Encuesta bajo sospecha
LA COMISI?N PARLAMENTARIA sobre el 11-M ha emprendido la marcha en medio de recelosas suspicacias y posibles malentendidos: los representantes de los grupos minoritarios temen que los dos partidos mayoritarios hayan alcanzado un acuerdo secreto para poner sordina a la encuesta y cubrirse mutuamente. Si bien esa maliciosa hip¨®tesis no es descartable de antemano, se necesita algo m¨¢s que sospechas para darla por buena. Por lo pronto, ser¨ªa imposible en la pr¨¢ctica que PSOE y PP lograran -aun pretendi¨¦ndolo- boicotear la comparecencia de Aznar ante la comisi¨®n: las confusionistas intervenciones televisivas de los ministros Acebes y Zaplana durante aquellos tres dram¨¢ticos d¨ªas de marzo fueron ordenadas o autorizadas -como es l¨®gico- por el presidente del Gobierno.
Si el Gobierno de Aznar atribuy¨® a ETA el atentado terrorista islamista de Madrid con prop¨®sitos electoralistas, las f¨¢bulas conspirativas sobre el 11-M pretenden deslegitimar el resultado del 14-M
La agenda de la comisi¨®n del Congreso estar¨¢ ocupada por cuatro cuestiones principales: 1) la autor¨ªa del atentado; 2) las carencias y los errores de los servicios de inteligencia y de seguridad que lo posibilitaron; 3) el empecinamiento del Gobierno (y de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y privados a su servicio) en seguir atribuyendo sin pruebas la responsabilidad del crimen a ETA pese al descubrimiento -en la tarde de 11-M- de la pista islamista, y 4) las manifestaciones ante las sedes del PP durante la jornada de reflexi¨®n.
La investigaci¨®n parlamentaria tendr¨¢ limitaciones en la primera ¨¢rea: la indagaci¨®n de los delitos perpetrados (190 muertos y m¨¢s de mil heridos) corresponde al juez de instrucci¨®n (que puede declarar secreto el sumario), y la fijaci¨®n de las responsabilidades penales y civiles tras valorar las pruebas, a los tribunales. El dictamen de la comisi¨®n sobre los fallos cometidos por los servicios de inteligencia y de seguridad para prevenir el atentado tambi¨¦n podr¨ªa tropezar con muros legales: el Gobierno dispone de cierto margen para negar al Congreso la entrega de documentos que hayan sido clasificados secretos.
Por lo dem¨¢s, la encuesta dispone ya de la previa confesi¨®n por escrito de Aznar seg¨²n la cual su Gobierno "tiene sin duda una responsabilidad que asumir" de manera retrospectiva por "bajar la guardia ante la amenaza fundamentalista" y haber contribuido a que la opini¨®n p¨²blica no fuese "suficientemente consciente hasta el 11-M" del peligro del "terrorismo isl¨¢mico" (Ocho a?os de gobierno, Planeta, p¨¢gina 263). En cualquier caso, el an¨¢lisis de las acusaciones cruzadas entre el PP y el PSOE dar¨¢ mucho trabajo a la comisi¨®n. Los socialistas achacan a objetivos electoralistas (abstracci¨®n hecha de que las previsiones de los asesores de Aznar fuesen err¨®neas o acertadas) el empe?o del Gobierno por atribuir a ETA con la fe del carbonero la responsabilidad exclusiva o compartida del atentado, pese a que no ofreciera nunca pruebas materiales, a que resultase altamente probable -desde la tarde del jueves 11- la autor¨ªa islamista y a que fuesen detenidos varios magreb¨ªes a primera hora de la tarde del s¨¢bado 13. Los populares, en cambio, sostienen que el PSOE promovi¨® la recelosa hostilidad antigubernamental de los participantes -"?qui¨¦n ha sido?"- en las manifestaciones del 12-M y organiz¨® al d¨ªa siguiente las concentraciones ante las sedes del PP.
Entre tanto, algunos publicistas vinculados al anterior Gobierno de Aznar siguen fabricando en paralelo inveros¨ªmiles historias conspirativas del 11-M para deslegitimar as¨ª los resultados del 14-M. No es la primera vez que los grandes cr¨ªmenes concitan ese tipo de fabulaciones: la teor¨ªa seg¨²n la cual el atentado contra el almirante Carrero Blanco fue obra de la CIA (en solitario o en colaboraci¨®n con ETA) contin¨²a hoy d¨ªa teniendo defensores. Esas versiones paranoicas mantienen que el 11-M fue urdido por servicios extranjeros (franceses o marroqu¨ªes) y realizado por una joint venture de etarras y fundamentalistas -con la connivencia de polic¨ªas espa?oles, confidentes y narcotraficantes- para arrebatar el poder al PP. Da igual que la explicaci¨®n sea disparatada: los Protocolos de los Sabios de Si¨®n -una tosca supercher¨ªa fabricada en el siglo XIX- sobrevivieron a las demostraciones de su falsedad y sirvieron de justificaci¨®n a la soluci¨®n final de Hitler.
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