La hora del 'Tibur¨®n'
C¨¦sar repite en la selecci¨®n su papel en el Deportivo, el de un suplente requerido para choques cruciales
Fue un futbolista precoz, que debut¨® en Primera con 18 a?os, cuando sus compa?eros del Oviedo empezaron a llamarle El tibur¨®n. Luego, los avatares tortuosos del f¨²tbol le obligaron a especializarse en lo excepcional. El destino de C¨¦sar, asturiano de 27 a?os, es pasar largas temporadas en el banquillo para emerger en caso de urgencia, que, por alg¨²n motivo insondable, suele coincidir con un partido crucial. Puede ser una final de Copa o una semifinal de la Liga de Campeones, como le ha ocurrido con el Depor. O incluso alg¨²n choque trascendental de la selecci¨®n, en la que lleva alg¨²n tiempo pese a jugar poco en su equipo. C¨¦sar fue requerido a ¨²ltima hora para cubrir la baja de Helguera en Noruega, en la ¨²ltima oportunidad que ten¨ªa Espa?a de pillar un billete para la Eurocopa. Ahora todo hace indicar que le corresponder¨¢ reemplazar ma?ana al sancionado Marchena.
C¨¦sar a¨²n arrastra las cicatrices de la ¨²ltima vez que le toc¨® salir el d¨ªa de la gran funci¨®n tras haberse perdido los ensayos. Fue hace tres meses, cuando el Deportivo persegu¨ªa en Riazor ante el Oporto el sue?o de la final de la Copa de Europa. A C¨¦sar le encomendaron suplir a Andrade, misi¨®n peliaguda, entre otras cosas, porque la gran virtud del portugu¨¦s, una rapidez impropia de un central, es precisamente la carencia f¨ªsica m¨¢s llamativa del asturiano. Pese al ambiente de sospecha entre el p¨²blico, C¨¦sar se sent¨ªa avalado por su magn¨ªfico rendimiento en ocasiones similares, como el choque de Noruega o la Copa conquistada por el Depor en el Bernab¨¦u. Su confianza creci¨® tras una primera parte plet¨®rica. Pero la desgracia le esperaba en una esquina del ¨¢rea, al poco de la reanudaci¨®n. Se dej¨® liar por un caracoleo de Deco, meti¨® la pierna a destiempo y provoc¨® el penalti que eliminar¨ªa al Depor.
Deco, quien las ¨²ltimas semanas hab¨ªa rondado como una presencia fantasmal en la mente de C¨¦sar, volver¨¢ a aparec¨¦rsele ma?ana en el estadio Alvalade. "No voy a estar d¨¢ndole vueltas a eso toda la vida", contest¨® a los intentos de la prensa de hurgar en el recuerdo. Sus amigos dicen que es un tipo con entereza que no se atormenta por los errores, pero ¨¦ste le ha perseguido durante semanas, hasta el punto de que el propio jugador lleg¨® a confesar a sus conocidos que estaba seguro de que el deslizante Deco le dejar¨ªa fuera de la lista para la Eurocopa.
S¨¢ez no se lo tuvo en cuenta, renov¨® su confianza en ¨¦l, y C¨¦sar se ve ahora en un trance ya conocido. Los entrenadores que le han tenido a su mando coinciden en que el defensa, forzado a las apariciones espor¨¢dicas y estelares, necesita, en realidad, acumular partidos para ofrecer su mejor versi¨®n. "No es r¨¢pido, pero tiene una gran potencia y eso se refuerza jugando mucho", dice Fernando V¨¢zquez, el t¨¦cnico que le hizo titular en el Oviedo. La inactividad le afecta m¨¢s que a otros por su tendencia a engordar. Pese a una profesionalidad que todos juzgan intachable, las lesiones le ocasionan un doble martirio, porque tiene que dedicar un tiempo extra a perder peso. Esa ha sido una de las razones de que haya sido un indiscutible para Javier Irureta. En sus cuatro a?os en A Coru?a ha sufrido varias lesiones, y sus periodos de convalecencia resultaron casi interminables.
A C¨¦sar le pusieron El tibur¨®n por su envergadura f¨ªsica y porque, seg¨²n Rivas, su ex compa?ero en el Oviedo, cada acometida al contrario parec¨ªa una dentellada. No es que se emplease con violencia, sino que su impetuosidad y su envergadura (1,85 m.) abrumaban a los contrarios. Nunca ha sido un defensa que se sienta c¨®modo con la pelota, a no ser que le llegue por el aire. "En el juego a¨¦reo, casi es mejor atacando que defendiendo", sostiene V¨¢zquez. Aquel a?o en el Oviedo, acab¨® la temporada con cuatro goles al tiempo que aprend¨ªa el oficio defensivo del ruso Onopko. Cuando lleg¨® a A Coru?a, se matricul¨® en Arquitectura y dio rienda suelta a su afici¨®n por el arte. Su casa est¨¢ llena de cuadros de artistas contempor¨¢neos y ha trabado amistad con pintores muy conocidos en la ciudad. A uno de ellos, Xaime Cabanas, le inspir¨® sentimientos art¨ªsticos cuando le vio caminar una noche por las piedras del casco hist¨®rico de Santiago. "Con lo grande que es, parec¨ªa andar como un bailar¨ªn", cont¨® Cabanas en la revista del Depor. Tambi¨¦n le gusta la m¨²sica en directo, sobre todo si es de sus paisanos Ilegales o de los gallegos Siniestro Total.
Ante Portugal, C¨¦sar jugar¨¢ se enfrentar¨¢ a un delantero que conoce muy bien, Pauleta, compa?ero suyo una temporada en el Depor. "Ser¨¢ un duelo muy f¨ªsico", aventura Francisco Melo, segundo entrenador del club gallego. "C¨¦sar tendr¨¢ que estar muy atento porque Pauleta es de esos jugadores que persevera y persevera. No tiene una gran t¨¦cnica, pero aprovecha muy bien los espacios reducidos del ¨¢rea y casi siempre est¨¢ perfilado para tirar antes de recibir la pelota". Otro gran d¨ªa para El tibur¨®n, convertido a su pesar en el invitado de ¨²ltima hora siempre que est¨¢ en juego algo crucial.
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