El t¨²nel de IU
La coalici¨®n se enfrenta a su peor crisis electoral en Andaluc¨ªa con una grave divisi¨®n instalada en su estructura desde hace ocho a?os
Desde hace ocho a?os a Izquierda Unida de Andaluc¨ªa la aprisiona un hilo invisible que ensarta un desplome electoral tras otro como si fueran las cuentas de un collar sofocante. Conforme IU pierde en las urnas, la crisis interna va a peor, aunque algunos invierten el orden: conforme la discordia entre sus cuadros dirigentes se extrema, la organizaci¨®n rueda falda abajo a m¨¢s velocidad y sin rumbo. Quiz¨¢s las dos teor¨ªas sean ciertas y se entrelacen hasta conformar un agotamiento que sit¨²a a esta fuerza pol¨ªtica al borde de la descomposici¨®n. Despu¨¦s del naufragio de las elecciones europeas del pasado 13 de junio, la frustraci¨®n de la nueva derrota ha hecho saltar chispas entre sus divididos y exasperados l¨ªderes: los llamados cr¨ªticos exigen a la direcci¨®n que se vaya, y ¨¦sta, que encabeza el coordinador, Diego Valderas, responde con expedientes "ejemplarizantes" y amonestaciones por la "deslealtad" de sus compa?eros.
"Lo que no vamos a aceptar es que una parte venga a renovar a la otra"
"Lo primero es asegurar la continuidad porque hay un proceso de fuga por todas partes"
Todos hablan de di¨¢logo, debate "sin l¨ªmites" y de la recuperaci¨®n del proyecto alternativo que una d¨¦cada atr¨¢s les procur¨® 20 diputados en el Parlamento andaluz y el 19,14% de los votos. Pero la segmentaci¨®n se ha asentado en IU de Andaluc¨ªa de una forma tal que se ha convertido en una especie de hecho diferencial. Oficialistas y cr¨ªticos juegan una pesada partida de ajedrez que va para los dos lustros y que corre el riesgo de quedar en tablas o, lo que es lo mismo, acabar en una escisi¨®n. Ante la tesitura del incesante retroceso electoral y de la pelea cainita, cabe hacerse un par de preguntas: ?Interesa al electorado andaluz la oferta de Izquierda Unida como para ser algo m¨¢s que una fuerza testimonial? ?Es posible a estas alturas del enquistado conflicto la convivencia de los dos bloques enfrentados en una sola organizaci¨®n?
La respuesta es que s¨ª a todo si los sondeados son los propios protagonistas, aunque condicionan el ¨¦xito a la rendici¨®n y ca¨ªda del caballo del sector contrario, constataci¨®n emp¨ªrica de las escasas probabilidades que en realidad existen de que alguno d¨¦ su brazo a torcer. La cosa cambia si la opini¨®n viene de fuera de sus filas, pues casi no se vislumbra espacio para IU y el pesimismo es a¨²n mayor en cuanto a la pacificaci¨®n interna.
"Es posible superar las diferencias porque el proyecto es imprescindible y lo que cohesiona es el programa", afirma con rotundidad Diego Valderas. El discurso entusiasta con el que el coordinador escamotea la alarmante descompostura de su organizaci¨®n es el mismo que impera en IU desde que comenz¨® su carrera descendente, pero la pr¨¢ctica lo desmiente. Cuando se cre¨® Izquierda Unida-Convocatoria por Andaluc¨ªa en 1984, e Izquierda Unida en el ¨¢mbito federal dos a?os m¨¢s tarde, la coalici¨®n concentraba un amplio espectro de partidos independientes con la hegemon¨ªa del PCE. A partir de 1996 -despu¨¦s del fiasco de la pinza (la legislatura en que IU y PP sellaron pactos institucionales en la C¨¢mara andaluza)- se fueron marchando: Nueva Izquierda, Los Verdes, el Colectivo Andaluz de Izquierda (CAI) y el Pasoc, aunque la principal p¨¦rdida fueron los independientes, sectores profesionales que trabajaban en ¨¢reas concretas de IU sin asumir todo el programa. Tan s¨®lo permanecen el PCA y la CUT de Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo.
