F¨²tbol y magia
1. W. B. Yeats, el gran poeta irland¨¦s, dec¨ªa que se puede preparar un discurso como quien hace un poema. Lo mismo puede ocurrir en el f¨²tbol. No es s¨®lo una cuesti¨®n de t¨¦cnica, sino tambi¨¦n de tensi¨®n interior, "instinto" ha dicho Nuno Gomes, "razones inexplicables", lo que Herberto Helder ha llamado "estado de poema" y que para un futbolista quiz¨¢ sea el "estado de gol". Una especie de estado de gracia, una inspiraci¨®n, un soplo que viene de dentro. Pero que s¨®lo funciona cuando la t¨¦cnica, como subrayaba Ezra Pound, se transforma en una segunda naturaleza. Es lo que permite al poeta, en momentos excepcionales, reencontrar la relaci¨®n m¨¢gica con el mundo a trav¨¦s de la palabra. O a un futbolista, como hizo Nuno Gomes, irse a la derecha y rematar en vez de hacer una pared con Figo, que le hab¨ªa dado el pase y se desmarcaba hacia la izquierda llevando los defensas atr¨¢s. Es algo que se decide en una cent¨¦sima de segundo. Viene de dentro, de la voz no se sabe de qui¨¦n, que dice al futbolista "?remata!" y al poeta, cada vez m¨¢s ajeno, casi sin intervenir, y aconseja el ritmo, despu¨¦s la primera palabra, finalmente el poema. Me gustaba describir un gol como aquel poema que Nuno Gomes ha marcado. Tal vez hay otros m¨¢s bonitos. Pero ninguno con aquella intensidad, capaz de hacer al pa¨ªs saltar y, al mismo tiempo, gritar: ?Gol! Como si cada uno de nosotros hubiera sido el autor. Como si todos juntos estuvi¨¦ramos rematando con el pie de Nuno Gomes. Momento incomparable, que s¨®lo raramente acontece en el amor, en la poes¨ªa, en el f¨²tbol y en muchas otras pocas circunstancias de la vida. Algo que, como fen¨®meno colectivo, tal vez s¨®lo el f¨²tbol sea capaz de provocar.
2. ?El f¨²tbol se juega con once? El f¨²tbol se juega con todos. Todo el pa¨ªs ha jugado contra Inglaterra, a excepci¨®n de una media docena de la casta superior, que todos sabemos qui¨¦nes son. El f¨²tbol se juega con todos. Y no s¨®lo con el alma, sino con todo el cuerpo. No hay un trozo de m¨ª que no me duela. Han sido 120 minutos m¨¢s los penaltis. Cuando me he dado cuenta, estaba dando la mano a los vecinos de la izquierda, ahora amigos ¨ªntimos, y al vecino de la derecha, mi compa?ero de infancia, el juez Afonso de Melo, todos con las manos dadas. No ha sido s¨®lo Ricardo el h¨¦roe de la noche, que ha apartado a Nuno Valente y decidi¨® marcar. Hemos sido todos nosotros. Millones de pies en el pie derecho de Ricardo. El f¨²tbol se juega con el alma, el f¨²tbol se juega con el cuerpo, el f¨²tbol se juega con todo. Y no s¨®lo los que estaban en el estadio, sino los que estaban en casa, en los caf¨¦s, en la calle, delante de grandes pantallas. De fuera s¨®lo estaban esa media docena a los que no les gusta compartir con el pueblo la fiesta y el sufrimiento.
Me han dicho que Durao Barroso, por superstici¨®n, ten¨ªa la misma corbata. Yo me he puesto la misma camisa de las victorias ante Rusia y Espa?a. S¨®lo el f¨²tbol era capaz de hacerme jugar lado a lado con el primer ministro contra el equipo de su amigo y mi estimado enemigo Tony Blair. S¨®lo el f¨²tbol puede juntar adversarios irreductibles. O hacer que se abracen como hermanos los que nunca se hab¨ªan visto antes. Juegan todos, los que saben y los que no saben. A quien les gusta y a quien no les gusta. Es el ¨²nico juego total. Y no es totalitario porque libera. Los goles de Postiga y Rui Costa (gran jugador) han sido m¨¢s que goles: fueron una liberaci¨®n. Una victoria electoral es festejada s¨®lo por quien gana. Una victoria de la selecci¨®n (a excepci¨®n de los mismos de siempre) es de todos. Contra "nuestros hermanos". Y no hay nada mejor que ganar a un hermano. Contra los viejos aliados. Y no hay nada mejor que ganar a un aliado que se empe?a en cantar Rule Britania. Ahora fueron a cantar para casa. El f¨²tbol tambi¨¦n es subversivo. Se puede transformar s¨²bitamente en un movimiento de liberaci¨®n antiimperialista. Pero es m¨¢s que eso. Al final del partido he visto l¨¢grimas en los ojos de dos j¨®venes ingleses que hab¨ªan pasado todo el tiempo cantando. Les di la mano. Otros me han dado la enhorabuena. Estaban tristes. Pero m¨¢s tarde los vi danzando con los portugueses. F¨²tbol es esas l¨¢grimas, esa fiesta, esa complicidad. Adem¨¢s de devolvernos la perdida magia de la relaci¨®n con lo sagrado. Gracias f¨²tbol, gracias selecci¨®n, gracias Ricardo, gracias Postiga, gracias Rui Costa, gracias Scolari, gracias a todos, gracias Figo, que sigues siendo mi ¨ªdolo y a veces eres tan incomprendido.
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