. ?Qu¨¦ apoyos recibe su organizaci¨®n?
R. Al principio muy pocos. Ahora hemos conseguido financiaci¨®n del Gobierno croata y de la Uni¨®n Europea, adem¨¢s de algunos otros organismos internacionales.
P. ?Qu¨¦ pens¨® cuando vio las fotograf¨ªas de las torturas en la c¨¢rcel de Abu Ghraib en Irak?
R. En mi pa¨ªs vimos cosas muy parecidas hace pocos a?os. La fotograf¨ªa de los hombres con la cabeza tapada con una bolsa de pl¨¢stico me resultaba extra?amente familiar. Me preguntaba: ?c¨®mo es posible que vuelvan a hacer estas cosas? El prop¨®sito de los torturadores es humillar a la comunidad local para controlarla mediante el terror.
P. ?Qu¨¦ futuro les augura a los torturados en Irak?
R. En las im¨¢genes vi a hombres que hab¨ªan sufrido violaciones. Los hombres son especialmente fr¨¢giles ante esta circunstancia. Se sienten incomprendidos, absolutamente perdidos, sin referentes. He tratado a hombres que han sido violados y a hombres que fueron obligados a violar a sus amigos.
P. ?Y las mujeres?
R. Las mujeres siempre son las primeras v¨ªctimas, pero ellas saben pedir ayuda.
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