Pese a que la crisis actual comenz¨® con el batacazo de 1996 (ca¨ªda de 20 a 13 diputados), las desavenencias, que esta vez partieron del n¨²cleo del PCA, no estallaron hasta bajar el segundo escal¨®n en las elecciones de 2000 (de 13 a 6 diputados). El descontento se canaliz¨® con una candidatura alternativa de Concha Caballero -respaldada por Rosa Aguilar- en la asamblea de ese mismo a?o a Diego Valderas, quien hab¨ªa relevado a Antonio Romero en el sector oficial. Valderas gan¨® por escaso margen y, lejos de aproximarse, oficialistas y cr¨ªticos se replegaron a sus trincheras para seguir batallando. La ligera ventaja sobre los cr¨ªticos de Valderas en la asamblea de diciembre pasado apenas ha alterado la correlaci¨®n de fuerzas (59% frente al 41%).
"Ahora mismo se est¨¢ hablando en lenguajes distintos, buscar responsabilidades culpando a quienes han hecho o no campa?a en las europeas o en la idoneidad del candidato [Willy Meyer] es una enorme frivolidad, lo primero que hay que garantizar es la continuidad del proyecto, porque hay un proceso de fuga por todas partes; del aparato del PCA y de otros sectores", sostiene Concha Caballero, portavoz de IU en el Parlamento que ya no est¨¢ en primera l¨ªnea pero es el principal referente del movimiento cr¨ªtico.
Caballero est¨¢ convencida de que la oferta de su organizaci¨®n es atractiva para el electorado siempre que dejen de dar "bandazos" en el discurso: "No podemos pasar del izquierdismo m¨¢s abstracto al pragmatismno radical, es decir, de la tercera rep¨²blica ma?ana a votar que s¨ª al pacto de estabilidad". Respecto a la posiblidad de la convivencia, confiesa una profunda "tristeza": "Tenemos una estructura jer¨¢rquica y antigua que no es compatible con lo alternativo, no hay un debate de altura, no s¨¦ si se puede reconducir la crisis, yo desde luego no me voy a ir".
Felipe Alcaraz, que fue secretario general del PCA durante 23 a?os y uno de los puntales del bloque oficialista, es m¨¢s optimista. "A la izquierda de IU no hay nada", sentencia, "y con independencia del ¨²ltimo torbellino no queda otra salida que la pacificaci¨®n". A su juicio, la realidad de que hay un espacio electoral "es el referente esencial de que no va a haber escisi¨®n, esa es la clave de que somos una fuerza necesaria". Alcaraz es de los que defiende que la renovaci¨®n de cuadros debe ser el final de un proceso de debate de las ideas, "lo que no vamos a aceptar es que una parte, que lleva ocho a?os de obstrucci¨®n, venga a renovar a otra".
Manuel G¨®mez de la Torre, que dej¨® la coalici¨®n en 1996, opina que IU ha ido poco a poco reduci¨¦ndose para convertirse en "puro PCE". "De ah¨ª la contradicci¨®n de hablar de un movimiento alternativo cuando lo ¨²nico que hay es PCE, puesto que los cr¨ªticos son tambi¨¦n del PCE", agrega. Estrecho colaborador de Valderas cuando ¨¦ste fue presidente del Parlamento andaluz, piensa que la disputa instalada cierra las puertas a la recuperaci¨®n: "No hay formaci¨®n que resista este desgaste".
Rosa Bendala, quien tambi¨¦n abandon¨® IU en 1995, se?ala que su c¨²pula est¨¢ empe?ada en mantenerse. "Funciona la rutina, no quieren correr riegos, se conforman con hacer de Pepito Grillo pero no trabajan para generar opini¨®n". Pese a que cree que hay espacio para IU, denota una total y absoluta falta de objetivos. "Yo me march¨¦ cansada de que todo se viera desde la ¨®ptica sectaria, son siempre los mismos".
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