El Museo Jeu de Paume de Par¨ªs se abre de nuevo como centro de la fotograf¨ªa

Es un edificio con memoria. En la ocupaci¨®n alemana sirvi¨® de almac¨¦n a los nazis, que all¨ª encerraron el "arte degenerado" de impresionistas, cubistas o expresionistas. Luego la historia se tom¨® la revancha y los Manet, Matisse, Van Gogh, Gauguin o Kandinsky siguieron en el Jeu de Paume, pero como indiscutibles maestros de la modernidad. En 1991 recibi¨® una nueva misi¨®n: ser la galer¨ªa de los grandes creadores contempor¨¢neos. El Palais Tokio y el Pompidou le hicieron la competencia. Y hoy se le ha encomendado la tarea de servir de vitrina a la fotograf¨ªa.

R¨¦gis Durand, director del nuevo Jeu de Paume, nos dice que quiere "poner fin a las barreras entre fotograf¨ªa hist¨®rica y arte contempor¨¢neo, entrecruzar exposiciones monogr¨¢ficas y tem¨¢ticas", mostrar, en definitiva, "la imagen en toda su complejidad, sus usos, valoraciones e interrogantes". Para ello, Durand propone una exposici¨®n monogr¨¢fica, Guy Bourdin, y una tem¨¢tica, ?blouissement (Deslumbramiento).

Guy Bourdin (1928-1991) es un gran fot¨®grafo de moda y publicitario, un Helmut Newton que a la obsesi¨®n por el sexo y la muerte caracter¨ªstica del alem¨¢n le a?ade unas gotas de surrealismo. La presentaci¨®n del Jeu de Paume es "art¨ªstica", es decir, desliga el trabajo de Bourdin de las condiciones en que ¨¦ste tuvo que efectuarse. Es una opci¨®n discutible. Sobre todo cuando el talento fetichista del fot¨®grafo se pone al servicio de unos zapatos, los de Charles Jourdan. La serie dedicada a esos escarpines debe ser de las mejores jam¨¢s realizadas por un profesional de la publicidad.

Los "deslumbramientos" de la muestra tem¨¢tica son escasos. Puede que el contenido sea demasiado vago o que algunas de las fotos sean demasiado conocidas -las de Moholy Nagy, Man Ray o Umbo-, pero el resultado es m¨¢s digno del batiburrillo de una feria de calidad que de la coherencia de una gran galer¨ªa.

El nuevo Jeu de Paume, que dispondr¨¢ de unos 4 millones y medio de euros anuales para su funcionamiento, engloba tambi¨¦n al antiguo Centre Nacional de la Photographie y el llamado H?tel de Sully, un palacio de 1624 situado en el barrio del Marais. En ese ¨²ltimo edificio se refugian las actividades propias de salvaguarda y difusi¨®n del patrimonio fotogr¨¢fico, en el que destaca el legado de 14 artistas de las c¨¢maras de primera magnitud (Kert¨¦sz, Harcourt o Ronis).