Un h¨¦roe singular
A Postiga le gusta m¨¢s hacerse a la mar con su padre, de pesca, que el mercantilismo futbol¨ªstico
El nuevo h¨¦roe de Portugal, Postiga, dej¨® sin respiraci¨®n al pa¨ªs cuando, tras empatar el partido contra Inglaterra, revis¨® el penalti de Panenka en la tanda definitiva. Su lanzamiento entr¨® tan lentamente que casi le dio tiempo al portero ingl¨¦s, James, a cogerlo. Pero el enga?o hab¨ªa sido bueno.
Postiga no marcaba un gol en partido oficial desde enero, cuando particip¨® en la victoria del Tottenham sobre el Liverpool, en Londres. Su reputaci¨®n se hab¨ªa puesto en entredicho con la misma velocidad con que la industria que rodea al f¨²tbol cambia unas im¨¢genes por otras y sustituye viejos contratos por otros nuevos. El jueves, cuando Luiz Felipe Scolari, el seleccionador luso, le mand¨® entrar al campo, se vio en la tremenda responsabilidad de sustituir a Figo, que llevaba en el brazalete mucho m¨¢s que la capitan¨ªa. Figo era el ¨ªdolo en la cancha y el equipo perd¨ªa. Inglaterra ganaba y s¨®lo faltaban 15 minutos. Era el turno del jugador maldito.
Postiga tiene 21 a?os y, cuando salt¨®, hab¨ªa intuido lo que es el fracaso en este negocio. Tal vez en esta Eurocopa se est¨¦ demostrando una vez m¨¢s lo poco que tolera el juego eso que los capitalistas llaman profesionalismo. ?l es modelo de muchas de las cosas que los patrocinadores no toleran: la cara de desasosiego, el mal talante para acudir a firmar aut¨®grafos a un acto preparado, el mal humor para soportar los acontecimientos publicitarios... En el Tottenham no les gust¨®. En esto de la mercadotecnia los ingleses son pioneros.
A Postiga no le apetece mucho hacer vida social a cambio de dinero ni posar para las fotos. En eso es como los antiguos jugadores. Naci¨® y se cri¨® en Cachinas, una peque?a aldea de pescadores cercana a Oporto, de donde tambi¨¦n hab¨ªan salido otras dos estrellas del actual campe¨®n de Europa: Andr¨¦ y Paulinho Santos. Su padre siempre se busc¨® la vida entre las redes y su ¨²ltima inversi¨®n conocida fue una trainera. En esto, Postiga es heredero de su padre: le gusta hacerse a la mar para ir de pesca.
Dicen en Oporto que Postiga siempre vivi¨® en un mundo irreal, como los lun¨¢ticos. Enajenado respecto a la mercadotecnia, m¨¢s preocupado por s¨ª mismo, por meter goles, y por las sardinas. Jos¨¦ Mourinho siempre dijo de ¨¦l que es "una especie en v¨ªas de extinci¨®n" porque los rematadores, los animales de ¨¢rea, son muy raros en el f¨²tbol portugu¨¦s.
Las peleas de Postiga con sus compa?eros y hasta con el propio Mourinho no le impidieron cotizar alto. Conflictivo por singular, por ego¨ªsta, por vivir en su mundo de aficiones marineras y billares, se meti¨® en m¨¢s de un l¨ªo.
Hace un a?o lo fich¨® el Tottenham por 9 millones de euros, m¨¢s 2 por objetivos. Postiga no los cumpli¨® y dejaron de darle oportunidades. El jueves, cuando sustituy¨® a Figo, no hab¨ªa otro jugador con m¨¢s cuentas pendientes con Inglaterra. Tampoco hab¨ªa otro m¨¢s ensimismado, m¨¢s capaz de aislarse en su mundo marino, para atreverse a tirar un penalti rozando la cat¨¢strofe y acertar.
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